I  N  R  I


CIENCIA Y CONCIENCIA 

Revista de Filosofía Trascendental
Órgano Oficial de la Gran Fraternidad Espiritual
 

Director: Don Juan Grau Castillo                  Administrador: Don Enrique Fernández C.

Santiago de Cuba. Oriente – CUBA

______________________________________________________________

Vol.1               Octubre 1936 (2480)                         No.7
______________________________________________________________

Reeditado por: ALIANZA CULTURAL, HUMANISTA, Y ESPIRITUAL UNIVERSAL

Septiembre 21 de 2009

_______________________

EDITORIAL………

Los acentos del realismo acre con que trata de afirmarse e imponerse el idealismo moderno, que suele ser lleno de nobles ansias y de sinceras realizaciones, no siempre justifican los principios que parecen enarbolar o delinear.

Está bien que unos y otros idealistas busquen novísimas orientaciones y experimenten nuevas vivencias, pero rebasan sus propios objetivos cuando se entregan al TERRORISMO y a la DESTRUCCION, con inusitada vesania que nunca puede servir propósitos edificantes y nobles.

Todo idealismo nacido de necesidades naturales y que sirva pruritos íntimos de engrandecimiento humano o de superación moral, con un ancho horizonte de espiritualidad que le sirva de marco y basado en valores trascendentes con carácter de infinitud, en fin, que surja de la propia conciencia, sin nunca dejar de afianzarse en ella, merece subsistir, pregonarse y en fin defenderse. Mas cuando se producen gestos y gestas de trágico señuelo que tiene visos de ensañarse con las gentes y las cosas sin más objetivo inmediato que el de DESTRUIR, MATAR, OBSTACULIZAR EL PROGRESO Y ATERRORIZAR, mal puede hablarse de “idealidades” o de “edificantes propósitos”…

Que haya choques de ideales, que aparezcan contiendas ideológicas, que subsistan, en fin, las rebeldías de conciencia, que estas condiciones son pruebas de independencia de criterio y de aspiraciones edificantes, que deben caracterizar a todos los seres inteligentes y ansiosos de superaciones indispensables en el orden evolutivo de realismo de la vida natural; pero que no se haga de estas prerrogativas naturales pretextos para aterrorizar a las gentes y entregarse a todos los géneros de depravación y de destrucción, hechos de suyo abominables, además de absurdos, que violan el mismo sentido de la Vida.

¿Acaso el fomentar odios, el dinamiterismo, el pistolerismo, el caos anarquista, las demencias destructivas y vandálicas de individuos que obran en las sombras traicioneras de la cobarde anonimidad y de turbas fratricidas incapaces de refrenar sus brutales pasiones, que siembran el desconcierto, que glorifican el exterminio y ofician por el más absoluto desquiciamiento, puede parangonarse con las excelsitudes espirituales y el sentido edificante que debe encarnar y actualizar todo genuino IDEAL?

Y los autores irreverentes, sin altivez ni honra, que pontifican en nombre de sus “supuestos ideales” con tales hazañas, ¿Qué tienen de idealistas y de representativos, que les autorice para erigirse en defensores de cacareadas reivindicaciones o de imprevistas renovaciones? ¿Acaso el ansia de mejores vivencias y los afanes de supra-concientividad, fuerzas motrices de toda genuina y edificante innovación y de toda auténtica conquista idealista o de sentido vital, implica VIOLENCIA, DESTRUCCIÓN, TERROR?

Si es REVOLUCION lo que se quiere, que no se busque estos derroteros de fatídicas consecuencias, que no se ponga en acción precisamente la parte más grosera de la naturaleza humana, que no se haga alarde de falsas posiciones y de antitetismos radicales opuestos a toda realización sensata, cuerda, compasiva, fundamentalmente edificante. REVOLUCIÓN no implica DESTRUCCIÓN. REVOLUCIÓN NO ES ABSTRACCIÓN DEL PONDERAMIENTO EDIFICANTE. REVOLUCIÓN no puede ser sinónimo de maldición, de cínico alarde. REVOLUCIÓN NO PUEDE SER NIHILISMO… Tales procedimientos jamás podrán servir de vehículo ni mucho menos de base para orientaciones nobles y edificantes, pues son distintivos de una “mística” de violencia producida por estados mentales negativos.

A todos los REVOLUCIONARIOS de todas las latitudes, les decimos que todos los empeños “revolucionarios” que no estén fundamentados en genuinos logros mentales, que no sean auténticas vivencias de conciencia y en fin que hayan sido plenamente realizados en los fueros intrasublimes de lo espiritual, jamás llegarán a la condición de verdaderas CONQUISTAS. No hay posible TRIUNFO de ideales sino en el establecimiento de valores rotundos, de carácter íntimo de nuestro ser, en los sistemas y las instituciones vitales que facilitan la vida humana, cumpliendo designios inevitables de engrandecimiento de la naturaleza de nuestra especie. Todo ideal que no esté diseñado sobre tales teogramas de significación trascendente, de genuina transposición Espiritual, no puede ser sino transitorio, falaz, que traicionan sus contornos imprecisos y sus incidentes asazmente fatídicos como los que denunciamos aquí.

Todo idealismo que no revista el carácter y la significación que se trasluce a través de estos enunciados, no merece perpetuarse, ni defenderse, ni pregonarse, pues de todas maneras ha de ser fatal para sus inseguros enarboladores. Diremos más, todos estos idealismos modernistas que ponderan y cacarean innovaciones indispensables sin visos de nobleza de alma, postulados por seres sin entrañas, ignaros y sínicos perturbados que no conocen otro evangelio que el de la DESTRUCCION u otro verbo demagógico que el de TERRORISMO, no son más que anormales que conviene mantener en buen seguro para protección de los demás que, más cuerdos y capaces de mayor nobleza de alma, no pueden comulgar con tales siniestros designios, no importa bajo que lastre de “ismo” de exportación y de sugerente exoticidad se les presente a la candidez “irresponsable” de las masas.

No condenaríamos nunca la bravura y la altivez indomeñable de unos “revolucionarios” como aquellos que supieron vivir muriendo por su ideal en el histórico alcázar de la imperial Toledo, y nos pronunciaríamos contra el protervo ansia de mejorías que diversas secciones de la sociedad humana vienen manifestando cada vez más, pero lo que no podemos aceptar de ninguna manera son los procedimientos de DESTRUCCION y de TERROR que se perpetran en nombre de supuestos IDEALES. Decimos “supuestos ideales”, porque todo ideal basado en tales procedimientos no pueden ser reales, sino ficticios, antojadizos, irreverentes, indignos, en fin, de ser genuinos…

Los males del momento histórico (universal) que vivimos radican más bien en las situaciones indecisas y en las condiciones inconexas de la mente humana, que revelan una manifiesta complejidad de orden moral y una ingente confusión mental, sin decir nada de la imprecisión de conciencia y la monumental carencia de carácter en los individuos. Lo que más precisa la humanidad en estos actuales tiempos de crisis y de desorientación es establecer contactos de esplendente viabilidad entre las diversas fuerzas activas, genuinas, de la naturaleza humana, hasta hoy desdeñadas, y descubrir de una manera obvia los nexos armoniosos en sus plenas posibilidades, especialmente en lo que respecta a la significación trascendente de la vida. Esto significa que necesitamos levantar un tanto nuestras aspiraciones y dar un carácter más ecuménico y definitivo a nuestros ideales…

Antes de hablar de REVOLUCIÓN, o de proceder violentamente, pues, logremos las realizaciones básicas de toda genuina renovación. Precipitarse sin atender a estas inevitables condiciones, es correr hacia los abismos del caos moral, económico e ideológico. Esto precisa no olvidarlo.

Si ha de ser indispensable una REVOLUCION en los tiempos actuales, para toda la humanidad, que lo sea a base de trasformaciones pausadas, con logros auténticos, con serena medida y con espíritu de genuino engrandecimiento.

No importa cuál sea la aspiración humanitaria o humanista de nuestras respetivas simpatías, si el saldo de nuestras contiendas ha de ser la DESTRUCCION, el CRIMEN, el CAOS, podemos estar seguros que nuestros ideales distan de ser edificantes y nobles, y que fallamos en nuestras capacidades de nobleza de alma y en nuestras aptitudes de inteligencia.

Pero de todos modos, el ideal que crea suspicacias, que fomenta odios, que no puede evitar que los hombres pueden sentirse HERMANOS y buenos vecinos; el ideal que arma el brazo de sus defensores, el ideal que inspira los hedores de la pólvora destructora de vidas y haciendas, en fin, el ideal que no puede hacer ver a los hombres mejores horizontes que los de las sinecuras y las prerrogativas de los nepotismos que engendran invariablemente, NO MERECE AFIRMARSE O DEFENDERSE. ¡No será nunca una realidad triunfante, pues la naturaleza es más sabia y sabe encaminar siempre a la conciencia humana hacia indispensables actitudes y logros…

Y de todos modos, la verdadera sociedad del futuro será la de los HOMBRES FRATERNALES… No será ni de izquierda ni de derecha, ni pintorreada, ni inclinada, ni absoluta, ni introvertida. Será la de una acrisolada SENZATES, fundada en las normas inconsútiles del CORAZON.        Esta sociedad verdaderamente ideal no se implantará con bombas ni con fútiles hazañas de matanzas y de espoliaciones y destrucciones, ni reclamará títulos de convencionales abolengos, ni exigirá a nadie más de lo que por derecho natural puede producir. Será una verdadera armonización de las múltiples fuerzas humanas, que convivirán en esplendente euforia con el ritmo magnifico del cosmos.

*EVOLUCIONEMOS en este sentido…

Swami Jñanakanda

***

LA MENTE COMPLICE

“El hombre es fuego, la mujer estopa, y viene el diablo y sopla”, reza el refrán. Lo que no dice, y bien vale la pena establecerlo, es de qué medios se vale el diablo para provocar el siniestro.

De más está decir que el infernal personaje desarrolla sus pérfidas actividades especialmente, y con mayores probabilidades de éxito, en ciertos ambientes sociales, donde la educación moral adolece de marcada insuficiencia. Basta observar la conducta que ciertas jóvenes observan en la calle, en los teatros y otros lugares públicos, la intemperancia de su lenguaje y la impropiedad de sus gestos, para deducir el poco recato de que están dotadas y la noción imprecisa que tienen de la estimación que deben a su propio pudor. No es esto la regla, afortunadamente, pero tampoco es la excepción. La falta de un conocimiento claro y definido de las normas morales a que deben ajustar los actos de su vida les produce, llegado el momento de asumir actitudes resueltas, una indecisión extrema, en la que no saben a ciencia cierta cómo deben proceder. Concurren a sembrar en sus espíritus la incertidumbre, recuerdos de pasajes leídos, o vistos en el cine, que guardan cierta analogía con aquel en que les toca ser protagonistas, y sin mayor análisis ajustan su conducta a semejantes recuerdos con grave perjuicio para su salud moral.

Pero no es precisamente de estas desdichadas víctimas de un medio ambiente viciado de quienes aquí tratamos. Nos referimos a las que, suficientemente dotadas de elementos defensivos, conocedoras de las normas, en razón de las enseñanzas recibidas en el hogar, carecen, en el momento oportuno, de una defensa espiritual eficaz para neutralizar las acechanzas del diabólico tentador.

Por larga y fructífera experiencia, conoce el muy pérfido los medios de minar la virtud que, aunque aparentemente acrisolada, no descanse sobre bases inconmovibles, fundamentadas en la noción consciente de la moral. Consiste el procedimiento en instalarse en la mente de la víctima elegida, irradiando, en el momento oportuno, una sucesión de pensamientos perjudiciales, pero elocuentemente persuasivos.

Producido el trance en que la mujer opone a la asechanza de que es objetó su virtud, los dictados de su conciencia comienza también el tartufo interior su labor destructiva, susurrando al oído de su futura victima observaciones y consejos de sibilina elocuencia. Se entabla la lucha interior en la que los preceptos arraigados surgen indicando imperiosamente las normas de conducta que corresponde observar. Su lenguaje es claro, sencillo, convincente, como lo es siempre el lenguaje de la verdad, pero se hacen presente en seguida los pensamientos opuestos. Esgrimen una dialéctica tortuosa, retorcida. Demuestran hasta la evidencia, con su sutilísima argumentación, la blancura de lo negro, lo erróneo de la verdad, la cándida vulgaridad de lo virtuoso. Y lo más grave es que de paso prodigan halagadoras caricias a los impulsos instintivos que están adormecidos, dominados por el freno de los sentimientos del bien.

La mente sabe, si acaso triunfa en la terrible contienda interior, subjetiva, dónde estaba la verdad y dónde el error. Lo sabe al sentirse invadida por una profunda y serena alegría que proviene del equilibrio moral restablecido y de la limpidez triunfal de la conciencia. Como también experimenta, si sale derrotada, el dolor inconsolable de la paz interior que fue perturbada irremediablemente.

Allí está, pues, el enemigo. Es el tartufo mental que murmura en el oído suaves y dulces palabras saturadas de cinismo.

Pero también está presente – ángel de la guarda velando por la integridad de la mente - la inflexible y severa voz de la conciencia que insiste con irrompible tenacidad, en la indicación del único camino, de la norma inequívoca, de la verdad esencial. El secreto para escapar al dolor estriba en escuchar, desdeñando la elocuencia sutil de la voz melosa que susurra en el oído, la sencilla, clara y serena voz del corazón…

El tartufo diabólico, entendámoslo bien, es el residuo del instintivismo que radica en lo hondo de nuestro ser.

 

LA CIVILIZACION Y LA BARBARIE

 

“Decididamente, el mundo, la humanidad, necesita nuevos conceptos, novísimas realizaciones”. K.H.

Benjamín Constant dijo una vez que “la guerra actual compra, con las desgracias del presente, las desgracias del porvenir”. Si los que firmaron en Versalles, hace 17 años, el Tratado que entre líneas preparaba la desgracia de una futura guerra, hubieran leído ese precepto del autor de “Adolfo”, quizá hubiera sentido escrúpulos a tiempo. Pero, por lo visto, el destino quiso que no lo conocieran, o que si lo conocían, lo olvidaran en el momento fatídico de echar el garabato al pie del documento.

Porque la inminente guerra futura habrá salido del Tratado de Versalles, con la misma naturalidad con que la mujer salió de la costilla adánica. Como una consecuencia irremediable. O como Minerva salió, armada de punta en blanco, del cerebro jupiterino. Como una consecuencia irremediable también.

Con un corazón bien civilizado y bien plantado “en mitad del pecho”, uno se pregunta: pero ¿A dónde va Europa? Basta con examinar, sin pretensiones sustantivas, el tablero en que la mano del destino mueve las fichas, para percibirnos de que Europa está ocupando la situación que los griegos daban a los perjuros, la situación del precipicio.

Detentora de la civilización de occidente Europa está, no obstante, minada en sus cuatro dimensiones. Su supremacía moral e intelectual va por un camino muy distinto por el que va su complicada vida material. Y lo segundo acabará con lo primero.

Los odios hereditarios en que Europa hunde las narices, como una persona hunde las suyas dentro de una sentina asfixiante, precipitan la catástrofe. El capitalismo integral, el liberalismo económico dentro del cual viven las naciones europeas, son sistemas caducos: pretender mantenerlos vivos, cuando están casi muertos, es una contradicción. El espíritu del hombre del mañana va a encontrar una espita por la cual evadirse: La convicción de que una vieja farsa ha quedado al fin plenamente descubierta. El desequilibrio social tenía una causa: esta causa ha quedado descubierta. Plenamente descubierta y clamorosamente denunciada. Y como Europa depende de ella, Europa no puede sino desplomarse entre las ruinas de su propio sistema de vida.

Es amargo decir todo esto. Sobre todo para los hombres que, como yo, - y que se me perdone la inmodestia de la cita, pero no encuentro a la mano otra más sincera ni más patética - hemos vivido amamantados por la civilización europea, especialmente la latina, nacida en el mediterráneo, trasplantada a la América insuficientemente, concreta hoy en su capital natural : Paris.

Porque esta civilización, llena de altibajos dramáticos, a veces sin continuidad, otras en forma excesiva, va a desaparecer, poco más o menos, desde que suene el primer tiro. Un tiro nuevo de civilización se elabora. El europeo de la próxima post-guerra será completamente distinto al europeo actual. El nacionalismo feroz y casi demente en que está dividida Europa será abolido, como consecuencia lógica del formidable movimiento. El americano o asiático trasplantado a Europa no sabrá, entonces, arreglárselas, sobre todo si habrá ya caminado hasta la mitad del camino de su vida. Toda forma nueva, a los cincuenta años, es extranjera al hombre.

Y lo más triste es que habrá sido la barbarie desencadenada de la guerra la que habrá transformado la civilización europea actual. La consolidación de los valores futuros depende casi exclusivamente del incendio. El incendio habría nivelado las discordias y ordenado la antifilosófica miseria económica que se padece aquí. ¿Por qué? ¿Qué otra cosa que antifilosófía es esta danza demente de los armamentos europeos, este odio que viaja con cada golpe de sangre y esta ninguna conclusión perpetúa?

La barbarie habrá hecho la luz nueva, el tipo nuevo de hombre, el tipo de la nueva civilización y de la nueva sociedad, por una antítesis increíble, la barbarie habrá engendrado la nueva civilización del mañana.  ¿Llegaremos entonces a la conclusión filosófica – sin pretensiones, sencillamente - de que los tipos de civilización están escondidos en el seno del bruto?

¿La verdad, la concordia, la honestidad, todos esos símbolos del tipo civilizado de nuestros días, resistirán el acido corrosivo del civilizado futuro? – quizá no: unas veces la civilización ha estado asentada sobre dogmas religiosos, otras veces sobre estratificaciones artísticas, otras aun sobre formas bélicas, igualmente civilizadores fueron Francisco de Asís y Miguel Ángelo (Religión, guerra, estética).

Quizá la civilización inmediata futura que nacerá de una Europa en cenizas no esté de acuerdo con ninguno de esos tres espigones, no se apoye en ninguno de esos tres postulados. No hay que perder de vista que, la carta de los Derechos del Hombre, por ejemplo (que eran el siglo pasado el colmo de la democracia), es hoy para las tres cuartas partes de la humanidad, civilizada bajo esa carta, un simple puente decrépito por el cual la humanidad futura deberá pasar y nunca una fórmula definitiva. (Las cristalizaciones no se consiguen nunca, y menos aun sobre los puentes, que no son sino intermedios entre dos tierras). ¡Los pobres abuelos revolucionarios, que consideraban que habían tocado la Estalactita de la libertad con los derechos del hombre!

Y este, el hombre, con mayúscula, no parece avanzar sino a saltos atrás. Reculando cada vez que va a saltar hacia delante. Un verdadero saltamontes. No es sino dando saltos hacia la barbarie que avanzamos hacia la civilización. Un metro en cada salto.

Eduardo Avilés Ramírez.

Paris, septiembre

________________________________

OPTIMISMO

El mundo exterior, los seres y las cosas, se reciben en nuestra mente en un relieve y un colorido especial característico. Puede afirmarse, aliándose de la expresión de algún filósofo, que nuestro yo ejerce sobre la materia y las ideas una acción creadora. Si bien físicamente y en unidad, todos los objetos se presentan iguales a todas las normas de las ciencias, no pueden nunca dejar de distinguirse, sin embargo. La relación entre los cuerpos, los hechos y las ideas, influye tan diversamente en nuestra mente, que ello constituye precisamente la consagración definitiva de nuestra personalidad. Nuestra constitución orgánica, nuestro temperamento, son el crisol sutil y mágico donde se elaboran activamente las sensaciones que han de producir en la mente las imágenes y las ideas. Conviene pues tener las facultades orgánicas en estado de salud, tanto como las anímicas en estado de equilibrio. Así como un cuerpo sano resiste las fatigas y las enfermedades, así la mente templada y consistente resistirá briosamente los embates de la vida.

Téngase bien presente que es la mente la que se derrama sobre el mundo vistiéndolo con sus ropajes. Por eso cada cual ve las cosas a su manera. Por eso, también, el gran escenario de la vida se presenta a los ojos del hombre bajo distintos aspectos y sus horizontes, teñidos con los colores más varios, desde el más sombrío al más rutilante y rosado de la esperanza. Todo es según el coloreo que se distingue según nuestras intimas actitudes y concesiones mentales.

Ahora bien: acaso alguno de ustedes dirán que esas diversas maneras de ver y de sentir la vida constituyen tan solo estados de ánimo, modalidades anímicas, momentos pasajeros, efímeros, de la conciencia, sin que en ellos exista nada de sustancial y definitivo. Otros, ya percatados de esta verdad, alegarán por ventura que la misantropía y el pesimismo, por arraigar en la esencia, en la medula misma del carácter, del temperamento, son enfermedades e incurables. No llevarán razón ni los unos ni los otros.

El tipo del pesimista crónico es tan real y positivo como el del ético y el del canceroso.

Hamlet es una realidad jugosa palpitante tanto como Don Quijote. Son los dos polos entre los cuales se desarrolla la vida humana.

Son muchos los hombres que entierran su mente en el cráneo de Yorick y en cambio ¿Cuántos son los que se atreven a cabalgar sobre clavileño?

El carácter, el temperamento, son susceptibles de educación, de metamorfosis. La vida espiritual es preferible. Todos llevamos en lo íntimo del ser, más o menos latente, la potencia creadora de nuestra personalidad. Ella puede surgir sin influencias exteriores por su propia fuerza y estímulo. Está en nosotros mismos el secreto del triunfo, de la consagración.

Bastará tan sólo proponérselo con tesón para alcanzarlo.  La mente es asombrosamente capaz en sí misma cuando se presenta resuelta, con decisiones de carácter definitivo absoluto, categórico. Afirmar, en la mente, es sinónimo de CREAR… Y disciplinarse es imponer armonías.

El destino no es un Dios, ni tan siquiera una entidad. El destino es meramente una resultante, una serie de consecuencias, la sucesión de acontecimientos y condiciones anteriores. Pensemos, y la realidad se irá presentando de acuerdo con lo que pensamos… Pensar es crear, modelar la realidad anhelada… El destino es el fruto de nuestros esfuerzos o de nuestras sensateces y desidias…

Presidimos a la formación o plasmación constante de nuestro ser y de nuestra vida, tejiendo con nuestra voluntad, en trama tenue y sutil, el mundo nuestro, el realismo de nuestras idealidades y aspiraciones.

Por eso decíamos en nuestro editorial que de nada han de servir todos los esfuerzos violentos con designios subrepticios, pues además de ser imposible instituir un progreso con procedimientos radicales, resulta antitético toda supuesta orientación fundamentada en preceptuarlos idealistas de carácter fundamental y de significación transcendente y ecuménica. La vida se transforma solamente por medio de novísimas actitudes mentales y al calor de conceptos e ideas bien establecidos en la mente del hombre. Y cuando esto ocurre, no es necesario apelar a medidas extremistas, a métodos terroristas, a actitudes cobardes, pues la mente se encarga de crear los medios y la estructura correspondiente a las vivencias subjetivas.

La vida es así. Suele empañarse nuestra visión, por no comprenderla debidamente, pero el ideal sano llena nuestro ser de claridades y nos vitaliza y robustece.

¡Ánimo! ¡Levantemos nuestros corazones, henchidos de alegrías íntimas, disfrutando de las bellezas inconsútiles de la vida esplendorosa, sin parar miente en las pequeñeces y en los incidentes circunstanciales, que parecen ingentes obstáculos a nuestra ignorancia y a nuestras flaquezas! ¡Coloquémonos más allá del bien y del mal, imponiéndonos a las transigencias pueriles y cobardes de las mentes débiles e incultas!

¡Fortalezcámonos en la sencillez del vivir humilde y honrado, en la suave bondad del existir sencillo, que en ello esta toda la grandeza genuina de la naturaleza, del universo!

¡Así se forja el Hombre su destino!

Vivir es triunfar! Triunfar es ser fuerte!

¡Solamente los fuertes merecen triunfar, solo ellos deben vivir!

Takur Dayananda OM

_____   ***   _____


EN LOS UMBRALES DE LA INICIACION

“Al que recorra el sendero”

Ya comienzas a percibir la luz que saliendo del interior del templo, se escapa por la Gran Puerta para iluminar al mundo.

El que llega junto a la Gran Puerta está en los umbrales de la Iniciación.

Tan pronto sea aceptado, resplandecerá sobre su cabeza la Estrella de plata de cinco puntas, que es el símbolo oculto del Gran Iniciador, del Supremo.

Las cinco puntas de la Estrella de Plata, señalan las cinco rutas esterales.

La punta de arriba se pierde en el aura del foco, Gran Luminar.

Las puntas laterales toman luz de la Superior y la irradian sobre el aura de los Grandes Guardianes.

Y las puntas de abajo toman luz, a su vez, de las puntas laterales, enviando sus destellos sobre las capas densas que se iluminan con brillantes resplandores.

La Estrella de Plata representa además, la quíntuple naturaleza oculta del hombre.

Del Más Allá de lo Invisible

¡Oh, Juka! ¡Oh, Hopi! Me habéis pedido ser mis discípulos, y yo os diré: que cuando el Sol haya traspuesto cien veces la cumbre nevada de los montes y cuando el cactus haya florecido esas veces, volváis a este lugar; en el me encontrareis, y entonces, si es que pensáis que igual que hoy, renovareis vuestra suplica ¡Oh, Hopi! ¡Oh, Juka!

De j-Kamura Nirmanakaya

 

Maha-mara, el gran engañador de los hombres, representado por un hermoso dios que ostenta deslumbrante diadema, en la cual fulge una gema con la que adormece el sentido claro de los hombres, él se encuentra siempre dispuesto a ejercer su fatídica influencia en toda ocasión propicia.

A los iniciados se les presenta casi siempre en el umbral del Gran Templo.

De este Maha-mara dependen otros muchos maras encargados de hacer llegar el brillo deslumbrante de la gema del dios a la conciencia del hombre.

Los suaves cendales de la Quimera en que nos envuelve Maya son redes de ilusión o gasas de ensueños, mallas de irrealidad.

Es todo aquello que nos aleja de la Verdad, presentándonos la mentira bajo sus formas más hermosas.

A tu yo que es mi yo; que somos uno, que somos todos.

¡Oh, tú mariposilla de alitas débiles y transparentes, que has venido a mi jardín en esta noche de sublime poesía, atraída sin duda por el brillo de mi lámpara de llama azulada!

¡Oh, tú, mariposilla de alitas finas y transparentes, cómo me haces meditar al contemplar tus giros rápidos alrededor de mi lámpara de llama movible!

¡Oh, tú, mariposilla de alitas de seda, qué idea tan grande me has dado de la vida! ¡Cuánto he meditado al mirarte girar vertiginosamente alrededor de mi lámpara de llama azulada!

Me ha parecido que me remontaba en alas del céfiro a una región de tinieblas; y que de pronto, allá a lo lejos, divisaron mis ojos una gran llamarada. De momento quise encaminar mis pasos hacía allí; mas unas voces profundas que salían de mí mismo me decían que no lo hiciese. Se me presentaron muchos hombres envueltos en mantas brillantes, con ricas diademas y me invitaron a ir con ellos hacia la Luz, que allá a lo lejos, lanzaba deslumbrantes destellos. Me dejé llevar por ellos, acallando las voces que me hablaban desde mi interior. Cuando estuve cerca, distinguí a un dios sumamente hermoso que, sentado en su trono, me miraba con curiosidad. Yo no podía verle la cara, pues de su diadema se desprendían verdaderos torrentes de luz blanca y cegadora; y aunque yo sentía algún malestar, no podía retroceder, pues me sentía atraído por una fuerza poderosa, a no apartar mis ojos de la diadema fulgurante del dios.

¡Oh, tú, mariposilla de alitas suaves, de alitas débiles, cómo te sientes atraída por la fuerza misteriosa hacia mi lámpara de llama movible!

Y estando en profunda meditación, me hizo salir sin vacilación de la llama azul de mi lámpara, seguida de una especie de rumor tenue.

Volví la cabeza y sentí oprimirse mi corazón al verte, tierna mariposilla de alitas suaves, de alitas finas, de alitas de seda, de alitas transparentes, consumirse tu débil cuerpecillo en la llama azulada y cruel de mi lámpara.

De j-Kamura Nirmanakaya[1]
Montes Himalaya

(Impresiones suprasensibles)


UNA HEROÍNA SIN ESTATUA

Parece que muchas mujeres están empezando a apreciar más a sus maridos que antes.

La crisis parece haberles enseñado que el hombre que puede llevar a casa un jornal o un sueldo relativamente seguro merece su respeto y su admiración.

Eso está muy bien, pero no es todo.

La capacidad del hombre para ganar el sostén de la familia y su deber de hacerlo, corren en ciertos modos parejos, pero no hay que afirmar que solamente el hombre tiene esa capacidad, ni tampoco que únicamente él tiene ese deber.

El orden social actual y las tendencias de la vida económica presente hacen más fácil para el hombre tener trabajo y ganar sueldo. Pero la capacidad de la mujer no es menos real, aunque esté relegada a segundo término, para trabajar y ganar dinero, sobre todo en ciertas actividades, y su obligación de mantener la familia no es tampoco menor.

Miremos a las muchas mujeres que trabajan en sus hogares para ayudar a sus esposos a ser eficientes en sus empleos y sus negocios, alentándolos sobre todo ante los desalientos de la lucha cotidiana.

No me refiero solamente al cumplimiento de sus deberes caseros, sino a verdadera ayuda que con indicaciones y sugestiones para sus negocios dan frecuentemente tantas mujeres a sus esposos.

La mujer que teniendo capacidad para trabajar por su cuenta y aun habiendo tenido oportunidad de hacerlo renuncia a una y otra para dedicarse a su hogar, y que en el coopera al éxito de su marido, es doblemente su esposa, porque además de compañera efectiva de su existencia, es la colaboradora de su éxito.

Es una heroína, aunque todavía no se le haya cantado en un poema ni levantado una estatua[2]

Gracias a ella, el matrimonio está adquiriendo renovado y duradero vigor.

Swami Jñanakanda


Pensamientos ajenos, que merecen ser propios…

Quien ofende se hace inferior al ofendido, a quien concede una verdadera superioridad dándole el poder de perdonarle. Abate Prevost

Criticar no es calumniar, ni mucho menos calumniar es criticar. La crítica es edificante, a trueque la calumnia es destructora. La crítica tiene miras de mejoramiento y trata de derribar falsos conceptos, mientras la calumnia solamente derriba aquello que las miras fanáticas y el sectarismo temen como obstáculo a sus dudosos valores. Para criticar, pues, hay que ser superior, sereno y digno, mientras que para calumniar basta ser inferior, apasionado e incapaz de decencia y honorabilidad. La crítica no para miente en personalismos, mientras la calumnia, incapaz de levantarse hacia las alturas de lo espiritual, lo reduce todo a consideraciones de proporciones personales, vanidosas, egotistas, convencionales… Swami Jñanakanda

El difamador es un vencido que no sabe luchar. Prof. OM. Cherenzi-Lind.

Las injurias son los argumentos de que se valen los que no tienen razón. Rousseau

Cuando se me hace una injuria procuro levantar mi alma tan alto que la ofensa no llega hasta mí.  Descartes.

La calumnia hiere más al que la crea que al que no la merece. Prof. OM. Cherenzi-Lind.

La difamación es un infundio, o una verdad aparente, elevada a la categoría de Verdad Absoluta. Es la mejor arma de los sectadores. Prof. OM. Cherenzi-Lind.

La herida causada por una lanza puede curar, pero la causada por la lengua es incurable. Proverbio Árabe.

El que injuria no es honesto, pero si dice la verdad, no injuria. K.H.

El que injuria en mi cara puede ser aún un hombre honesto y mi amigo.

Enojar y ofender a quien sabes has de rogar por el perdón, o es malicia obstinada o es locura. B. de Llull.

Aquel que repite una infamia o recuerda miserias ajenas se hace doblemente culpable, porque perpetúa el mal difundiéndolo y lo hace revivir en quienes se deleitan con todas las sevicias y turpitudes. Este servidor del mal no puede ser devoto de ningún Principio superior. Swami Jñanakanda

Las almas ruines son proficuos vertederos de infamias y les agrada sobre manera denigrar a los demás. Su mundo es la opinión pública, y sus armas son la envidia y la vanidad. Prof. OM. Cherenzi Lind.

_________________________________

A los Sres. TEOSOFISTAS

y

KRISHNAMURTISTAS

  • El Patrono Principal y Vocero en Misión de la Gran Fraternidad Espiritual Universal (Blanca) tiene a bien anunciar al público en general que no tiene la menor intención de entablar polémicas con nadie, ni le interesa ser parangonado con ninguna clase de Mesías, Avatar o testaferro.
  • Quiere hacer constar, además, que ni es expresamente “Budhista”, ni pertenece a ningún sistema de creencia o de demagogia doctrinal y sectaria.
  • Se dirige únicamente al público ansioso de CULTURA y superación subliminal, pero sin prurito proselítico y sin miras de lucro.
  • Y al laborantismo que se han entregado sorda y cruentamente los elementos TEOSOFISTAS Y KRISHNAMURTISTA de la Isla de CUBA, para obstaculizar sus actividades educacionales, difamándole y haciendo denuncias de carácter sórdido contra el, permanece impasible e impertérrito, seguro de que las fuerzas Espirituales genuinas siempre vencen a los poderes tenebrosos del infamante sectarismo y sabedor además de que el fanatismo nunca supo obrar de otra manera que haciendo “guerra santa” contra todo aquello que obra al encuentro de sus limitados conceptos, burdas concepciones y engañosas miras. Lo execrable de sus métodos es la mejor denuncia de sus errores y vanidades. Además, no hay mejor gloria que la de una conciencia pura y un Espíritu sereno, que no alcanzan ninguna injuria.
  • Pero si ha de haber decencia en sus actitudes, les citamos a un campo de honor, genuinamente académico, donde podamos demostrar las bondades de lo genuinamente ESPIRITUAL. - No rehuimos la crítica, la invitamos; pero esperamos que esta sepa precisa, llena de cordura y templada en el genuino saber e inspirada en las más Excelsas realizaciones. “Noblesse Oblige”

Pr. OM. Cherenzi-Lind, de Chan, Tíbet.

La Habana el 4 de Octubre de 1936


LA VERDAD ES UNIVERSAL Y NADIE PUEDE MONOPOLIZARLA

“Esencia es Espíritu, lo Absoluto de lo Infinito, lo implícito de lo Real, y realizarla es ser Lo Que Es. Ninguna institución o Escuela o Enseñanza puede ser representativa exclusiva de ella, ni su única glorificadora. Lograrla es la suprema sapiencia. - K.H.”

 

“Sólo hay un Dios, una Verdad, una Ciencia y un Camino que a Dios conduce (Llámese a Dios Esencia, Espíritu Universal, Alaya, o Principio Absoluto). A este Camino (Sendero Iniciático, Revelación Espiritual o Realización Superativa) se le llama Religión, y por lo tanto sólo existe una Religión verdadera, aunque haya mil confesiones diferentes. Todo cuanto se necesita para conocer a Dios está en la Naturaleza. Todas las Verdades que la suprema Religión puede enseñar han existido desde el principio del mundo y existirán hasta el fin del fin. En todas las naciones del mundo ha brillado siempre la Luz en las tinieblas, a pesar de que las tinieblas no la han comprendido.  En algunos puntos la Luz ha sido muy brillante y en otros menos, según la facultad receptiva del pueblo y la pureza de su voluntad. Donde hubo mucha receptividad, apareció con vivísimo resplandor y la percibieron más claramente las gentes. La Verdad es Universal (Ecuménica, Católica, es decir, de trascendencia unilateral e integral a la vez que de carácter hondamente humano y espiritualizado) y nadie puede monopolizarla. Los misterios (representaciones reveladoras de la sapiencia) más augustos de la Religión, como la Trinidad, la Caída del hombre o descenso de la mónada (arquetípica) humana, su Redención por el amor (y la sabiduría), etc., se encuentran en los antiguos sistemas religiosos así como en los modernos (son caracteres vitales de todas las edades). Su conocimiento es el conocimiento del Universo, la Ciencia Universal, infinitamente superior a las ciencias profanas que si bien alcanzan los ínfimos pormenores de la existencia, no llegan a comprender las universales verdades en que toda existencia se funda, y aun las desdeñan, porque están ciegos a la luz del Espíritu” ………………….”Cristo (el Principio Vital Fundamental Búdhico, es decir, BUDHI), la Luz Universal del Logos Manifestado, la Vida y la Verdad, está en todas partes y no puede quedar encerrado en una iglesia ni en una sociedad secreta. Su Iglesia (Comunión Espiritual) es el Universo, y su altar el corazón del hombre que recibe su Luz.

Cartas Rosacruces comentarios por el Ven, Swami Jñanakanda.


SONETO

Por José Ángel Buena

Nadie conoce mi amor secreto;
No lo conoce ni quien lo inspira,
Mi amor humilde llora y suspira,
Ajeno al grito y ajeno al reto.
Mi amor se escuda tras mi respeto;
Respiro el aire que ella respira,
Y ella me habla y ella me mira,
Sin que descubra mi amor discreto.
Porque la quiero sin esperanza;
como a una nube que no se alcanza,
como a un perfume, como a una estrella…
y tanto ignora mis sueños vanos,
que si estos versos van sus manos
quizás pregunte: “¿Quién será Ella?”

_________________________________

El amor tiene esto de particular, que hace sentir los más recónditos poderes de que está dotada la naturaleza humana; por eso el que ama se siente grande por encima de todas las cosas y diviniza al ser objeto de sus afectos.

El amor es lo que hay de más grande en esta vida. Es una fuerza que engrandece al pequeño y exalta al más grande, hasta lo sublime, y siempre hace bueno, o mejor!

Algunas naturalezas emasculadas sienten un denodado afán por condenar al amor, tachándolo de “fuerza demoniaca” y de “poder antiespiritual”. Los que así creen, verdaderamente, no merecen amar, pues amar es ser plenamente lo que se es; es la exaltación de lo más íntimo de nuestro ser. El verdadero amor es espiritualidad, pues es la expresión de lo esencial en nosotros, en plena floración glorificadora de lo más bello y trascendente de la naturaleza. No amar, o no poder amar, es una maldición; no saber amar es una enfermedad del alma. Sólo los espíritus pequeños no saben amar…

El amor sublimiza. El amor diviniza. Yo creo que el infierno, sea como fuere, debe ser una condición o un lugar donde no se ama. Se sufre porque no se sabe amar.

No puede saber lo que es la felicidad quien no ama, ni puede ser sabio aquel o aquella que no sabe amar.  El amor es la síntesis de todas las ciencias, la realización integral de las más Excelsas aptitudes de nuestra naturaleza.

Se ama solamente lo que es plenamente. Amar es ser superlativamente. ¡Se es desgraciado porque no se ama o porque no se sabe amar! El amor coloca al individuo por encima de todas las banalidades de la vida. Hace que un Jesús victimado por la ignominiosa horca romana muera sin queja ni resistencia y lleno de compasión e íntima confianza, conoce los odios sectarios del fanatismo farisaico que no lograron vencer.

Este mismo amor inspira a una Hipatia a fomentar las ciencias matemáticas, a pesar de las infamias de sus confesores. También a dar brillo y fuerza al verbo de un Víctor Hugo, a quien fortalece en el destierro, donde aparece más grandioso en medio de la pobreza y las miserias, que su infame dictador de las Tullerías. Este amor hacia el déspota lo fulminó, pues no se puede jugar impunemente con el amor. El amor destruye al que lo niega. El amor, es el poder de la vida hallando expresión en ciertos corazones. El amor, cuando es genuino, lo significa todo; de ahí que exalta las más superlativas virtudes y encarne los más trascendentes ideales de superación del ser.

El amor es el eje de la vida. Donde esté ausente, no hay posible grandeza. Los pueblos y los individuos se engrandecen en la medida que aman. Y cuando un individuo puede crear un Taj Mahal, o un pueblo levantar un altar a Ada - Nari, sintetizando la grandeza del amor como base de grandes tradiciones, como en el caso de Sakuntala o de Ramasita, es seguro que se ha logrado la inmortalidad, pues el amor es el infinito que se apodera de lo incidental y limitado para darle vida trascendente, de origen, con carácter de absoluto y eternidad. ¡Amar es ser de veras! El amor no conoce inferencias temporales o espaciales; es el trascendimiento de lo finito y perecedero. ¡Amor es vida en sí!

El amor es el mayor y superior de todos los cultos. Es el calor de todas las antorchas idealistas y devocionales. Por eso todos los cultos se rinden ante él para glorificarlo. Donde hay amor, hay posibilidad de perfección, pues amar es un trance de divinidad. El amor ennoblece al individuo y sublimiza las colectividades: es el poder redentor máximo de la existencia, porque es el Espíritu que palpita en nosotros, que nos vitaliza y nos lleva hacia derroteros de engrandecimientos superlativos.

El amor, bien sentido, bien vivido, es una porción del cielo traído a la tierra. Es una suma de posibilidad Espiritual que “encarna”, no para “caer” en el dominio material, si no para que nos levantemos al plano de lo divino. Condenar al amor equivale a negar el génesis y así mismo lo ulterior de la existencia. Y si hay que renunciar al amor para merecer lo excelso de la vida, lo superlativo de la existencia, yo preferiría no creer en nada ni tratar de existir, ni podría apreciar en nada el motivo ni la utilidad de la vida.

El hombre debe amar para merecer la imponderable dicha de ser Divino, y si Dios es antítesis de amor, yo no quisiera ser Dios ni por un ápice de instante.

Pascal dijo:”Nacemos teniendo un carácter de amor en el corazón, que se desarrolla a medida que el Espíritu se perfecciona; carácter que nos lleva a amar lo que nos parece bello, sin que nadie nos haya dicho nunca lo que es ¿Quién duda, después de eso, de que estemos en el mundo para otra cosa que no sea amar?”…Yo digo que el Espíritu es perfecto en sí y por lo tanto no necesita perfeccionarse; de ahí que se ame siempre perfectamente, si nunca tener que aprender a amar; es que el amor es la expresión del Espíritu Universal en nosotros. Por eso cuando se ama se aprecia mejor a la naturaleza y se siente uno tan grande como el universo y se Admira la inmarcesible bondad de la naturaleza en todas sus fases; sintiendo en si propio él inconsútil e inefable latir de lo infinito en sus beatíficas exhalaciones de eternidad.

El amor es superior a la vida, porque el mismo da la vida y le da significación a la existencia. ¡La mayor desgracia de la vida es no amar!

¡Bienaventurados los que saben lo que es el amor, pues de ellos es en la tierra el reino de los cielos!

Pr. OM. Cherenzi-Lind (Swami Jñanakanda)

____________________________

LA TRISTEZA DEL INCA

José Santos Chocano

Este era un Inca triste, de soñadora frente,
Ojos siempre dormidos y sonrisa de hiel,
Que recorrió su Imperio buscando inútil mente
A una doncella hermosa y enamorada de él.

Para distraer sus penas, el Inca dio en guerrero.
Puso a su tropa en marcha y el broquel requirió;
Fue dejando despojos sobre cada sendero;
Y las nieves más altas con su sangre mancho.

Tal sus flechas cruzaban invioladas regiones
En que apenas los ríos se atrevían a entrar;
Y tal fue derramando sus heroicas legiones
De la selva a los Andes, de los Andes al mar.

Fue gastando las flechas que tenía en su aljaba,
Una vez y otra y otra, de región en región;
Porque cuando salía victorioso lograba
Levantar la cabeza, pero no el corazón.

Y cansado de solo levantar la cabeza,
Celebró bailes magnos y banquetes sin fin;
Pero no logró nada disipar su tristeza:
¡Ni la sangre del choque, ni el licor del festín!

Nadie entraba en el fondo de su espíritu oculto:
Ni las cándidas ñustas de dinástico rol.
Ni las sciris de Quito consagradas al culto,
Ni del Cuzco tampoco las vestales del sol,

Fue llamado el más viejo sacerdote,
Este mal que me aqueja y el remedio del mal adivina,
Dijo al gran sacerdote, con voz trémula y fina.
Aquel joven monarca displicente y sensual.

¡Ay, Señor! – dijo el viejo sacerdote – tus penas
Remediarse no puede. Tu pasión es mortal.
La mujer que has ideado tiene añil en las venas.
Un trigal en los bucles y en la boca un coral.

La mujer que has ideado pertenece a tal raza.
Vanamente la buscas en tu innúmera grey;
Y servirte no pueden oración ni amenaza,
Porque tiene otra sangre y otro Dios y otro rey.

Cuando el rito sagrado le mandó optar esposa,
Hizo astillas el centro con vibrante dolor;
Y aquel joven monarca se enterró en una fosa
Y pensando en la rubia fue muriendo de amor.

Castellana: tú ignoras el mal que me has hecho.
Castellana: recuerda que nací en el Perú.
La tristeza del Inca va llenando mi pecho.
Y quien sabe… si la rubia eres tú!

______________

MEDITACION

Se gesticula en nombre del progreso,
se acepta lo extranjero con paciencia
y se acaba en lo macabro, como ciencia,
sin esperanza, sin control ni seso,

¡Correr, matar, volar! es embeleso
en horas de pasión; es inconsciencia
del que prueba su mucha inexperiencia,
envuelto en el placer, con loco exceso.

Luego se vive la vejes pendiente
del final de esa lucha fementida,
que es torpe, exagerada, irreverente……..

Así la pobre humanidad, perdida,
marcha en confusión con el presente
e ignora los misterios de la vida.


LA PRIMERA CONVENCION ESPIRITUALISTA NACIONAL

Siguen activos los preparativos para efectos  de esta Convención de todos los elementos Espiritualistas, de los creyentes de todas las confesiones y de los fieles de todas las doctrinas.

El Comité Gestor provisional encargado de hacer conocer los propósitos de esta Convención no ha cejado en lo más mínimo en sus propósitos de llevar a cabo tal Convención, cuyos objetivos de acercamientos entre las diversas escuelas espiritualistas y sistemas de creencia se ha dado a conocer ampliamente por la prensa y por la radio, así como también a través de múltiples conferencias dictadas en los principales centros culturales del país por el insigne filosofo tibetano Pr. OM. Cherenzi-Lind, quien se encuentra en estos momentos inspirando tan significante empeño.

Tenemos que anunciar, no obstante, que la fecha anunciada para tal celebración, el 10 de octubre, debió ser postergada, por motivo de diversos contratiempos, especialmente la actitud intransigente de elementos teosofistas, quienes al parecer se han propuesto obstaculizar de todas maneras tan significativo acto conducente a un mejor entendimiento entre los fieles de las diversas creencias, y que propicia una más genuina y eficaz, práctica y trascendente FRATERNIDAD entre los hombres.

Nos apena tener que hacer constar que nuestros objetivos de exaltación de PRINCIPIOS y de ensalzamiento de la VIDA IMPERSONAL no constituye una desiderata para gran parte de los titulados espiritualistas.

Es una verdadera lástima, pero en esto, nos vemos precisados a prescindir de quienes no aciertan a comprender lo trascendente de la genuina valía de lo FUNDAMENTAL, de lo ESCENCIAL, en lo Espiritual, pues no nos importan las palabrerías y las poses, ni las formulas teóricas de creencia, cuando no expresan ESCENCIALIDADES DE LA VIDA ni significan FUNDAMENTOS ULTERIORES capaces de transformar a la naturaleza humana, templándola en los valores supremos de las mas excelsas superaciones.

Por lo pronto, somos el blanco de diversas formas de ataques que son en si la mejor manera de demostrar lo ruin de los propósitos que también encubren “supuestas creencias”.        Pero nosotros, nada tenemos que decir a esto, salvo que ¡lo Espiritual siempre vencerá!

Se nos acusa de tratar de lucrar con tales propósitos y se nos difama de diversas maneras. ¡Tanto mejor que sea así si de esta manera los espíritus sensatos que presencias este feísimo espectáculo presentado contra nosotros han de sentir la natural repulsión que inspiran los procedimientos dantescos y ridículos del fanatismo sectaristas!

A quienes quieran conocernos mejor, antes de juzgarnos por lo que tienen que decir los que se alimentan con el laborantismo y las greguerías proselíticas, les decimos que somos accesibles a todos los sinceros que quieran saber la Verdad y anhelan genuinas superaciones. No rehuimos la crítica; la invitamos. En cuanto las acusaciones de carácter doctrinal que se nos hace, respondemos, sencillamente: SOMOS ESTUDIANTES Y NOS INSTRUIMOS, Y NO QUEREMOS SER FANATICOS DE NINGUNA CREENCIA NI SIERVOS DE NINGUN AMO, NI VICTIMAS DE NINGUNA ILUSION. Por eso nos mantenemos al margen de todas las escuelas y de todos los sistemas, sin por ello condenarlos ni faltarles al respeto. Pero eso sí, guardamos nuestro derecho de criterio y de conciencia, para poder trascender lo inferior cada vez que lo realizamos así, y para poder criticar aquello que es erróneo y condenar lo que es obviamente falso.

Espiritualidad presupone independencia de criterio y liberalidad de conciencia. Ningún sectarismo, ningún fanatismo, por lo tanto, es compatible con la genuina Espiritualidad, y hablar de DIOS, de ESPIRITU, de BONDAD, de RELIGION, de VERDAD, de AMOR, sin sentido “Liberativo” ni significación de súper actividad infinita, es más bien estulticia y cinismo que auténtica sapiencia.

La CONVENCION ESPIRITUALISTA NACIONAL, pues, seguirá en trance de preparación por unos meses, mientras se haga, saber mejor estos nobles propósitos que nos animan, haciendo que los comprenda y acepte el mayor número posible de almas sinceras, permitiendo a la vez que los espíritus timoratos acostumbrados a seguir a los demás se decidan a asumir inevitables responsabilidades, y a la vez facilitando el camino para que los que obraron demasiado a la ligera parapetándose en posiciones dogmáticas para oponerse a nosotros puedan al fin enmendar rumbos y sincerarse con sus propios principios a fin de poder ocupar el sitio de las genuinas reivindicaciones vitales del Verbo Espiritual.

Aquí, no hay que buscar ni glorias ni prebendas ni convencionalidades. Esta labor es de PRINCIPIOS, pues el dominio que se nos ofrece como el único posible en el que se operan las verdaderas transformaciones adecuadas para lograr positivos mejoramientos en todos los órdenes de cosas y donde hallaremos las soluciones indispensables a todos los problemas que hoy por hoy acosan a nuestra desventurada humanidad.

La fecha anunciada del 10 de octubre, tendrá lugar, en la “Academia Vocacional” de la calle Compostela 19, de la Habana, una reunión de elementos Espiritualistas de todas las tendencias y orientaciones, a fin de oír al Pr.OM Cherenzi-Lind, quien disertará sobre la necesidad y lo transcendente de lo Espiritual. Luego se procederá a nombrar definitivamente un COMITÉ GESTOR con facultad oficial para finalizar los preparativos de dicha CONVENCION ESPIRITUALISTA NACIONAL.

Todos los interesados son graciosamente invitados.

Pr. OM. Cherenzi-Lind (Swami Jñanakanda)

_________________________________________

LA VIDA SABIA

Quinta Lección

“Comentarios sobre los Versos de oro de los pitagóricos”

Una energía directriz y reguladora contiene por tanto todo el universo en ella. Es el espíritu que lo compenetra todo. Ha creado la vida que lo anima todo, y la materia, gracias a la cual se establece la evolución. Es a la vez el origen y el fin del Universo.

Por otra parte en el plan estrictamente material, esta unidad de fuerzas es proclamada por la ciencia moderna que ha concluido por hacerlo, depender todo de la Energía, esta fuerza imponderable que se encuentra en todas las cosas, que existen detrás de cada fenómeno, que es la causa, el motivo y el fin de todo aquello que se presenta a nuestros sentidos. Este descubrimiento de la energía, increada, inmortal, progresiva, innata en todo, evolucionando a grados jerárquicos de conciencia[3] desde el mineral al hombre, suministra verdaderamente la demostración científica de la existencia y de la unidad de las fuerzas divinas que sostienen y dirigen al mundo.

El estudio de la constitución del hombre revela a su vez la misma unidad de dirección en el Espíritu, ejerciendo imperio en las fuerzas vitales y el cuerpo material. Así, el ser humano aparece como una representación minúscula de la creación como un microcosmos, porque posee en si los elementos plasmadores análogos a aquellos que integran el Universo.

En el mundo de las ideas se llega igualmente a la concepción de lo Absoluto que, en su Unidad, totaliza todos los conceptos del Infinito, del Amor y de la perfección, ya que en ninguna superioridad puede ser concebida sin un supremo modelo relacionado con ella.

Una vez que se han analizado y meditado suficientemente estos dictados de la Naturaleza, la noción clara de la existencia de Dios se abre poco a poco en la Conciencia y acaba por imponerse de una manera indeleble. Se descubre a la vez el origen y el fin de la vida humana, y se percibe que se posee en sí mismo una partícula de la creadora Universal y en fin que la vida humana se resume en una evolución libre y una atracción inevitable hacia Dios, a través de múltiples estados sucesivos.

Entonces, sobre estas bases indestructibles que satisfacen la inteligencia, la voluntad y el corazón, se pueden edificar, verdaderamente, las reglas de vida y de obligaciones morales.        Se resumen en este solo esfuerzo: parecerse a Dios (1) obedeciendo sus leyes (2) naturales, de manera de apropiarse poco a poco sus propios atributos (3) que comprenden una felicidad siempre creciente (4) Los conceptos del comentarista aquí son bastante ampulosos, y desconcertantes si no fantásticos, por cuanto una energía increada e inmortal no puede ser progresiva, y si es verdaderamente innata mal podría tener visos de conciencia jerarquizada. Hay, en estos enunciados rotundos y definitivos, un cierto abuso de términos, o una manifiesta ignorancia del significado etimológico del los mismos. Es más, si esa energía es una fuerza imponderable, resulta difícil comprender como se haya podido descubrirla y asignarles cualidades en el plano estrictamente material.

Volveremos sobre este mismo asunto más adelante, pues no queremos interferir con el criterio del autor en referencia; pero tampoco quisiéramos hacernos solidarios de enunciados fantásticos que más bien confunden y perpleja a la mente inquiridora.

Cuando una convicción religiosa se implanta así en el espíritu con tan profundas raíces, acompaña todos los sentimientos e inspira todas las acciones nobles y edificantes. Se nutre de fe robusta en las fuerzas divinas que uno trae en sí propio. Enseña que los obstáculos de la vida son medios de perfeccionamientos. Demuestra que todos los individuos y todos los seres participan de la misma familia divina, y que por lo tanto el corazón no debe, acoger sino los sentimientos de amor y fraternidad.

En fin, indica el verdadero fin de la existencia que es de hacerse cada vez más fuerte en espíritu y cuerpo y contribuir al mejoramiento de los demás.

 

Pensamientos pitagóricos

---- Escribe en la arena las faltas de tu amigo. Pitágoras.

---- Lo que tú crees que es una falta puede ser nada más que un defecto de comprensión de tu parte. Pr. OM. Cherenzi-Lind.

---- Prefiere el bastón de la experiencia, al carro rápido de la fortuna, Al sabio le agrada más viajar a pie. Pitágoras.

---- El daño y el mal no se evitan o erradican con odio sino con compasión. Budha Siddhartha Gautama.

---- Aquel que corrige los errores ajenos cumple una misión social de suprema significación. K.H.

---- El individuo que sabe no aceptar la crítica no puede ser un mentor. Es propio de lo que vale de ser criticado, discutido y sopesado. No temamos los efectos saludables de la crítica. Solamente los fanáticos rehúyen la crítica, sin percatarse de que ellos mismos son críticos de lo que tratan de derrumbar o condenar, solo que no lo saben; por eso detestan que se les critique. El sabio acepta bondadosamente la crítica, siempre que hay anhelo de depurar conceptos y establecer superaciones, que son siempre posibles. Rehusar la crítica y condenarla como atentatoria a la libertad de conciencia y a la majestad de la Verdad, es sólo de fanáticos sectarios incapaces de independencia de criterio y de grandeza de alma o de amplitud universal de espiritualidad. Swami Jñanakanda.

---- Honra al sabio, venéralo si puedes, y respétalo siempre, pero no hagas de él una deidad máxima, pues si se equivoca estarás a merced suya, y si desaparece de tu vida, no podrás existir edificantemente sin su ayuda. Ama a la Verdad donde sea que la encuentres, más no trates de ver toda la Verdad en una sola expresión verídica que hayas logrado. Solamente los “paupere spiritu” (pauvres diables!) cometen el error de creer realizar lo Absoluto en lo relativo, o de querer aprisionar a tola la Verdad en una mínima suposición de Verdad que hayan logrado. K.H.

---- El ignaro siempre recurre al ridículo o quiere presentar a su enemigo como malvado, porque él mismo es supremamente ridículo y siempre siniestramente malévolo. Así que, si quieres conocer el calibre y la valía de un militante, no hay más que notar sus procedimientos y sus armas. Un apóstol de realidades trascendentes no tiene porque rebajarse a la infamia para demostrar las bondades de sus enunciados o la proteidad de sus preceptos. Pr. OM. Cherenzi-Lind.

---- No vaciles en decir la Verdad, pero antes de pronunciarte de manera definitiva, cuida bien que tus palabras sean la perfecta expresión de unos pensamientos ennoblecedores, edificantes, además de verídicos, por cuanto algo mal dicho o una palabra indigna puede causar más daño que los más deshonestos propósitos e infames designios. Si hablas mal, no reflejas buenos pensamientos. Cuida, pues, que tus palabras sean los vehículo adecuados de tus pensamientos, y haz que tus pensamientos sean también, siempre la expresión fiel y leal de la realidad. Si no estás absolutamente convencido o si hay lugar a duda en lo que crees, guarda silencio, y si lo que has de decir ha de ser motivo de dolor, no lo digas, o si puede ser reflejo de una realidad ya vencida o enmendada, guárdate de repetirlo, no sea que te hagas cómplice de malignidad injusta. K.H.

---- Jamás juzgues ligeramente las acciones de los hombres, perdonándolas o condenándolas. La verdad sabe dónde se sitúa, y ella solamente tiene derecho a ser absoluta. Ven. Anagarika Lhasshekankrakrya.

---- Lo que no me mejora no merece mi atención. Pr. OM. Cherenzi-Lind.

__________________________

NOTICIAS VARIAS

*** Se nos ruega a dar aviso a nuestros estimados lectores que en breve aparecerá la importante obrita del Swami Jñanakanda intitulada: “EL PODER CREADOR DE LA SUGESTION”, traducida del inglés. El precio del ejemplar es $ 1., que puede ser remitido a nuestra dirección.

*** Se nos ruega dar fe de la creación definitiva de la ACADEMIA INTERNACIONAL DE MITOLOGIA APLICADA, que funcionará provisionalmente en la calle Compostela 19, de La Habana, donde sus reuniones académicas tendrán lugar todos los Domingos de 9 ½ a 12, a las cuales el público interesado en estudios superiores de la conciencia y de la filosofía que dan invitados.

Otras reuniones regulares de estudio se celebrarán en el curso de la semana.

*** Nuestra portada se explica por sí sola. Las iníciales significan IGNE NATURA RENOVATUR INTEGRA, o sea, EL FUEGO LO RENUEVA O DEPURA TODO EN LA NATURALEZA. Es la fórmula hermética por excelencia, que otros místicos explicaron de diversas otras maneras.

El fuego alude a la Iniciación Espiritual de la Nueva Era.

*** BODHA es sinónimo de Verdad: Sabiduría, Distinción, Nobleza de Espíritu Conciencia Espiritual, Realización Ecuménica.

*** El Movimiento BODHA es una de las expresiones de la GRAN FRATERNIDAD ESPIRITUAL UNIVERSAL (BLANCA), participando a todas sus actividades y sirviéndole de Vehículo de difusión y de Educación trascendente.

El movimiento BODHA marca el comienzo de una Nueva Era, es decir, de la difusión de Realizaciones trascendentes maravillosas por lo significativas y de novísimos estados íntimos de vida, como es de Conciencia Espiritual.

BODHA no es una doctrina, ni una organización, ni dogmas, ni revelaciones supra mística… Es una actitud interior, una disciplina subliminal, una vivencia superlativa que se logra por medio de la MEDITACION, la CONCENTRACION y el SERVICIO UNIVERSAL DE VIDA IMPERSONAL.

Ser miembro del movimiento BODHA es una distinción, un honor.

No pueden ser Miembros de este movimiento Espiritualista Universal los partidarios de la violencia, los que hacen alarde de credos nihilista o extremistas, ni los que viven explotando a la credulidad humana.

Este Movimiento es dirigido por el Ilustre sabio tibetano, Maestro de Sabiduría, conocido por K.H.

*** La espiritualidad no está reñida con la vida. La vida es el vehículo experiencial de todos los valores y el medio imprescindible para lograr todas las realizaciones trascendentes y edificantes.

Toda pose categórica y definitiva es exagerada. Que cada cual viva como conciba y sienta mejor. Y esto por sobre todo, que cada cual aprenda a vivir la vida en todas sus aceptaciones, en todas sus vicisitudes, en todos sus trances y significaciones, sin jamás claudicar ni desfallecer, sin rehuir la contienda, sin acobardarse ante las dificultades, para poder gozar mejor de la realidad en toda su amplitud y excelsitud. No puede ser Espiritual quien limita sus experiencias; no será Espiritual jamás quien condene algunas de las posibilidades de experiencia de la vida natural.        La naturaleza es la trama vital de la realidad, donde se justifica y adquiere valores la Conciencia, que es en sí la sustanciación de lo infinito, es decir, lo trascendentemente Real. Hay que superar en todas triunfante, siempre gananciosos. Y no es tanto la experiencia en sí lo que vale, sino la superación, el trascendimiento de estas mismas experiencias. Así que hay que superar, ¡siempre superar!

Solamente los débiles, los enclenques rehúyen la contienda saludable y edificante de la vida.

¿Qué la vida suele ser complicada? - ¿Y Qué? – ¿Acaso puede concebirse una vida sin complicaciones ni dificultades? - ¿Y si lo fuera? - ¿Acaso merecería la pena existir?

Vivir es superar. Ser es Vencer. ¡Hagámonos fuertes para triunfar en todas las lides de la vida!

Aprendamos a ser grandes y siempre nobles, a vencer en todas las condiciones de la existencia y a demostrar que sabemos vivir con propósito, de manera útil y honorablemente.

Hay un gran premio en la vida debidamente lograda: la felicidad. Ser dichoso es alcanzar realizaciones de orden espiritual que ningún estudioso ni ninguna prebenda humana o convencionalista puede conceder o sustituir. La vida engendra su propia gloria infundiendo en nosotros amor y sabiduría mediante las experiencias diarias…

K.H.

OM MANI PADME HUM



[1] Nirmanakaya es el nombre que se da a los Maestros, o sea, que habiendo alcanzado el Nirvana, vuelven a la tierra para aliviar a la humanidad con su labor de sacrificio ¡Tan grande es su amor hacia los hombres sus hermanos!

[2] N de R.: Solamente en la China ancestral se encuentra un verdadero culto a la mujer del hogar, a la esposa y compañera. Se le ha levantado una infinidad de estatuas para simbolizar su grandeza, simbolizando así el mayor de los heroísmos y el más precioso tesoro que pueda gozar el hombre sobre la tierra.

[3] Se hace imprescindible, a la altura de este estudio, aclarar bien el concepto Pitagórico referente a “Dios”. Si nos referimos al texto mismo de los Versos de Oro en la estrofa que trata de la recompensa, donde queda bien sentado que por “Dios” se implica la totalidad de las fuerzas naturales y cualidades del Espíritu, este concepto trascendental es filosófico por excelencia sin tener nada de dogmatico ni referirse a elucubraciones dogmáticas o teológicas, si revestirse tampoco de antropomorfismo alguno.

Esta concepción es en realidad la expuesta en la Filosofía Fundamental o BUDHICA, que, a la sazón, era predominante en la época asignada a Pitágoras, por ser la inmediata después de la muerte del Budha Gautama, Príncipe Siddhartha Sakkya Muni, o sea el principio propulsor del renacimiento Espiritual de aquel entonces, que viene a ser idéntico en la actualidad en que se ventila un novísimo Renacimiento Espiritual, que viene a ser el motivo principal de esta nueva exposición en términos modernos y de acuerdo con las necesidades presentes de la vida humana.

Esto nos ha conducido a ver en Pitágoras un sucesor del Buda asiático, sino, a lo mejor una expresión sobriamente helenizada de la bella y precisa concepción Búdhica.

El pitagorismo, por lo tanto, es, en esencia, multideista, asumiendo la forma unideista tan sólo en sus sintetizaciones. Es obvio, pues, que el concepto excelso en filosofía referente a lo Divino es el politeísta, como multiformidad energética o sincretismo infinitamente expresivo, y de esto da fe el pitagorismo, que, indiscutiblemente, es una forma o rama europeizada del Budhismo, cosa bien demostrada por la misma historia legendaria de la vida de Pitágoras (Pitris-Guru).

El concepto de Dios llena por completo la noción pitagórica, lo mismo que sirve de eje a las religiones modernas. Pero el concepto de Dios, tal como debe tomarse en el curso de esta sustanciosa digresión filosófica de “La Vida Sabia” es más bien en el sentido de ESENCIA UNIVERSAL, ósea de fundamento primordial de la vida, exactamente de acuerdo con la noción superlativa de la Filosofía Búdhica o Trascendental; filosofía que es Esotérica en sus aceptaciones y no pertenece a ninguna escuela o época determinada, si no que es la concepción tradicional de la Sabiduría, lo que las Iniciaciones de todos los Santuarios conoce por Misterios Mayores.

El Dios pitagórico, pues, es el Gran Alma, o Alaya de los Budhistas, y no personaje alguno, una determinada fuerza espiritual, ni tampoco alguna ultra tiránica realidad, Logos o Principio Vital, sumamente abstracto que elude toda concepción precisa por la inteligencia humana, bien que con característica y caprichos netamente humanos.

La Filosofía Trascendental o Búdhica enuncia a lo Supremo o Dios en estos términos: “Lo Esencial que se perpetúa con las infinitudes que lo caracterizan. Lo infinito, a su vez, es la sustancia de la conciencia, que es lo que vitaliza sinérgicamente todo lo existente, haciendo posible esa misma existencia, convirtiéndose a sí misma como la plasmadora de esa realidad, que viene a ser su sombra y en ciertos aspectos su concretización objetiva. De ahí que lo Esencial esté en todas partes y en todas las cosa; más no debe desprenderse de ello que es lo primordial de cuanto existe y que se halla perpetuado en todo como principio absoluto”. Para una mejor comprensión de estos complejos asuntos, consúltese el Mensaje anual del Ven. K.H. correspondiente al año 1936, donde se expresa de una manera amplia y clara lo que presupone la realización de lo trascendente en lo incidental, transitorio e imperfecto, que necesariamente no puede ser Absoluto, ni Esencial.