Editorial

CARTA DE UN MAESTRO DE SABIDURÍA A SUS

DISCIPULOS


Octubre 8 de 1957

Muy Querida Hermana y Discípula,

. . . El problema que me plantea referente a su estado sicológico es bien claro para mí. De hecho si es confuso para usted no es más que porque usted no quiere salir de la idea preconcebida que usted se ha hecho respecto al trabajo para los demás, es decir de la plegaria meditación.

Ya le he dicho muchas veces lo que se debe de hacer, y si yo debiera establecer una ley en lo que concierne a la actitud del Iniciando o del individuo que se eleva hacia las Alturas Espirituales, me pronunciaría así: “Nadie tiene derecho a tratar de imponerse a nadie, ni siquiera haciendo el bien como tampoco con las más puras motivaciones espirituales por cuanto cada individuo, lo mismo que cada colectividad, es absolutamente responsable de sus propios actos, pensamientos y sentimientos”. Otra ley muy importante que establecería de muy buena gana es la siguiente: “NADIE TIENE EL DERECHO PARA PRETENDER HACER EL BIEN AL PROJIMO BAJO CUALQUIER FORMA QUE SEA EN TANTO QUE UNO MISMO NO ESTE A LA ALTURA DE LA TAREA VISLUMBRADA Y MIENTRAS NO SE HAYA REBASADO EL VALOR O EL SIGNIFICADO DEL PENSAMIENTO QUE SE SOSTIENE”.

En otros términos, cuando uno mismo está enfermo, fatigado, incapaz o afectado por el mundo ambiental debe, ante todo, ocuparse de sí mismo y en tal caso se demuestra un gran respeto para el resto del mundo y se da al mismo tiempo una prueba de benevolencia hacia uno mismo. Es preciso utilizar la voluntad para alcanzar cualquier objetivo que uno se marque. De hecho, si se tiene bastante voluntad para ganar el pan cotidiano, para escribir una carta, para acostarse, o para tomar un baño por la mañana, se tiene, seguramente, suficiente voluntad para descansarse, para vestirse correctamente, para comer adecuadamente, y en fin para dominarse los nervios y las emociones. Es, aún, una gran obligación para cada uno de nosotros, hacer lo mejor que podamos en cualquier circunstancia, y obligar así a la gente que nos rodea a pensar bien de nosotros, a admirarnos y a ayudarnos en todos los sentidos. Hemos de ser como el árbol que se enorgullece de producir buenos frutos y bellas flores o, si quiere, como un sol que ilumina y da vida por todos los lugares por donde pasa, inclusive cuando se le niega y cuando se le escupe en la cara. Es amar la Verdad servirla con toda conciencia y valientemente, en todo momento.

No tiene usted nada que temer. Todo su mal radica en su falta de firmeza en lo que concierne a las decisiones que le convienen.

Nos extraña mucho saber que usted tiene tanto trabajo ahora. Según las noticias de los periódicos, Francia está perpetuamente buscando un gobierno. En estos días se habla mucho también del famoso planetoide artificial ruso. Verdaderamente estos rusos son asombrosos; cuando no pueden obtener nuevos satélites en la tierra crean unos en el cielo. De todas maneras les hace falta engreír su propia vanidad y ejercer su poder tiránico sobre cualquier cosa, inclusive si en alguna oportunidad no se trata ya de hombres sino de simples bolas metálicas.

Reciba usted todos mis mejores pensamientos, con la Suprema Bendición.

K.H.

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Original en francés

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Cuando estéis listos para comprender mis enseñanzas os acordareis de ellas”. K.H.

“Hablo para todos; inclusive cuando doy un mensaje circunstancial, trato de servir a la generalidad del mundo” K.H.

“Vivir es aspirar, crear, transformarse y triunfar. Lo demás es detestable vegetar o ignominiosa supervivencia en la indignidad, la abyección y el caos” KH.

SANTUARIO ESPIRITUAL: Un refugio de seguridad en contra de los tormentos del mundo, el sentimentalismo vano, los temores devoradores, los vicios, las tragedias, los maremágnum, las cuitas, las miserias, las ansiedades, los celos diabólicos, el odio injusto, las trampas, las hipocresías, las enfermedades, la violencia satánica, la ilusión grosera y las discriminaciones abominables. – Academia Aghartiana.