Editorial

 

UNA LECCIÓN Y UN LLAMADO

Tomado de: Revista Ariel No.53, Vol. 5, Diciembre 21 de 1950
Artículo reeditado el 21 de Diciembre de 2002 en el libro “PAZ”,
Selección de Artículos del Pr. OM Lind Schernrezig

 

Se habla, muchas veces unánimemente, de prosperidad o crisis, ya económica ya social. Se comenta siempre en términos generales y se sufren las consecuencias buenas o malas.

Actualmente la humanidad sufre una aguda crisis en todos los órdenes de cosas. Cual más cual menos, todos padecemos y sufrimos los rigores de una economía destrozada y una moral mentida. La Naturaleza nos está dando a través del dolor una gran lección; nos está invitando a reajustarnos a ella dentro de sus principios y pronunciamientos.

En todos los cataclismos humanos es, en ulterior análisis, la Naturaleza la que llama al orden, cuando sobre la humanidad priman los intereses creados o los conceptos caprichosos y adulterados de sus esencialidades.

Hoy por hoy, en este vía crucis humano que padecemos, sólo sacamos como lógica consecuencia una gran lección. Y esa lección son los organismos internacionales, como sus inmediatos gestores y provocadores, quienes deben recibirla y adaptarla a la humanidad que tratan de representar.

En tanto la ONU siga entregada a la defensa de intereses creados o atenta a la propaganda de ideologías basadas en caprichosas concepciones o conveniencias, está llamada a desaparecer. Es indispensable que se pronuncie de acuerdo con el sentimiento humano o humanista, valorando a la humanidad en sus intimidades esenciales y los derechos naturales universales, como una sola familia, sorda a los pronunciamientos sectarios y a las demandas pasionales.

No queremos hacernos utopías con la hora presente, ya que las cartas están sobre la mesa y juega papel preponderante ese vocablo que llaman prestigio. Demás está decir que la humanidad no muestra disposiciones a ceder un ápice en la consecución de sus varias aspiraciones y sus afanes de poderío. Lo cierto es que todos se creen fuertes para la refriega que están precipitando a pasos agigantados. En nuestro concepto la guerra es inevitable, porque la humanidad no está dispuesta a realizar su adaptación con el proceso ordenado y armonioso de la naturaleza, sino que está atenta a sus intereses circunstanciales. Se ha empeñado en crear el odio para sus semejantes y ahondar las discrepancias de opiniones y de apasionamientos políticos. Terminará en la guerra porque se ha estado creando y aparejando para ella.

Es indispensable que el germen del mal culmine y se destroce a sí mismo para que pueda surgir la comprensión y cooperación entre todos los seres humanos. La contienda pasada, de la cual aún no nos hemos repuesto, no acabó de liquidar tanta aberración viciosa, tanta desadaptación natural, tanto complejo ideológico y moral; en suma, no enseño a la humanidad el principio de mutua comprensión y cooperación, ni fundamentó su triunfo en la unificación humana, en el sentido de que somos una sola humanidad, manifestada en un mismo mundo, nutridos por una misma naturaleza y creados por un mismo Dios.

Se impuso el militarismo y la diplomacia secreta, y al mundo lo siguieron rigiendo los apasionados políticos, pese a nuestras nobles aspiraciones pregonadas con esfuerzo máximo por nuestra parte, dentro de nuestra ínfima capacidad. Hoy hacemos un llamamiento a todos los espiritualistas a que unan a nosotros para tratar de sentar las normas benevolentes y mutualistas del mañana, ya que nuestros esfuerzos son nulos y nuestra voz sorda para detener la guerra.

Se hace indispensable sublimar el sentimiento humano hacía una cooperación mutualista, de alianza íntima, en el sentido de la vida y de sus finalidades ulteriores. Es menester la Unión de todos los seres nobles y bien intencionados, que han consagrado sus mejores esfuerzos a la causa del Espíritu, para que salvemos lo noble y sublime que la humanidad ha realizado a través de su peregrinación terrestre.

No importa ni nos interesa como se titulen o autotítulen, ni a qué denominación o secta religiosa o filosófica pertenecen. Lo importante es que sientan siempre en sus intimidades las inspiraciones del Espíritu Universal y se realicen consecuentemente con los pronunciamientos de la Conciencia que le es innata por principio y por derecho manifestativo.

El mundo está que arde por todos los costados. Sensibilícese la psiquis humana y se verá así en ella se percibe un cataclismo, un caos humano en sus funciones, pronunciamientos y procedimientos. Quienes nos hemos consagrado a las nobles funciones del Espíritu (y en todas las denominaciones religiosas y filosóficas hay seres nobles en quienes no priman ni la mezquindad del lucro ni el egoísmo de los personalismos) no somos capaces de detener a la humanidad dentro de la vorágine de sus apasionamientos y fobias.

¿Qué hacer? En Usted, querido lector y amigo, hay sentimientos de nobleza y en su ser siente el hálito del Alma Humana, que le habla de una Comunión o Comunidad de seres pertenecientes a la misma sustancia o Esencia divina, ordenada por unas mismas leyes o procedimientos, ve a la humanidad toda bajo el signo del dolor labrando su propia destrucción. Usted que es noble, no va a tratar de escapar del dolor viendo a sus congéneres humanos sucumbir en él. Viendo a un mundo en llamas, Usted que habita también en él, no va a tratar de apagar su propio aposento cuando la acción devastadora del vecino le amenaza su propia ruina. Usted solo no puede apagar el fuego que le amenaza por doquier. Es menester que se una a quienes, como Usted, participan de los mismos sentimientos de noble inspiración y de generosa comunión y compenetración humana.

Si Usted nos lo permite le invitamos a formar una Alianza, Una Alianza de seres que se saben inspirados por el hálito del Espíritu Universal que a todos forma y transforma. La denominaremos, si está acorde con ello, Alianza de los servidores humanos. En su localidad Usted se encargará de difundir este sentimiento de confraternidad y cooperación humana y de acrecentarlo con seres de reconocida dignidad y nobleza espiritual.

Tenga entendido que lo llamamos a la Comunión o Comunidad con todos los seres encarnados y desencarnados, al llamado de los guías o iluminados, que les han marcado rutas o señalado senderos. Comulgamos con ellos, con sus enseñanzas y principios porque los vemos sinceros y los comprendemos semejantes. Si su comprensión ideológica se lo permite, verá la similitud que hay en todas las creencias religiosas o filosóficas, en lo que atañe a sus ulterioridades y también en el Principio y fin idéntico de la humanidad. No hay razón para que vivamos distanciados, quizás hasta odiando a nuestros semejantes, y para que no nos unamos en un esfuerzo de mancomunidad humana aprendiendo a amarnos y servirnos mutuamente. Cuando la naturaleza nos brinda indistintamente a todos su generoso sustento, no hay razón para que nos distanciemos por el sentimiento.

Le brindamos a Usted con devoción y sinceridad encomiables este sentimiento de confraternidad humana, inspirados por la Comunión o Comunidad de todos los seres habidos y por haber. Vivimos alentados por el Magma Humano y atentos a sus inspiraciones y pronunciamientos.

Les inspiramos también una infinita compasión y tolerancia hacia todos los errores humanos, que son obra de la ignorancia y de las limitaciones ajenas. Como humanos también hemos cometido nuestros propios yerros y ello nos impulsa hoy a ser más tolerantes que nunca. Nuestra sinceridad nos ayuda porque estamos dispuestos a corregirnos de ellos y no a encapricharnos tonta y neciamente en ellos.

Queremos seguir los lineamientos de la Verdad y servir sus inspiraciones y derroteros. Sabemos que ésta es Universal y se expresa por todos los vehículos dignos de ella. Estamos dispuestos a aceptarla doquier se exprese o manifieste y a sumar nuestras humildes fuerzas en su logro o triunfo. Deponemos ante ella nuestras propias conveniencias personales y anhelamos ver su floración o culminación a través de todos sus vehículos manifestativos. Usted, como digno exponente que es o ansia serlo, únase a nosotros y así viviremos la Unidad Esencial y Eterna que es su síntesis ulterior. Así la honraremos y engrandeceremos.

Además, si Usted tiene un mensaje que darnos estamos prestos a escucharlo. No nos niegue su amistad, ni su cooperación ni su amor fraternal.

La Verdad, la cooperación, el servicio incondicional, el amor y el dolor nos unen y complementan.