LA FÓRMULA DE PODER

La máxima formula de poder no consiste en una exaltación inconsulta de las pasiones, ni tampoco reside en un esfuerzo extremo de nuestras posibilidades físicas y mentales.

El verdadero poder es siempre inarticulado. Se pronuncia con sencillez y sin complicaciones. Es una autoridad natural más bien que un forcejeo con las circunstancias.

Por ello es que uno no debe ponerse en antagonismo con la realidad, tratando de imponerse de todas maneras, cueste lo que costare. Mucho más fácilmente se logra triunfar sobre las circunstancias de la vida y vencer las vicisitudes emergentes cuando se sabe asumir una actitud paciente. No se crea que esto es conformidad, pues se trata de resistencia interna a los imperativos externos o circunstanciales.

El arte de vencer en las dificultades de la vida se reduce, por lo tanto, a asumir una actitud sabia. Se debe actuar en el debido momento pero también hay que saber “madurar las situaciones”, mediante un acrisolado pensar y una actitud mental edificante. En una palabra, hay que hacer que la mente controle y de modalidad a las circunstancias de la vida, lo que se logra por medio de la meditación y el pensamiento acertado.

Ninguna fuerza física es superior a la mental, pues esta tiende a cristalizar la realidad del pensamiento y, tarde o temprano, pero indefectiblemente, llega a convertirse en positiva realidad, en hechos objetivos. De ahí la importancia incomparable de la vida mental y la necesidad de dedicarse a laborar mentalmente todo aquello a que se aspira y se quiere realizar en el plano material u objetivo.

Así pues, AUM, que es el poder supremo, debe ser comprendido y realizado conscientemente. Además se debe entender que esta palabra es la suma total de los tattvas, la síntesis vital de toda realidad.

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Tomado del libro: AUM o Formulario de Poder. Pr. OM Schernrezig Lind. Editorial Bodha. Colombia. 1958