SÍNTESIS EPIGRÁFICA DE MIS ENSEÑANZAS

Tomado de la edición escrita de Revista Ariel No.40, Vol.5, Junio y Julio de 1944

Carta del Maha Chohan a un Discípulo

Muy querido Discípulo:

Tengo en mi poder su apreciadísima comunicación del 15 de Mayo, que me apresuro a contestarle, ya que hace usted indagaciones que equivalen a una Cita con la Eternidad.

Malhadadamente, el servicio de correos es un tanto deficiente en todas partes del mundo, y debemos todos ser pacientes, pues los servicios de guerra merecen prioridad. Cuado acabe esta justa mundial, procuraremos remediar los males del presente.

Las enseñanzas realmente espirituales, mi querido Hermano y Discípulo, no se transmiten por escrito. A lo mejor son orales, o bien por medio puramente espirituales. He ahí donde radica toda la diferencia de los métodos iniciáticos de Occidente y Oriente. El Occidente, más objetivo y positivista en sus empeños y aspiraciones, requiere voceros, y por ende ministros o sacerdotes. Por eso mismo es altamente sensorial en sus modos de apreciaciones. De ahí el apego también de los occidentales a las formas ritualistas, a lo pomposo, a la retórica, a los textos tradicionales y a los formulismos consagrados. El Oriente es más subjetivo y trascendentalista en sus concepciones y finalidades, y si bien confía en los Hierarcas y representantes de lo vital y Eterno, es más fundamentalmente individualista, en oposición al colectivismo de sus hermanos occidentales. Empero, ambas tendencias entran en conjunción en un organicismo social y Espiritual en sus realizaciones ulteriores, con la diferencia de que el método de los Asiáticos es más expeditivo, mientras en los occidentales es mas lento, confuso y generador de medidas accidentadas, o sea de dolor y grandes tragedias.

El individuo que halla en sí propio las Esencias Universales resuelve los problemas de la vida con mayor sencillez y humildad, y no requiere ayudas vicarias, porque confía más en sí propio y está mejor dispuesto para grandes gestas y para resolver los problemas emergentes en el decurso de la vida.

El individuo que no descubre sus enormes reservas potenciales y no se identifica con las fuentes de posibilidades Eternas, no está en condición para resolver sus hondas cuitas ni sus múltiples problemas de la vida diaria, ni mucho menos para afrontar las situaciones con que le confrontan sus íntimas vivencias de Conciencia, ya que ni realiza éstas ni comprende el sutil mecanismos de los desenvolvimientos de la realidad.

No hay, pues, sustancialmente, nada de antagónico o detestable en uno u otro de estos sistemas de encaramiento con el devenir y los designios interiores de la existencia. Su única diferencia es de apreciación y de referencia, aunque el oriental es mucho menos lento, confuso y trágico que el Occidental. Esto explica la aparente futilidad de los esfuerzos de los occidentales en sus acervos políticos “religiosos”. Claro está, hay excepciones en todas partes y en todos los tiempos, y no son pocos los orientales que padecen indecibles tragedias de la vida y así mismo hay muchos occidentales que alcanzan las realizaciones fundamentales que se asignan aquí esquemáticamente al Oriente. Esto demuestra, en fin, que los procesos de la vida son todos apreciables y convenientes si son sinceros y bien intencionados.

La negación de sí propio es, sin duda, de nefastas consecuencias, y también lo es la excesiva confianza en la Divinidad en desmedro de los deberes individuales. Lo esencial, mi querido Hermano y Discípulo, es sortear la realidad sin prejuicios, bucear en las intimidades de los procesos evolutivos, y no rechazar nada que no signifique motivo de aliento o de emancipación, o, si prefiere, de DIGNIFICACIÓN. Cada cual está libre de ejercitar sus deseos y sus derechos naturales como mejor crea convenirle, pero en ulterior análisis es mucho mejor atenerse a las propias experiencias individuales, y aceptar los consejos y las orientaciones ajenas sólo en lo que tengan de mejores virtudes para la mejor expresión de nuestro potencial energético íntimo e individual.

La inspiración del pasado y los consejos formulistas son apreciables, naturalmente, pero su valor radica en la habilidad de cada cual en cosechar por medio de ellos resultados edificantes. Obvio es, ni el mayor de los Maestros o Devas puede salvar a nadie, si no hay el esfuerzo propio y correspondiente de cada individuo en cada caso. Es un grave error creer que vamos a ser SALVADOS por acción vicaria, por intermedio de sacrificios y bondades ajenas, o que las Verdades realizadas por otros individuos nos van a servir de algo, si nosotros mismos no las realizamos con igual sinceridad, devoción, merecimiento y empeño.

Peor aún es atenerse a formulismos tradicionales, o recomendaciones que llevan el sello de épocas pretéritas. Cada individuo es el forjador de su propio devenir, y debe de atarearse en esta labor con todas sus reservas de energías íntimas y valiéndose de las experiencias de la vida en su presente circunstancial. Claro está, la vida es una eterna reedición de experiencias, pero éstas son siempre distintas, movidas por imperativos idénticos, pero con variantes posibilidades y resultantes de acuerdo con las circunstancias emergentes y las experiencias propias anteriores. Somos hijos de nuestros propios empeños y, de hecho, promotores de nuestras realizaciones futuras. Pero todo ello es un mecanismo de VIVENCIAS individuales, personales, que se elaboran y perpetran en nuestra propia CONCIENCIA.

De ahí la necesidad indispensable de buscar nuestro propio DESPERTAR DE LA CONCIENCIA. Así como ningún árbol carga frutos de otros árboles nosotros no podemos gozar de las experiencias ni de los sacrificios ajenos, y así como cada árbol es la resultante de una simiente particular, nosotros, individuos, somos el producto de fundamentos básicos que nos son propios. Pero a cada cual le corresponde LUCHAR, actuar persistentemente y con cordura, y en fin lograr conquistas determinadas y formular motivos asequibles que a la larga nos convertirán o consagrarán en la medida de nuestros merecimientos. Este es el genuino sentido de la INICIACIÓN.

La iniciación implica un proceso de íntima superación y auto-enaltecimiento, y no una fidelidad simiesca o formulismos no comprendidos, o un apegamiento a rituales apenas incitantes de nuestra emotividad.

No confunda la emotividad con la Voluntad, ni a ésta con designios Universales o Divinos, Espirituales. Lo emotivo es epidérmico, puramente orgánico en sus mejores aspectos, y responde a imperativos psíquicos o de perspectiva y procedimiento de nuestro ser. Pero no es ni de carácter estructural ni tampoco arquitectural, o regenerativo o creador. Solo la Voluntad tiene esta misión del cometido orientador, selectivo y gobernador en nuestro ser, y pese a las confusiones académicas al respecto, cabe afirmar que es una función de la Conciencia.

La Voluntad dista, pues, de ser un simple deseo, que suele ser simple tendencias mórbida, capricho o destreza en el sostenimiento de motivos convencionales. La verdadera Voluntad no es intempestiva, ni fugaz, ni de veleta al impulso de las circunstancias. Por eso es la facultad cardinal de los genios, de los creadores, de los que poseen plena cordura y confianza en sus derechos naturales y de su Divinal alcurnia.

Demás es que nos distraigamos con fantasías y palabrerías más o menos subyugadoras y rimbombantes. Todo formulismo dogmático es totalitario, unilateral en sus fundamentos y absolutista en sus finalidades. Pero las Verdades de las magnificencias Universales no son nunca categóricas: son ESENCIALES, y por ende carecen de fórmulas y formas, y así mismo no ofrecen fronteras ni admiten definiciones contundentes y estridentes. Toda definición deber ser tenida como producto personal, a menos que sintetice la Vida y sea expresión de sincretismo vital. Lo importante, es obvio, no se resume en drásticos epigramas o en contundentes órdenes, pues es señero e inspirador, nada más.

De ahí la necesidad imperiosa de un MAESTRO, para que nos guíe, aleccione y proporcione inspiración. Esto no implica ninguna tiranía, sino que es un medio de asistencia. Pero tampoco implica completa dependencia del individuo en un agente externo, pues quien elude sus propias responsabilidades morales y trate de evitar esfuerzos, solo juega su propia vida y se escabulla de sus propias necesidades vitales, pues no es posible cumplir con los designios Universales o Eternos sin la plena identificación del individuo con el Todo del que forma parte integrante, y sin la dignificación que nos relaciona más íntimamente con los procesos vitales. VIVIR ES IDENTIFICACIÓN DE SÍ MISMO Y PLENITUD DE POSIBILIDADES CON FINALIDADES DE REHABILITACIÓN PERSONAL, REGENERACIÓN INDIVIDUAL Y ULTERIOR ENALTECIMIENTO.

Ahora, si nos estancamos en formulismos antiguos y rituales pretéritos, soslayamos la realidad presente y nos desligamos de las responsabilidades actuales, y peor aún si renunciamos a ser plenamente nosotros mismos. Todas las magnificencias del Universo se reducen a pavesas fantásticas si no las comprendemos y si no las utilizamos de veras en nuestras intimas realizaciones.

Y tenga presente, eso si, que sus ideales podrán ser bellísimos, o ser calcados de fuentes de insospechables honorabilidad. Pero si usted no fundamenta su vida en sus propias aspiraciones, con acentos genitivos y con aferramientos prometeicos, de nada le servirán sus contriciones y plegarias, sus oraciones y todas sus imprecaciones de hinojo. Lo importante en la vida es lo que surge de nuestras propias entrañas, y que traduce en hechos concretos nuestras sublimes aspiraciones. Si usted no es dinámico, no espere merecer gran cosa, y si no es un creador, debe conformarse con ser un imitador, o un siervo de las circunstancias.

Pero no le recomiendo ser “conforme”. El conformismo conduce irremediablemente al estancamiento de las posibilidades individuales. Tenga bien presente que en nosotros, es como en los ríos: las aguas que no pasan por el molino siguen el curso hacia abajo sin mover la rueda que muele el grano. ¿Para qué vivir sin propósitos firmes, constantes y verdaderamente dignificantes y creadores? ¿Acaso justifica nuestra existencia el respirar, comer, dormir y tontear día a día por este mundo? ¿Y acaso somos más felices, más simpáticos y más saludables porque nos dejamos vivir a las buenas del acaso?

Además, hay almas con profesión de mariposa o de saltamontes. No pueden ser tranquilos ni ceñirse a propósitos determinados; prefieren seguir derroteros circunstanciales y ser movidos por los vientos del acaso o al conjuro de los aires del momento. La realidad es, mi Querido Discípulo, que la inmensa mayoría de las gentes no comprenden que todo lo que sueñan, anhelan y quieren, lo tienen potencialmente en sí propio, y que la Voluntad es el mágico recurso que nos habilita para entrar en posesión verdaderamente de todo ello. Pero la ignorancia es tan grande, y es tan insistente el apego a formulismos tradicionales y a procedimientos ancestrales, que son pocas las personas que rompen sus cercos abstractos y sus artificiosas jaulas ideológicas y emocionales al extremo de LIBERARSE y capacitarse para VIVIR PLENAMENTE LA VIDA DE ACUERDO CON LOS DESIGNIOS VITALES, UNIVERSALES, ESPIRITUALES O ESENCIALES.

Dice usted conocer las enseñanzas de la Iglesia XX, de Max Heindel, de AMORC, y de la Teosofía. Muy bien, pero todo es bastante incidental, si cabe decir. Tal vez cabría decir más bien “accidental”, pues denota que no ha encontrado plena satisfacción en ninguno de estos sistemas. Es más, sigue usted anhelando hallar la solución a sus graves problemas íntimos. ¿Por qué? Pues la respuesta es clara: es porque usted, no ha logrado resolver sus íntimas inquietudes, ni se ha librado de sus confusiones, ni puede asumir mando sobre su devenir, ni está capacitado para solucionar sus múltiples y crecientes problemas. Su caso es el de tantísima gente que, al fin y al cabo, llegan a nuestras puertas, y también es la historia de todos los sistemas religiosos y filosóficos o fraternales, que pretenden guiar a la humanidad y convertir el mundo en un Edén. ¿Acaso la multiplicidad de sistemas y la propia desazón de alma que revela usted tener son indicios de un El Dorado o de Celestiales magnificencias y Divinas Altezas? ¡Mucho creo que NO! ¿Y qué garantía tienen las enseñanzas que no se traducen en funciones vitales en quienes las adoptan? ¿Acaso la retórica proficua y resplandeciente, que logra afianzarse a base de felices gestos y que se señalan mejor por sus Templos que sus Vivencias actualizadas, son síntesis y confirmación de Verdades Universales o bien del VERBO ETERNO de la Vida?

Si usted no encuentra la actualización de sus más preciados ideales a través de estas fórmulas, es sencillamente porque no le han llegado hondo debajo de la epidermis, o porque no representan el sentido genitivo que debe servir de palanca a sus potencialidades dormidas, o de medio de cohesión creadora para sus fuerzas dispersas o mal coordinadas.

Yo no le diría que estas enseñanzas variadas que menciona son malas o detestables. Solo me refiero a la incapacidad suya para asimilarlas. En todos los sistemas hay algo de noble y loable, en ulterior análisis. Pero volvemos aquí a lo que le decía al comienzo de esta comunicación. Hay sistemas lentos, confusos, que conducen a complicaciones y trágicas experiencias, por necesidad, porque no tratan de resolver los problemas de la vida en sus propias bases fundamentales. Además, lo que es puramente teórico y esquemático puede ser a la larga una rémora o una fuente de acres desazones, porque no se puede remover las intimidades del ser sin poner en acción sus reservas de fuerzas. De ahí la resultante aparentemente contradictoria, confusa y trágica a que me refería más arriba. Y esto lo notamos en la mayoría de las gentes que se entregan a los estudios de Yoga, Ocultismo y Espiritualismo, con ejemplar sinceridad, o que se abandonan a los cultos incitantes que rinden pleitesía a la Divinidad y dan prestancia a su volubilidad emotiva, también con devoción digna de todo encomio. La referida “mala suerte”, las trágicas consecuencias que denuncian esas gentes, se debe precisamente a que no siendo capaces de medir sus pasos ni de controlar sus propias energías, se ven inconscientemente arrebatadas y desbocadas cuando las doctrinas exóticas y los ritos enervantes o exaltadores les activa las entrañas.

Así, una enseñanza mal asimilada, obra a modo de opiato, de tremendo excitante, o de desquiciador revuelo íntimo, si no está bien implantado en la Conciencia del individuo, o sea si no opera las transformaciones que le son necesarias para elaborar en él los empeños y los estímulos rehabilitadores y verdaderamente superadores. Lo importante aquí es promover la sublimación del ser, y su ulterior identificación con las eternas Esencialidades.

Toda otra laya de experiencias resulta, en fin, fútil o contraproducente o por lo menos sin verdaderos efectos trascendentalizadores. De ahí que haya dicho yo antes que es preciso TRASCENDER lo incipiente, SOBREPONERSE a lo ilusorio, ENALTECERSE dentro o por medio de lo eventual. Obrar de otra manera es entregarse a espurios estímulos que acaban por promover en nosotros letales tósigos y deleznables conquistas.

Es preciso, en fin, REGENERAR el ser, continuamente, hasta lograr su completa REINTEGRACIÓN con lo Esencial, y esto se logra mediante la REIDENTIFICACIÓN INDIVIDUAL con lo superlativo y ulterior de la vida. Y es allí donde se hace enfática la importancia de un Guía o MAESTRO. En defecto de esta incomparable fuente de inspiración, que es medio inequívoco de fortalecimiento y orientación, el individuo está a merced de sus instintos y de las múltiples incitaciones ambientales y circunstantes, que le privan de toda oportunidad de auto-rehabilitación. El individuo podría hallar satisfacciones en los formulismos tradicionales y ayudas en símbolos más o menos exactos de distintos dogmatismos, como lo son las enseñanzas escritas y las leyendas hipostasiadas (Divinizadas), pero será siempre una veleta, una víctima de las circunstancias, un ente castrado en sus más íntimas potencialidades, pues prefiere lecciones ajenas a las propias, o se deja seducir por Esplendores ocasionales del Sendero, que resultan casi siempre simples alucinaciones, oropeles. Mucho mejor es descansar en las propias potencialidades, y en fin atenerse a las experiencias íntimas, que son las que nos identifican con nosotros mismos y que nos reconcilian con los Valores Espirituales o Poderes Eternos.

Claro está, suele haber en la seducción ocasional de los dogmatismos y en los influjos maravillosos de las leyendas Divinizadas proficuas resultantes de consuelo, y hasta riendas para los deseos; pero como no controlan los instintos ni agotan las pasiones ni anulan los atavismos hereditarios, el individuo se encuentra siempre en trance de víctima de sí propio y de la circunstancias a la larga. Por eso mismo es conveniente seguir disciplinas regeneradoras, sin las cuales toda creencia y todo culto es simple sedante de emociones y postergamiento de dolores que se vuelven en fin indispensables.

No importa cuanta teorización se haga con respecto a lo cosmológico y Divino, todo es vano, todo es simple entretenimiento más o menos razonable y bello.

Pero no es en las confidencias del intelecto ni en los consuelos emocionales que hallaremos la solución a nuestros problemas eventuales de la vida, sino más bien en la comprensión íntima, en la realización intuitiva que nos permite vislumbrar, asimilar y auto-integrar a nosotros mismos las grandes Verdades de la Vida. Por eso mismo he aludido ya a lo fútil de los ceremoniales, los inciensos y las oraciones mecánicas. Para que la vida sea fructífera y dignificante de nuestro ser, debe ser un proceso de asimilaciones trascendentales y de genuinas modalidades de autogeneración superativa. Vivir es perfeccionarse y no simplemente vegetar o entregarse a convencionales afectismos y más o menos hipotéticas ilusiones.

Todo cuanto se haga, en la profesión ESPIRITUAL o en la búsqueda de la VERDAD, para que sea de positiva efectividad y trascendencia, ha de fundarse en el propósito de la autogeneración. No importa cuales sean nuestras creencias si somos ingénitamente unos idiotas o unas bestias de pasiones. Ningún Sacramento ni ninguna Bendición logrará jamás mejorar nuestro ser ni nuestra suerte si somos en nuestra intimidad y en nuestra personalidad, en nuestras vivencias, así como en nuestras costumbres, simples animales disfrazados de hombres. No se ha conocido todavía, ni se conocerá nunca, de un milagroso concurso que transforme al individuo por el solo intermedio de una interferencia mecánica, o por la actuación de un semejante nuestro. Para que haya positiva evolución debe existir un proceso de transformación sustancial en lo íntimo de nuestro ser. Las abstracciones idealistas, los talismanes, las absoluciones, y las actuaciones vicarias no pueden, en fin, transformarnos, por más que nos influencien ocasionalmente.

Dice usted que antes quería ser Yogui en un par de años, y que un sacerdote le dijo que con el Bautismo estaba ya salvado. Muy bien. Siga usted confiado en su Bautismo y no haga nada en el sentido que le apunto, y verá que la vida no merece ser vivida mayormente. Pero le felicito por cambiar de idea respecto a sus ilusiones de hacerse Yogui a plazo determinado, reconociendo que pese a sus cuantiosos esfuerzos durante tantos años se encuentra usted solo en los prolegómenos de la auténtica Filosofía Trascendental, en la antesala del Templo Eterno. El mero hecho de comprender esto es ya enorme mérito, por lo que le debo sinceras felicitaciones.

Pero alega usted que ahora mira en el fondo de la realidad del mundo, de la vida, y encuentra cuanto navega en el error la gente que cree haber puesto picas en Flandes solo por el hecho ser Miembros de una Iglesia determinada o por alcanzar los Grados de que hablan los Teosofistas y Rosacruces. Excelente aserto, mi Querido Discípulo, y mejor aún cuando refiere usted que el Espiritismo le ha traído solo desazones y peores ilusiones. En efecto, todo es mero subterfugio convencional si no transforma el ser y si no nos pone en condiciones para forjarnos derroteros y para lograr las trascendencias que nos sirven de inspiración. Es más, la vida no es para pagar culpas o erradicar errores pasados, ni tampoco para lavar pecados pasados, sino, sobre todo, para que nos rehabilitemos en el mecanismo genitivo y en la estructura étnica nuestra. Todo lo demás es pura fruslería, retórico romance de alucinados….

Gracias a usted por reclamar mi Protección, y por aducir que ha concluido por anhelar, sobre todo, actuar dentro de mi aura, mereciendo mi Inspiración, reconociendo que soy el originador de vivencias verdaderamente vitalizadoras y polarizadoras en sentido enaltecedor de los potenciales biopsicoespirituales y en fin porque personifico los designios eternos y origino un moderno RENACIMIENTO ESPIRITUAL. Agradezco de veras sus maneras de comprender, tan ampliamente, mi labor y mis Enseñanzas. Pero ve usted, mientras otros Instructores antes han sido SENDERO, PALABRA, RAYO O PUERTA, yo soy FUERZA UNIVERSAL que vitaliza y que eleva.

Pero ¿Qué les diré más de mi o de la obra que sirvo, si todo está comprendido en la Iniciación que promulgo? Promuevo la Nueva Era (Acuaria) y quienes tienen el acierto de llegar hasta ni tienen que atenerse a los rigores de mi actuación, que es de intensa dinámica regeneradora. Mis Discípulos deben ser fieles exponentes de mis Enseñanzas, y los ejemplos vivientes de mis recomendaciones. Mi Norma es Creadora, y tiende a transformar el ser, condicionándolo para la participación a designios superiores, así como para lograr realizaciones de Planos Trascendentales. Si usted insiste en considerarse capaz para seguirme, y para someterse a mis directivas Espirituales, le acepto. Pero le prevengo que esto le obliga a empeños de carácter moral muy señalados y no le es dable flaquear una vez entrado de lleno en la INICIACIÓN.

Si usted es de esas almas que gustan mariposear, o que nunca están satisfechas con la vida, ni son capaces de encontrar en sí mismas los Divinales Tesoros que su ser atesora, debe cuidar mucho de dedicarse a lo ESPIRITUAL, no sea que su propia Conciencia se convierta en Juez Castigador por buscar lo que no merece y por tratar de prevalecerse de lo que su Dignidad no pone a su alcance todavía. En fin, si no tiene anhelos sinceros ni convicciones fundadas, más vale que no aspire a los Poderes del Espíritu, pues el mundo podría seducirlo demasiado fácilmente y hacerle entregarse a confusiones y desesperaciones peores. Solo las almas dignas y fuertes tienen cabida en la Senda del Espíritu, que es todo Luz, Poder y Grandeza, pero que se vuelve Infierno si se falta a los imperativos de la Conciencia.

No se puede jugar impunemente con los Principios Eternos. Por eso le recomiendo no hacerse ilusiones, y no tratar de ser más de los que verdaderamente es o merece ser. Las almas necias, tan solo, tienen pretensiones y solo las indignas quieren lo que no merecen.

Usted ha llegado a Imperator del Centro Luminar “Kut Humi” ya. Me felicito de que manifieste tanta sinceridad en sus aspiraciones y empeños. Pero no haría usted nunca honor legítimo a mi nombre y a mi persona si no cumpliese mis recomendaciones, que son siempre relativas a las necesidades de la Naturaleza Humana y fundadas en Principios Universales. Todos los Discípulos cumplen una Misión, escogida por ellos mismos; pero esto no es para cultivar su vanidad o alardear de “adelantos”, sino para facilitar la humanización del mundo y la auténtica Espiritualización de la Humanidad. Al cumplir sus cometidos, que los Discípulos aceptan por propia decisión, facilitan sus propios desenvolvimientos íntimos, y se preparan para actuaciones superiores, en concordancia con la evolución Universal. No hay cabida para caprichos, ilusiones o vanidades en los Discípulos.

Bien, le he sintetizado aquí lo que solicita saber de mí por ahora. Las Enseñanzas Superiores, de las que lo que antecede no es sino los prolegómenos, le llegarán por la vía Espiritual, de acuerdo con sus merecimientos y según sus propios esfuerzos. Si se desanima, allá usted, y si prefiere caer en las veras del Sendero, que son los desfiladeros de las pasiones y los abismos de la confusión, también allá usted. Su Maestro le guiará, le aconsejará, le ayudará en todo lo necesario, y también le dará las FUERZAS INDISPENSABLES para que logre su emancipación y superación ahora anticipada; pero no exija más de lo que se haga merecedor. No olvide que la Dignificación del ser es la base y Norma de mis Enseñanzas.

Gracias por sus ofertas de ayuda en todos los sentidos, y por su entusiasmo, que, confío, no aminorará nunca, ni en los momentos más críticos de su vida. No sea usted como esos que piden pruebas para perfeccionarse más rápidamente, que en la primera oportunidad se retiran, protestan, patalean, y en fin salen denigrando de todo lo Sagrado que no supieron comprender ni merecer, ni mucho menos atesorar y emular.

Con mis mejores deseos de Prosperidad, Paz, Salud y Amor, de doy mi mejor Bendición Espiritual.

Maha Chohan

Maestro K.H.