EL PODER DE LA ORACION

De la obra: EXPERIENCIAS DE LA CONCIENCIA MAS ALLÁ DEL TIEMPO Y EL ESPACIO.

Por el Pr. OM Lind-Schernrezig

 

"Para mí, orar es conseguir energías que me son indispensables para proseguir en mis esfuerzos por la vida". Swami Jñanakanda.  

"Sin la oración, el peregrinaje Espiritual por este mundo sería algo crudo, cruel y sin sentido". – K.H.


La ORACIÓN es un poderoso factor de transformación de nuestra vida y nuestro ser.

Cuando oramos con fervor y devoción, intensificamos la acción de nuestras íntimas energías, y de éste modo alteramos el Común Denominador de nuestros empeños, se subliman nuestras aspiraciones y al propio tiempo recibimos fuerzas nuevas y nos conectamos con fuentes nuevas de realización.

Sería erróneo creer que la ORACIÓN es simplemente un acto de culto: es, sobre todo, un esfuerzo de elevación del individuo hacía lo Supremo y Eterno, DIOS, por medio del cual nos saturamos de fuerzas superiores y nos situamos en condiciones ventajosas de inspiración para proseguir nuestra vida. De ahí que mientras mas oremos, más nos encontramos en armonía con lo Infinito, y nos dignificamos hasta el extremo de hallarnos asistidos por los Principios de la Vida: el Poder Divino.

ORAR es emanar nuestras íntimas fuerzas, y también ahondarnos a nosotros mismos. Es, sobre todo, conciliarnos con nosotros mismos y proceder a Comulgar con el Verbo Eterno, la fuente de toda Vida. Por eso aun nuestros mínimos impulsos hacía la ORACIÓN asumen un carácter místico dinámico que nos beneficia visiblemente en nuestra moral y en nuestras aspiraciones subliminales o Espirituales. De ahí que la ORACIÓN bien practicada, sin fanatismo religioso o superstición tonta o vacuo sentimentalismo místico, es sin duda alguna la forma más poderosa de energía que se puede generar.

Decimos bien: GENERAR. Orar no es crear energías, sino transformar, sublimar, Divinizar las que hallamos en nosotros mismos o que absorbemos del espacio en que actuamos. ORAR es, pues, una función generativa, a la vez que expresiva de las energías sublimadas.

Al ORAR, debidamente, no somos simples máquinas de repetir ORACIONES más o menos comprensibles, sino, sobre todo, sinceros devotos de las Verdades Eternas cuya existencia no podemos pasar por alto en todos los momentos trascendentales de la vida. Y al proceder a ORAR, ponemos en acción el mecanismo generador de nuestro ser, que es la conciencia. ORAR, pues, es ahondar en nosotros mismos y laborar ahí, en las sublimes reconditeces, trasmutando fuerzas comunes en Divinal Oro Espiritual.

El rezo común y corriente, mecánico, no conduce a nada efectivo o práctico, sino que ahoga nuestras esperanzas en fútiles esperas y torpes emociones que alteran la normalidad de nuestros sentidos y nos hacen caer en vórtices de confusión mental.

La ORACION es un Poder. No cabe duda. Esto está demostrado por su influjo sobre nuestra mente y cuerpo, como lo evidencian las glándulas de secreción interna o endocrinas. Sus resultados, pues, pueden ser medidos en términos de aumento de vitalidad biológica, incremento de la confianza en sí propio, mayor brillo intelectual, superior fibra moral y, sobre todo, una comprensión más profunda de las realidades humanas íntimas. Esto, sin duda alguna, es suficiente para justificar un hábito de ORAR, si es sincero y consciente.

La ORACIÓN no puede dejar de modificar profunda y notablemente nuestro carácter porque metodiza nuestros hábitos y estandariza nuestras aspiraciones. ORAR es saber sostener un pensamiento, escrutar las maravillas de la vida, y marcar indeleblemente nuestra personalidad con propósitos bien sentados. La ORACIÓN, en fin, demuestra la validez imponderable e insustituible de los Poderes Espirituales.

La ORACIÓN es, también, un gran remedio para nuestras cuitas y dolencias. Nos infunde tranquilidad, altivez de miras, fuerza defensiva y paciencia, confianza personal y disposición corporal para las rehabilitaciones milagreras y la revitalización integral. Es un positivo enriquecimiento, además de un atizar de las fuerzas innatas y Llamas Sagradas.

ORAR es descubrirse a sí propio, desnudamente, sin vanidad ni prejuicios, con sus limitaciones, egoísmos, temores secretos y burdos errores. Así, desarrolla un sentido de responsabilidad personal, íntima, que lo encausa con obligación moral dentro de normas de dignidad y de humildad. Es, desde luego, una rectificación del alma en peregrinaje hacía lo Alto, o con consagración que confirma la imponderable trascendencia de lo Espiritual, la Gracia y la Providencial rehabilitación.

Bien comprendida, pues, la ORACIÓN es un poder tan efectivo y real como lo es la Gravedad y la fuerza electrónica. ¿Qué de extraño, pues, que algunas almas encuentren más satisfacción en ella que en los deleznables bienes mundanos, o que enfermos graves que han ensayado en vano los recursos de la ciencia para tratar sus dolencias, se han visto aliviados y sanados por el sólo concurso de la ORACIÓN? Los milagros de los remansos de Paz recomendados por los sistemas religiosos, como Lourdes, Lisieux, Nara, Copacabana, deben bastarnos para comprender que la ORACIÓN, si es practicada con sinceridad y honda convicción, es el Poder Espiritual que actúa, aún a veces en contra de los dictados llamados "leyes naturales". Los milagros de la ORACIÓN son interminables, puesto que procuran confianza y fuerza en medio de las más terribles tribulaciones y le permiten al hombre vencer las fuerzas de la Naturaleza.

El inventor en su laboratorio, ORA, lo mismo que ORA el místico en su Sanctum. ORA el Artista que labora bajo el influjo de la inspiración. ORA el industrial y el negociante, el palafrenero y el soldado, el mísero ganapán y el pordiosero, cuando se reconcilian consigo mismo y, sacando fuerzas de lo recóndito de su ser, dejan que fluyan a través de su cerebro y su ser todo las energías internas, de cuya existencia no tenían siquiera nociones de su existencia.

Claro que se puede menospreciar el valor de la ORACIÓN si se considera en sus aspectos más superficiales y aparentes. Una imploración votiva o la repetición maquinal de determinadas palabras podrán merecer el desprecio del descreído que no ve en ello sino una superstición de almas sencillas o un recurso de desventurados, pero en sus aspectos mas elevados, es una actividad madurada indispensable para el desarrollo de la personalidad en sus fases superiores, ya que reintegra al hombre a las funciones creadoras de la Vida. Es solo por medio de la ORACIÓN, en efecto, que logramos hacer actuar armoniosa y sublimemente todas las partes del amplio mecanismo del ser, en lo corporal, mental y Espiritual, y es lo que nos da ese aspecto de poder indestructible que nos anima en medio de nuestras tribulaciones, nos conforta en el infortunio y nos sostiene en las pruebas supremas.

La ORACIÓN nos permite templar nuestras fuerzas íntimas y atraer hacía nosotros las que nos faltan, que hallamos en los misteriosos reductos ignotos del Infinito, en nuestros empeños por convertirnos en dignos vehículos de lo Supremo. La convicción nos sostiene; pero la ORACIÓN nos da la fuerza.

Otra vez, la ORACIÓN demuestra la realidad de éste aserto: "Pide y te será dado". Las experiencias mas álgidas de la humanidad lo verifican. Claro está, la ORACIÓN no restaurará la juventud en un cuerpo decrépito, no nos convertirá en soles ni nos impedirá de morir. Pero da una fuerza infinitamente superior a las cuitas por las que pasamos en el trascurso de nuestra vida y nos infunde una confianza extraordinaria porque nos hace descubrir el sentido de la Vida, comulgar con la Verdad. No importa cual sea la forma de ORACIÓN, si es sincera, y que la practique un Yogui, un fiel cristiano, un frenético zulú o un seguidor de Budha, demuestra que el ser humano logra con ella su contacto con las fuentes de la energía Infinita. Y aunque no lo creamos o no lo entendamos, al ORAR, de veras, intimamos con la fuerza motriz que mueve soles, crea Universos y sostiene la virtud y da sentido a lo sublime y sagrado. Si sabemos pedir la actuación de este Poder, se actualiza en nosotros, por motivos de nuestro mismo ímpetu y empeño, porque la ORACIÓN nos fortifica y dignifica muchas veces a pesar nuestro, si somos sinceros en nuestros afanes devocionales.

Claro que es craso error el conminar a Dios que gratifique nuestros caprichos y nos proporcione lo que se nos antoje. Dios sabe su negocio. El Poder de la ORACIÓN no consiste de hecho en pedir y esperar confiadamente, sino mas bien en su utilización. La ORACIÓN es mas evidente si es para nosotros un medio de expresión de la Energía Universal y no una simple gratificación personal.

Fue Emerson quien dijo: "Nadie ha orado nunca sin aprender algo nuevo". De hecho, cuando oramos nos volvemos mas sensitivos y mas sensatos. Por eso la ORACIÓN nos hace comprender y sentir mejor la Sabiduría, la Belleza, el Poder y la Justicia que existe en todo lo existente.

Y no importa cuándo o dónde sea, si ORAMOS con sinceridad y fervor no podemos fallar en nuestros intentos: descubriremos que el Poder Universal está dentro de nosotros mismos y que podemos expresarlo lo mismo que el más milagrero de los Elegidos Místicos.

La ORACIÓN es la base de la Meditación, porque con ella nos disponemos a comulgar con las fuerzas superiores de la vida ...

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LA PAZ SOBRE LA TIERRA dependerá únicamente de la Paz del Corazón, del Equilibrio mental, de la Ponderación y de la Serenidad. Sin éstos, las sentidos se extravían y producen luchas pasionales desenfrenadas, con torpezas, infamias, odios, codicias, tormentas ideológicas, desequilibrios y crisis morales y, en fin, paroxismos que son GUERRAS. Solamente fines de trascendencia Espiritual logran reducir a la humanidad a sus verdaderas necesidades y constreñirla a ser fiel a sus propios designios, apartándola de las vanidades y superficialidades generadas por su ignorancia y las ilusiones desviadoras de sus incultos sentidos.

El Anillo Espiritual – Barcelona

"Si consideramos que la mayor parte de las gentes son "enfermos del alma", tendremos una de las principales claves para la comprensión de sus problemas, desventuras y miserias secretas, y si queremos resolver de veras todos los problemas que aquejan al ser humano, debemos saber que no es en las guerras, en las medidas legislativas ni en las imposiciones ejecutivas, como tampoco en las esperanzas religiosas ni en los oscuros manejos de la política donde debemos buscar e interrogar" Pr.OM Lind-Schernrezig

“Es preciso forzar los mecanismos del destino a fin de lograr que el Ecumenismo Espiritual se haga una realidad, por encima de todos los ecumenismos denominacionales y de sistemas de fe. La Universalidad es Espiritual, lo demás es simple extensión de vista y de ansias o intereses. En lo Espiritual se supera toda lo incidental, casual o mundano. Es la Verdad que triunfa integralmente” K.H.