EDITORIAL
Continuando con nuestra línea editorial en torno a la Paz, retomando documentos de vieja data que no obstante cobran permanente actualidad, cambiando el escenario o los protagonistas, pero que perduran en lo fundamental, el presente Editorial corresponde a un comunicado escrito por el Ilustre Prof. Oung Maung Shrenzi el 11 de Noviembre de 1932, y publicado en L´AUBE --- Organo Mensual de la Sociedad Nueva de Aplicación Filosófica --- quinto año, No. 60, Febrero 1933. Original en Francés a disposición. Cortesía para ARIEL de la Fundación Pr. OM Lind-Schernrezig y del Museo Mundial de la Historia Viviente de la Humanidad, el 18 de Mayo de 2001, Día Internacional de los Museos.
GUERRA A LAS CONFERENCIAS DE PAZ
Noviembre 11 de 1932
... ¡Paz en la tierra entre los hombres de buena voluntad! Pero esta plegaria es inútil. La voluntad no basta, aparte de que no existe esta famosa voluntad de paz, o por lo menos es tan insípida, en tal minoría, que la guerra será la pesadilla de la paz y su perturbadora en todos los tiempos.
Últimamente recibimos una invitación del Prof. Albert Einstein a propósito de una “Asociación a favor de la Paz”. Le respondimos así: “Querido Colega, tenemos la mejor voluntad del mundo para que la paz sea eterna, pero por más que la sintamos en nosotros mismos, no creemos en la de la gente del mundo. Juzgamos que la paz será imposible aquí (en la tierra), mientras no se haga imposible la guerra”.
Entonces fueron las Fuerzas Socialistas contra la guerra las que nos colmaron de prospectos. El Señor Romain Rolland nos mandó su solicitud, y en homenaje a su talento le respondimos en estos términos: “Señor, aceptaríamos su invitación si estuviéramos seguros de las finalidades de ésta conferencia pro-pax, pero no podemos esconderle a Ud. nuestra desconfianza viendo su organización. Mucho tememos que esta paz perseguida ahí no sea más que una justificación comunista del adagio latino “Si vis pacem para bellum”. Una paz a base del espíritu de guerra no puede, según nuestro entender, ser una fórmula pacifista duradera siquiera viable”.
Luego recibimos una apremiante invitación para asistir al Congreso de las fuerzas religiosas contra la guerra. Nuestra experiencia nos obligó, una vez más, a renunciar. Después de 1914-1918, después de Lucarno, después del reciente incidente de la S.D.N. ante el conflicto armado sin declaración de guerra entre la China y el Japón, no podíamos exponernos a una desventura, mucho menos después del fracaso del llamamiento del Prof. Einstein y la bancarrota del Congreso Socialista pro-pax de Ámsterdam. Respondimos, por lo tanto, exponiendo nuestros sentimientos en los términos siguientes: “Simpatizamos con sus votos y deseos, pero no albergamos, ¡ay!, ninguna esperanza de éxito para su empresa, por sincera y honesta que ésta sea. En calidad de miembro de este Congreso, sentimos notificarles nuestra ausencia intencional en la próxima reunión que tendrá lugar en Ginebra, los días 16-18 de agosto de 1932, en señal de protesta de nuestra convicción de que esta Asamblea, como las anteriores conferencias a favor de la Paz, no encarna, según nuestro punto de vista, el método preciso e indispensable para llegar a instituir o hacer siquiera posible la Paz sobre la tierra, entre los hombres, y nuestro principal motivo para ello es que no llegamos a creer que la paz jamás será posible aquí en este mundo mientras no sea una realidad definitiva en el espíritu y en el corazón de todos los miembros de la especie humana”.
Esta conferencia se celebró en su momento previsto y nos enteramos que hubo gran efusión de palabras, con muchísimos latidos de corazón e incluso rociadas con llantos torrenciales de homo sapiens exaltados, pero todo quedó en la preparación de nuevos “informes” y en la preparación de nuevas “comisiones”, así como en la confección de próximos discursos para las posteriores reuniones. ¡La historia de siempre! Y así se hace saber a nuestra “bourgeoisie épatée” (burguesía asombrada) que la paz reina en el mundo, exactamente como si se quisiera hacernos creer que hay paz porque no hay guerra, o que habrá paz mientras no haya “guerra declarada” como en el conflicto sino-japonés y en el paraguayo-boliviano. La Conferencia para el Desarme también recurre a tales argucias tan edificantes, haciendo discursos sobre lo ofensivo y lo defensivo de ciertas armas, para llegar al final a la conclusión que todas las armas son de orden defensivo y que incluso la guerra, mientras no está declarada, no existe en absoluto o que no es más que una ilusión de los pacifistas que tienen miedo cobarde a los artífices ... de las zonas de fuego! Esto, los Belgas lo supieron bien en 1914!
Hubo aún otra conferencia muy recientemente en Brujas. Fue la del Pacto de Roerich a favor de la Paz. Fuimos igualmente invitados a ella e igualmente tuvimos que renunciar a desplazarnos para ahorrar nuestro tiempo, bastante dinero y la audición de una infinidad de discursos y de mociones que sabemos de memoria, desde que permanecimos unos cuatro meses en Ginebra, durante los cuales asistimos a más de media docena de Conferencias, Congresos, Asambleas, Consistorios y otros tipos de Reuniones destinadas a hacer la paz para la humanidad. Respondimos, pues, al Comité Organizador de este Pacto de Roerich que “la guerra nos es de lo más odioso, siendo la peor lacra de la humanidad, pero que juzgábamos que los Pactos serán tan impotentes para evitar la guerra como los revólveres de los policías de nuestras ciudades. Mientras haya fábricas de armamentos, escuelas donde se enseña el patriotismo y cancillerías donde se agiten intereses nacionales, la paz será un imposible tan grande como una calma eterna sobre los océanos”.
El Pacto Roerich tuvo lugar, pero no impidió, como tampoco la S.N.D. y el Pacto Briand Kellog, y todos los otros pactos y conferencias de paz y en contra de la guerra ya celebrados, que el Japón perpetrase el fatal asalto de China, y le arrancase, sin declaración de guerra y al precio de millares de víctimas, Shangai y la Manchuria, y en fin que el Paraguay y Bolivia se entre matasen, que los Colombianos y los Peruanos preparasen una nueva guerra en estos precisos momentos! ... ¡Nihil novum sub sole!
Consideramos ahora una nueva Invitación. Es asombroso como se nos acosa con invitaciones este año (1932), cuando muy bien se sabe que no tenemos sicología de rebaño dispuesta para hacer lo que los demás hacen y para ir por todas partes, dónde se nos ofrezca un momento de esparcimiento para desahogarnos sobre unos temas sentimentales. Que se sepa bien, por tanto, que no somos, en absoluto, pasivos, en una palabra, que somos activos, y que juzgamos que la paz no vendrá por sí misma y que es preciso por fuerza conquistarla, es decir que el día que queramos arruinar de una vez por todas el peligro de “Damocles” de la guerra, será preciso hacer la guerra a la guerra, vencerla y conquistarla. Sin ello, todo no es más que tiempo perdido, además después hará falta que la paz sea una realidad dentro del alma, una realidad espiritual y en el corazón, una realidad de sentimientos.
La nueva invitación que nos llega viene de la Fraternidad de las Religiones que se reunirá en Chicago, en ocasión de la Exposición de 1933. se nos invitó a participar en ella. Incluso se nos rogó trabajar desde ahora para asegurar su éxito, pero cuando nuestra buena fe nos hacía actuar en este sentido, fuimos sorprendidos por las artimañas de bajas pasiones. Cuanto creímos en la sinceridad de esta pomposa Fraternidad de los Sistemas de Fe, más hemos sido aquí alcanzados y perjudicados, sin causa precisa, por la mezquindad de la envidia de ciertas personalidades de su Comité organizador. Si empiezan así, mucho adivinamos dónde y cómo acabará esta grandiosa Fraternidad de la Fe. Nosotros, que hubiéramos querido prestar todo nuestro importante concurso para el éxito de este Congreso, nos vimos pues obligados a retractarnos, y nos apresuramos, desde ahora, a vaticinar el desenlace final: “La fe habrá fraternizado por una vez, pero no será más que por esta vez, pues la fe es demasiado a menudo un asunto visceral y no bastante de ciencia, de alma y de corazón. Mas, tal vez con el olor del Paté de Foie Gras de las fábricas de conservas, y sobre la fe y el Foie de los Racketeers de Chicago, la fe tendrá ahí más éxito que en otras partes; esperémoslo por lo menos!.
Eh ahí otra Conferencia que nos habla de Paz. Pero una atenta consideración de sus objetivos y de su programa nos hace descubrir que la Paz sólo se menciona ahí porque no existe en el mundo. Es la única vez que vemos y oímos hablar de paz, de espíritu y de corazón. El anuncio nos llega esta vez de Oriente, de los Líderes y Filósofos Budistas. No piensan en absoluto reunirse en Asamblea Mundial para discutir de la paz, sino simplemente para perfilar un Movimiento de Reforma de todos los Valores Sociales Humanos, a fin de crear la imposibilidad de la guerra, y a la vez, facilitar igualmente el más completo desenvolvimiento pacífico de las facultades trascendentales del potencial étnico de nuestra especie. Su objetivo no es discutir proyectos, hacer discursos, tratar de ponerse de acuerdo, sino simplemente de encontrarse para definir el plan de acción o de procedimiento para llegar a instituir la realidad objetiva del espiritualismo Búdico, para concretizar, en fin, en forma sintética, la realidad cristalizada de las sublimes concepciones Budistas en el seno mismo de la naturaleza humana. Estando dotados de poderes espirituales no tienen nada que pedir a los profanos. Teniendo en mano la dirección del mundo Budista, que se cifra en más del tercio de la población total del globo, no tendrán que mendigar esfuerzos, cooperación o contribuciones de nadie.
Los Budistas nunca fueron consultados sobre los problemas del mundo. Pero teniendo conciencia que tienen una tarea para cumplir ahí, como buenos espiritualistas y como seres humanos sensatos, han decidido ponerse a su tarea sin pedir permiso a nadie. Tienen al Oriente en sus manos, y la mayor parte de la Intelligenzia occidental que sigue de cerca la filosofía de Oriente. Es pues procedente preguntarse cuál será el desenlace de una tal acción coordinada de los Poderes Espirituales, los mejores definidos y más fuertes del mundo, y en fin los factores de mayor peso en la formidable, colosal y misteriosa alma del Asia.
No hay peligro de que esta acción se confunda con el fantasma mundial del momento: el comunismo, pues no creen en él y lo aborrecen. No nos queda más que esperar. Pero un Alba Segura se dibuja ya en el horizonte, pues los principios del Buda son bien conocidos. Jamás las Enseñanzas de Buda sirvieron para hacer la guerra, para establecer conquistas, para expoliar ningún pueblo, para implantar por la fuerza ninguna creencia o para imponer ninguna costumbre, ni tan sólo para hacer derramar lágrimas. ¡Que bella conquista para la humanidad si esto se generalizase por todas partes”
A tal Asamblea asistiremos, porque hará la guerra a la guerra, y establecerá la Paz Universal mediante la paz de las almas y de los corazones.
Oung Maung Sherenzi
* * *
No excluimos a nadie. Dios es en todas partes y eterno. Se excluyen a sí mismos aquellos que rehúsan suscribir el CONVENIO CODIGO ESPIRITUAL ETERNO. Con todo, los amamos y siempre les ayudaremos. De hecho les invitamos a cooperar con nosotros, a pesar de todo, en nombre de Dios.
Si están realmente tan interesados en el Bienestar, la Cultura, la Caridad, la Prosperidad para todos, el Amor Divino y la Fraternidad Humana, y si todos tienen verdaderamente la misma meta en la vida, es decir: Paz, Salud, Respeto, Felicidad, Bienestar, Visión Espiritual y encomendable Sabiduría, ¿Por qué no se unen para demostrar su fuerza y valor, en lugar de actuar como desesperados estúpidos y endiablados enemigos?. Si se ayudasen y bendiciesen unos a otros, seguramente que demostrarían ser más dignos, y los ideales propuestos tendrían mucho mayor éxito.
COOPEREN PARA QUE SE HAGA EN COMUN UN MUNDO MEJOR PARA TODOS
Inútil tratar de imitar. Cada nueva imitación es un factor añadido a la confusión mundial, la discriminación y la intolerancia: una nueva forma de vano ersatz (sucedáneo) y fútil ilusión, y solamente un cambio de postura en “encarcelamiento mental”.
UNIR es construir DESUNIR es destruir