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Universidad Mundial

                    Científico Espiritual

Sección Educativa:
ALIANZA UNIVERSAL
         
Centro de Conciencia Espiritual
ESCUELA DE ALTA SABIDURÍA (BODHA)

 


Lección Especial IX

Por el Venerable Maestro K.H.

(original en francés)

 

La Habana, 11-12-1950.

 

Queridos Discípulos,

 

Una muy grave objeción se levanta a menudo en  contra nuestra, y consiste en decir que perseguimos un ideal demasiado bello para ser realizado, y de ahí se salta a la conclusión de que somos demasiado exigentes con nosotros mismos y con quienes estamos en contacto.

En realidad, nuestro Ideal no es irrealizable y no somos más exigentes que la Vida misma. Es evidente que nuestras concepciones son depuradas y elevadas, tanto como la norma de conducta o comportamiento que nos caracteriza. No se nos puede confundir con ideologías charlatanas y sectarismos dogmáticos, aficionados a la ortodoxia mística, como tampoco con los adeptos de una moral acomodaticia, convencional, hipócrita o irresponsable.

Nuestra concepción y nuestro comportamiento se armonizan en una dinámica fundamentalmente espiritual, porque buscamos siempre dirigir nuestro pensamiento íntimo en un sentido de Conciencia pura. Para nosotros, no se trata de vivir según unos clichés ideológicos de esencia metafísica o de actuar bajo el impulso de emociones desenfrenadas, mientras pretendemos perseguir un Ideal elevado. El dejar de hacer, el fatalismo, la cobardía moral, la vanidad y la debilidad espiritual no tienen nada que ver con nosotros, y nuestro credo radica, sobre todo, en el ESFUERZO individual por una rehabilitación integral de todo el ser.

Para nosotros, en fin, la Vida es un gran e incesante autodominio, ayudado por una Conciencia penetrante que inspira certezas concretas. Hacemos de la Conciencia el eje de toda acción y el mecanismo de todas nuestras concepciones, de todos nuestros esfuerzos, de todas nuestras aspiraciones, en fin, de todas las proyecciones de nuestro ser.

Evidentemente, todo esto exige ciertos esfuerzos, una disciplina estricta, una voluntad firme, porque no se domina uno mismo si no sacrifica los deseos instintivos, las ilusiones, las pasiones e incluso las ambiciones groseras. Además, estos esfuerzos, esta disciplina y esta voluntad deben ser incesantes, lo que equivale a decir que la mayor vigilancia debe ser sostenida en uno mismo. Tenemos que dominar no solamente nuestro cuerpo físico, sino también nuestra mente, nuestros sentimientos y todos nuestros cuerpos.

Esta vida exigente que constituye la Iniciación es inevitable cuando uno quiere verdaderamente crecer en potencia y realización, y cultivar las mejores posibilidades del alma. Sin embargo, no todo son exigencias en la Iniciación, o por lo menos estas exigencias de las cuales acabamos de hablar tienen su compensación en la vida. No todo es sacrificio en el Sendero, ya que cada esfuerzo crea en nosotros nuevas facultades, fortifica el alma, purifica el corazón, despierta y hace irradiar la Conciencia. La ley de que todo trabajo produce resultados obra  en el dominio espiritual tanto como en el dominio físico, y el trabajo espiritual produce frutos maravillosos y eternos.

Quienes no nos comprenden consideran todo esto complejo, e incluso inútil, apenas bueno para complicarse la vida e impedir la libre expansión de las pasiones e incoherentes caprichos comunes a la humanidad inconsciente y desequilibrada. Encuentran además más adecuados los cultos de conveniencia que perdonan los pecados, santifican el alma y ennoblecen al individuo instantáneamente por procedimiento vicario o mediante “indulgencias” pagadas o adquiridas repitiendo mecánicamente algunas oraciones incomprendidas.

Aquellos que encuentran la Iniciación demasiado severa y exigente, están siempre listos para tratar a los demás de impostores, charlatanes, individuos innobles, brujos o vulgares estafadores, porque es su manera de justificar su propia debilidad e incapacidad moral mental y espiritual. No son capaces de soportar las exigencias morales y esfuerzos mentales que conducen al dominio de sí mismos, y sin embargo siempre se muestran dispuestos a criticar las virtudes de los demás y a combatir la dignidad de los que no son capaces de imitar.

Es pues bastante lógico que la Iniciación verdaderamente espiritual atraiga graves reproches de parte del profanum vulgus. Sin embargo, es indispensable comprender bien que la Iniciación despierta a las almas y las introduce en mundos nuevos, las inspira para una vida basada en certidumbres nuevas y mayores, según unas realizaciones espirituales más eficaces y más trascendentales.

Ni que decir, en fin, que el Iniciado lleva una vida diferente porque ha atravezado fronteras nuevas; ha penetrado más lejos en los horizontes del alma, y se eleva en las esferas espirituales reservadas a las almas más cultivadas, los corazones más puros, las conciencias más poderosas, los seres mejor dotados para Servir, compartir, compadecer, curar e incluso para bendecir.

La Iniciación reserva sus sorpresas a quienes las merecen. El Iniciado, en esta caso, es el jardinero que recoge y regala las flores y los frutos del jardín que el mismo cultivó. De ahí que el Discípulo debe liberarse de los prejuicios comunes y permanecer indiferente ante la crítica malsana o deshonesta. Debe abrise camino mediante una conciencia clara, un corazón puro, una mente dinámica y buscando siempre la mayor elevación espiritual, transformándose el mismo en Luz Benefactora y fuerza protectora.

Se cree, a veces, que la Iniciación vuelve al individuo demasiado severo. Error grave, pues al contrario de las filosofías que conducen a un pesimismo mórbido o a un escepticismo crudo, además de estar en contradicción categórica con los sistemas religiosos sentimentales y nigrománticos, el concepto de muerte, tristeza y preocupación no tienen cabida entre nosotros. Somos muy realistas, pero no trágicos. Hacemos más bien de la Vida un homenaje infinito de sinceridad a la majestuosa Belleza de la Naturaleza Universal. De ahí que el Discípulo o Iniciando verdadero cultiva el buen humor. No podría ser de otra manera por cuanto mantiene un espíritu abierto, un corazón puro, una conciencia esclarecida y una mente libre. El Iniciando vive pues gozoso en su ser íntimo, participando con las armonías del Universo, vibrando con la Naturaleza, mientras persigue intensamente la realización del Verbo de Vida que es Belleza, Luz y plena autorealización en la Esencia o Espíritu Eterno.

El Discípulo o Iniciando no se deja jamás limitar por las circunstancias, cualesquiera que sean. Trata de sobreponerse a la lucha y dar a su alma su plena expansión, con el fin de participar en el maravilloso desenvolvimiento de la vida sobre todos los planos. Su corazón vibrante es un baluarte contra las inconsistencias pasajeras del mundo, y sus fuerzas vivas íntimas se elevan como una espada al asalto de las cumbres eternas de la Verdad.

Es preciso pues aprender a sostener la actitud mental vibrante y la irradiación de sí en estallidos de belleza y magníficos sentimientos. Es imprescindible rechazar toda idea, cualquier actitud e incluso toda posibilidad de tristeza, porque esto debilita, paraliza las mejores fuerzas del ser y destruye la conciencia. Una risa franca y una expresión de fuerza en el rostro demuestran que el ser no es víctima de pensamientos trágicos y que no persigue ningún designio indigno o innoble.

El Espíritu sano está siempre cerca del Espíritu Santo.

El Espíritu del Discípulo no debe nunca dejarse abatir o afectar por las falsedades, espejismos o ignominias del mundo. La más mínima debilidad o incapacidad se convierte para él en un pacto con estos villanos; es por ello que debe mantenerse firme, valiente y entusiasta en medio de las peores tormentas, sin convertirse en un monstruo de egoísmo o un indiferente cruel. Su corazón le dicta su mejor conducta en la vída, mientras su conciencia le indica igualmente el sendero recto y medio.

Me encanta ver a mis Discípulos siempre con una sonrisa reflejando la efusión del corazón puro y de la conciencia elevada. 

Les Bendigo a todos, profundamente.

 ALTO LOS CORAZONES EN LAS ARMONIAS SUBLIMADORAS, LLENAS DE ALEGRIA, A LA LUZ DEL SERVICIO IMPERSONAL.

 

Maha Chohan KUT HUMI LAL SINGH

Firma autógrafa

Pr. OM Cherenzi-Lind