EDITORIAL
LA GRAN CRUZADA
LLAMAMIENTO A LAS FUERZAS ESPIRITUALES FRENTE
A LOS IMPERATIVOS DEL DESTINO HISTÓRICO
Tomado: Revista Ariel Nº70 y 71 Vol.10. Agosto, Octubre de 1957. Pags.7-14
Artículo reeditado el 21 de Diciembre de 2002 en el libro “PAZ”,
Selección de Artículos del Pr. OM Lind Schernrezig
París, 1º de Enero de 1957
Muchas son las personas y no pocas las grandes organizaciones bien sea religiosas, fraternales, místicas, filosóficas o Espirituales que se preocupan en los tiempos actuales por el sesgo de los acontecimientos mundiales y el terrible mañana que parece estar reservado a la especie humana. En efecto, por aquí y acullá prosperan con inusitadas facilidades los sistemas políticos opresores de pueblos, así como los pueblos que se vanaglorian de un régimen político o económico, cultural y religioso de pura cepa democrática, sin por ello demostrar otra capacidad y resistencia sino para la desoladora miseria, la ignorancia supina, el fanatismo supersticioso más espantoso y en fin la profesión de fe de voluntades castradas y conciencias anonadadas, cuando no para la acción rapaz, cruel y envilecedora. Es más, tras de los despliegues de barbarie en que se ha puesto en evidencia la prestancia del hombre civilizado para la guerra en nombre de Dios, la Libertad, la Paz y la Fraternidad Humana, nos hallamos en estos tétricos momentos de descalabro social y psicosis de guerra frente a un aterrador cuadro de naciones desunidas que se odian, hostigan, menosprecian y hacen la guerra de manera diferente sin dejar de hablar de paz, democracia, confraternidad humana y Divinas Enseñanzas religiosas, mientras existe un organismo creado en 1945 para administrar la Victoria de la Democracia y llamado Naciones Unidas, que no Puede impedir ni el odio ni la explotación económica ni la guerra entre sus propios Miembros. En el frente religioso las cosas, distan de ser apetecibles y encomiables, por cuanto, los hombres de distinta Fe se combaten con sádico desenfado por interpretaciones doctrínales o por cuestiones de prestigio y autoridad que no saben siquiera honrar. Por otra parte abunda la literatura inspirada de un tamizado espiritualismo y de romanticismo destinados a ser sublimadores; empero vemos los espiritualistas y los románticos cogerse de las greñas con igual cinismo y arrogancia como si fuesen poseídos por el diablo en vez de bajo la tutela de Divinas consignas eternas.
Allá por el año 1933, no lo olvidemos, hubimos de iniciar la GRAN CRUZADA ESPIRITUAL DE LOS TIEMPOS MODERNOS, como siempre al margen de toda fórmula o preocupación política o de hegemonía religiosa, como lo son todas las expresiones socio-filosóficas y Espirituales del SAGRADO DOMINIO UNIVERSAL. ¡Cuántos acontecimientos desde entonces! Nuestra voz Cósmica se hizo oír entonces con acentos bien perceptibles e inconfundibles, pues nos preocupaba hondamente el destino humano y queríamos evitar una nueva catástrofe mundial. Recordábamos también que en 1912 habíamos advertido a la humanidad que se avecinaba un terrible cataclismo, que por otra parte podía evitarse si se quería salvar a la especie humana del caos moral y del vacío espiritual, pero no se nos hizo caso. Ayer como hoy, volvemos a recalcar que la humanidad corre un terrible peligro de anonadamiento total, y ésta vez no se trata ni del novísimo Medioevo supranacionalista ni del comunismo, bastante desastrosos en sí de todos modos, sino más bien de la decadencia del sentido de la responsabilidad moral y de la dignidad espiritual, subrayados por una falsa democracia de una parte y de la otra por la intensificación de las tendencias pasionales adictas a la violencia y la guerra, lo mismo que por el total menosprecio al respeto humano, la destrucción de la tea rehabilitadora del liberalismo bien entendido y en fin por el absoluto desasimiento de las Reglas de Oro y al Verbo Espiritual de las magníficas enseñanzas Divinas.
Es el caso de preguntarnos, en efecto, si el filósofo germano Oswaldo Spengler no tenía razón cuando pregonaba la Decadencia de Occidente, o si el filósofo católico Berdiaeff era profético cuando pretendía que el mundo entraba en un nuevo ciclo de feudalismo medioeval. Lo que no se dijo antes, empero, es que la decadencia occidental era de carácter biológico así como moral y cultural, a trueque el feudalismo que se está estrenando con ribetes de apasionada crueldad tiene todas las trazas de una reversión a las primitivas dedicaciones supersticiosas y diabólicas ¿Dónde está, en efecto, hoy en día, el tan cacareado humanismo, las virtudes del liberalismo, las señeras glorificaciones de la edad de los Caballeros Andantes, y en fin las sublimes realizaciones de la religión? ¿Acaso los acontecimientos actuales no dan pábulos para el peor de los pesimismos, así como para las más crueles angustias y desesperaciones? ¿Acaso la Religión ha tenido efectividad para evitar la saña satánica de los recientes acontecimientos de Egipto, Hungría, Norte África, Corea e Indochina? ¿Acaso la filosofía política de nuestro flamante siglo XX ha logrado desvencijar las monstruosidades del Marxo-comunismo parido por Judíos enfermizos y esposado por mujiks ignorantes? ¿Acaso, insistimos, las Naciones Unidas reposan sobre una moral internacional o logran impedir los satánicos desafueros de naciones agresoras, energúmenas e insolentes? ¿Acaso existe, en realidad, paz moral, independencia económica y respeto a lo humano hoy en día en todas las latitudes del mundo? ¿Acaso no proliferan las opresiones políticas que pregonan sus virtudes superlativas supuestamente democráticas y cristianas? ¿Acaso puede el individuo humano viajar libremente, residir donde quiera, o pensar como quiere en nuestro anchuroso mundo de latitudes americanas, esferas comunistas, zonas británicas, predios franceses, complejos judíos, despertares arábigos y malabarismos asiáticos? Sí, hablando sinceramente y con entera franqueza, preguntamos ¿si vale algo la vida de un hombre, hoy en día, cuando su entera existencia depende del capricho de una nación megalómana, o ya de un tirano cualquiera, de una vil denuncia política, de una vulgar mentira de orate desaliñado, o de un simple gesto criminal? ¿No es cierto acaso que el hombre moderno sufre con fatídica facilidad las consecuencias de distintos sistemas policíacos de represión cuya misión parece de hecho el hacer condenar a los ciudadanos? ¿Acaso no existe en el mundo entero un constante temor hondo, y un terror y pánico a los agentes de la fuerza y a los políticos en vista de su omnipotencia? Es más, el individuo humano puede inclusive ser catalogado como ente antisocial, comunista, carácter indeseable o despreciable bicho y por cualquier Señor Cónsul o simple "agente secreto" sin poder jamás liberarse de las ignominiosas suspicacias que pasan a ser permanentes sambenitos indelebles, y no hay en todo el mundo tras de 1957 años de cacareada cristiandad ni un solo Tribunal Internacional para poder rehabilitarlo. En los países comunistas hay por lo menos dos veces más presos políticos que Miembros en el partido político comunista. En diversos países europeos existen todavía Campos de Concentración. Israel fue creado en 1957 por la ONU creando un millón trescientos mil Refugiados para dar cabida a trescientos mil judíos. En Norte África, según parte de la prensa diaria, mueren diariamente por lo menos cien "rebeldes" antifranceses, que en realidad son patriotas que sólo quieren vivir en su propia patria libremente y no esclavizados ad eternam por el sólo hecho de que un ofendido Gran Visir le diera un abanico a un impertinente Embajador de la Francia Imperial. En Norte América cualquier individuo se ve acusado de “comunista", "antiamericano” o “gánster" por el sólo hecho de no compartir las ideas oficiales o por considerar muchas veces con harta razón a la muy vanagloriada democracia Americana inexistente. Todo esto caracteriza al mundo actual, que muchos pretenden glorificar como democracia cristiana
Hay también el hecho harto desolador de las religiones, las fraternidades, las ordenes místicas y las filosofías que siguen multiplicándose en número y desdoblándose en supuestas fórmulas salvadoras y pregonando potencialidades Divinas de absoluta rehabilitación. Lo trágico no es, desde luego, su existencia policromada y de seductoras modalidades engañosas, sino más bien sus insistencias de indiferencia frente a un caos moral, social, económico y de todos los valores que yacen invertidos cubriendo la superficie terrestre con sus ridículas banalidades, viles crímenes, audaces insolencias, estúpidas vanidades y desconcertantes inconsistencias que no tan sólo se traducen luego en simples veleidades de la insensatez y de la vesania malsana, sino que acaban por cubrir de descrédito y hundir en la confusión desalentadora a quienes así proceden. En efecto, todas éstas organizaciones ofrecen un cuadro confuso de divisiones categóricas y de ciudadelas del egoísmo irreductible, que fungen de sustitutos grotescos del vacío espiritual imperante, y lejos de ofrecer soluciones al atroz dolor y a la inenarrable angustia humana que el Dante no habría podido imaginarse nunca, promueven más bien una cacofonía cubista atormentadora que desdice de la inteligencia humana. El hombre es capaz de crear Bombas nucleares, aparatos de radiotelevisión, ojos electrónicos, calculadoras eléctricas, aviones supersónicos y hasta maravillas cibernéticas y nuevas especies biológicas, pero no es capaz de mantenerse incólume en una dignificante posición ética ni de honrarse por la moralidad sana y el concepto sagaz, cuando más necesidad de ellos hay. El hombre civilizado al estilo 1957 crea milagros científicos como los antibióticos y las hormonas artificiales, estupendas máquinas, automóviles, dardos de la muerte guiados electrónicamente, submarinos movidos por fuerza atómica, naves para viajar en la estratosfera, pero es absolutamente incapaz de vivir en paz con sus vecinos y menos aún de gozar un poquillo de paz interna, controlando su mente y elevando su espíritu. Este mismo hombre genial, malhadadamente, es incapaz de generosidad a la usanza del Cristo que pretende venerar e imitar, y si bien es capaz de producir en abundancia en sus fábricas cosas que superan a la naturaleza o que suplen a sus deficiencias, no tiene la fuerza de voluntad y cordura necesarias para cumplir sus propias obligaciones morales o para vivir como Amigo y Hermano de otros hombres, ya que todos son ciudadanos inevitables de este mundo por mandato natural de Dios. Es más, estos hombres tan maravillosos desarrollan superlativas doctrinas, inventan dogmas absolutos, crean ídolos fantásticos y se fabrican tabúes absolutos y fabulosos, pero ofrecen el triste espectáculo de una civilización materialista cruda y bárbara, y cuando se les habla de CRUZADA ESPIRITUAL o de MOVILIZACIÓN DE IDEALES PARA LA DIGNIFICACIÓN DEL HOMBRE piensan de pronto en la manera de incrementar su propio orgullo, de hacer ver su superlativo egocentrismo o sus ínfulas de megalomaníatico, y de demostrar su propia capacidad de lujuria, y autoridad bárbara. Confunden lo espiritual con lo místico, y lo fundamental con lo ilusorio y oropeloso.
Acaso el hombre no sea tan maravilloso como presume ser, en ulterior análisis, por carecer de educación espiritual y de preparación y fuerza moral. Cuando se le habla de dignidad íntima, de auto-superación o de la Regla de Oro, nada entiende, o por lo menos no reacciona como correspondería a entes inteligentes y dotados de sentimientos nobles. Es verdad que cada organización religiosa, fraternal o filosófica se dispone a servir ante todo sus propios intereses; pero lo trágico de ello es que su exclusivismo la conduce necesariamente a ser irresponsable, ilógica y hasta cruel, es decir precisamente lo antitético de todo principio y de todo valor ético-espiritual, en el transcurso de sus empeños catequistas, denuedos automáticos y luchas supervivenciales. Llegan a tal extremo de la insensatez y del sadismo doctrinal que sus reacciones degeneran efectivamente en un satanismo odioso. Proclaman sus absolutismos como derechos exclusivos otorgados por Dios, afirman sin parpadeo de escrupulosidad moral su edénica superioridad, y no obstante son capaces de mentir como orates, odiar como fieras y matar en nombre del Dios de Amor, de la espiritualidad eterna, de la sublime democracia o de sacrosantos principios de humanidad que en realidad ni conocen ni sabrían honrar. Es más, si los arquetipos cósmicos cuya genial Conciencia espiritual llevaron a la creación de todas las Religiones y magníficas fórmulas fraternales y filosóficas de este mundo reencarnasen, si los Cristos, Budha, Shri Krishna, Moisés, Lao Tseu, Mencius, Amenhotep IV, Maximiliano, Quetzal coatl, Guru Nanak, Zoroastro, Mahoma, Confucius; Mahavira y Bodhidharma apareciesen éste mismo día en los lugares donde más se presume venerarlos, no se les permitiría deambular por las calles, y se les acusaría pronto de vagos, impostores, sediciosos, comunistas, antisociales, antirreligiosos, ateos o, inhumanos. Es más, ni siquiera se permitiría en nuestros actuales días las condignas apelaciones de nuestros héroes epónimos de ayer, creadores de nacionalidades y genios del ideal humanista, y se acusaría, de necios e infames, de cínicos y siniestros personajes, y se les lapidaría en celdas ignotas de la Policía Secreta o se les llevaría ante los tribunales con el sambenito de atorrantes descamisados, vagos peligrosos, comunistas y enemigos de la nacionalidad, aun en sus propios terruños, a los Simón Bolívar, José Martí, Hidalgo, San Martín, O´Higgins, George Washington, Abraham Lincoln, Thomas Jefferson, Thomas Payne y Almafuerte.
En resumen, la decadencia del sentido de la dignidad humana así como de la capacidad moral y del uso Práctico de la inteligencia del hombre es total y categórica. Tal vez sea más propio, empero, aludir a la DEJACIÓN IRRESPONSABLE o la DESESTIMACIÓN CRIMINAL del presente homo civicus que no deja de ser un vulgar y grotesco homo sapiens deshumanizado y sin la menor pizca de sapiencia. Desengañémonos, lo mismo de la pinta de la cosa si los resultados son iguales. Esto explica también de modo fehaciente por qué la GRAN CRUZADA ESPIRITUAL DE LOS TIEMPOS MODERNOS, la más grande sino la única que haya existido jamás, no puede lograr éxitos mayores ni categoría de éxito popular, malhadadamente, el momento histórico que vive, sufre o mala y trágicamente soporta gran parte de la humanidad se caracteriza por una inversión general de valores éticos, por la inmoralidad descarada y el más descarnado vacío espiritual. Que no se nos venga con cantos sibilinos a éstas horas, pues bien sabemos que lo que preocupa mayormente a las naciones y a los individuos de todo el planeta hoy en día no son los ideales ennoblecedores ni los principios espirituales, ni mucho menos los Códigos Divinos, sino el hondo interés egoísta, el fugaz goce epidérmico y los momentáneos arrestos epileptoides que tienen por nombre la moda, la costumbre o la civilización materialista moderna. Todo este caos, toda ésta malsanía y basura no puede producir sino propensión criminal, avideces de vicio, desquiciamientos de arte al revés y de vahídos hollywoodenses, exuberancias guerreras, desplantes de protuberancias despampanantes de Pampaninis multitudinarias, y en fin regímenes sociales de entes idiotizados y restituidos a lo biológico instintivo y rudimentario, cuasi protozoario.
Aquí, como en todas las cosas del universo, hay excepciones desde luego. Hay una elite pensante en todo el mundo, que no por minoritaria resulta menos real. Vive despreciada por los mandamás artificiales que producen las modernas democracias “de ensayo”, en lo social lo mismo que en lo cultural, económico y político; pero existe. A la vez que existe a través de ingentes maltratados y perseguida como bestias feroces, pero logra subsistir, incógnito en sus improvisadas Torres de Marfil ersatz, logrando escapar a la iras de opresores místicos y tiranos políticos de todas partes. Es ésta elite incógnita en realidad, que debe responder presente a nuestros llamamientos de Unión para una CRUZADA ESPIRITUAL a fin de ofrecerle al mundo un espectáculo de integración dignificante y de genuina COMUNIÓN ESPIRITUAL.
Las actuales condiciones del mundo son harto descorazonadoras. Empero, cuasi de nada vale criticar y es inútil protestar; lo único que se puede hacer es protegerse uno mismo, y educar en vez de adoctrinar y regimentar a las masas. Los inconformes deben Unirse para ayudarse y protegerse mutuamente, así como también para hacer mejores ciudadanos por ser ésta la mejor manera de servir a la patria y al mundo entero en estos trágicos momentos.
No hay tiempo que perder. No debemos esperar para actuar, que el mundo se hunda en el fango de la plebe viciosa y encanallada, o en la desolación de las guerras fratricidas provocadas por la lujuria de poder y la imbecilidad triunfantes.
El momento es harto crítico, por cuanto peligra la existencia de la especie humana entera. Tal vez no pierda gran cosa el universo con tal suicidio humano. Pero el propio interés instintivo y la inteligencia humana, lo mismo que las ansias Espirituales, nos aconsejan aprovechar la vida, y existir con algo de dignidad.
No deben tener razón los maestros de la violencia, los genios de la maldad, los profetas del crimen ni los atorrantes glorificados del vicio. Es más, si la Religión, el humanismo y la filosofía sana no son capaces de garantizarle al hombre un mejor modo de vida, o de mantener al mundo dentro de una trayectoria de evolución sensata y dignificante, genuinamente ética y Espiritual, ¿para qué sirven?
La humanidad no puede alucinarse con vanas promesas, fallidas doctrinas e ideales inoperantes. Empero, sería muy iluso pretender que el género humano está mejor hoy en día que hace dos mil años o que hace cincuenta y cien siglos. Es el caso de preguntarse, entonces, si el mundo evoluciona o se estaciona de veras en condiciones que merecen admiración y glorificación. Hoy en día distamos mucho de gozar de la vida elegante y sana que pregonara Epicteto, sencilla y sublime como querría Pitágoras, sincera y humilde como recomendara el Cristo, sublime y genial como reclamara Budha, serena y magistral como legislara Meltchisedeq, pura y pastoral como decía Moisés, o intensa y elevada cual inspiraran Shri Krishna y Lao Tseu. Hoy por hoy tiene más importancia una buena Cuenta Bancaria que virtudes ciudadanas y una genial inteligencia, más una monumental y oropelosa Catedral que un humilde Santuario, más un punteo de tenis o de golf que una buena educación, más un parlero charlatán que vende talismanes y horóscopos que un Bachiller en Ciencias o un Doctor en Filosofía, más un vulgar mozalbete con automóvil que un genio sin fortuna, más una mujer que gusta mostrar sus encantos que una princesa recatada y gentil, más un simple artista de Hollywood que un noble Educador, más un gañan con fortuna que un aristócrata bien nacido, más un ciudadano privilegiado que lleva brillante pistola que un vecino cualquiera, y mucho más un matador campeonato mundial que simples ejercicios para asegurarnos la salud. Entre las naciones, el que más vende o que tiene los mejores aparatos de guerra es considerado más grandioso o más digno. Cómo se prevale bien la horrorosa pobreza espiritual y la trágica carencia moral del mundo actual.
Más EDUCACIÓN ESPIRITUAL pedimos para este desdichado mundo. Más compasión, por parte de quienes tienen corazones dotados de mayores dimensiones potenciales que sus bolsillos, clanes e Iglesias. Creemos, en efecto, que a menos que las almas selectas, dignas y dinámicas se unan, no sobrevivirán. Es más, deben unirse y cumplir una misión rehabilitadora del género humano. Deben, sí, imperiosamente y a plena conciencia, pronunciarse contra las ignominias e injusticias del mundo, contra esa monstruosa bazofia que es el comunismo, contra toda forma de guerra o violencia, contra las infamias de los absolutistas sistemas religiosos y místicos que recurren al odio y a la agresión (injurias, difamación, insultos, calumnias) sectaria y fanática, y en fin contra toda forma de expresión de salvajismo o barbarie (superstición, ostracismo social, destrucción de templos de otras creencias, descrédito moral, viles denuncias secretas y crímenes) so pretexto de superioridad cultural o Divina. Todo esto es muy común hoy en día en los medios que presumen muy arrogantemente de civilizados y democráticos, pero le hacemos un flaco servicio a la Religión o a la nacionalidad de nuestra preferencia al permitir y no condenar tales condiciones que tanto desdicen de la cultura y de la inteligencia humana.
Debemos, sobre todo, promover EL AMOR a lo fundamentalmente humano y a lo genuinamente Espiritual porque son eternos. También nos incumbe ser factores determinantes de Paz, Compresión, Concordia y de dignificación del Hombre. La BUENA VOLUNTAD y el SERVICIO IMPERSONAL, todo lo que signifique rebasar egoísmos y superar sectarismos, que se basan en ignorancia y odio y que prosperan mediante la violencia o la guerra, debe cultivarse de manera permanente. No olvidemos que la BUENA VOLUNTAD y el SERVICIO IMPERSONAL son las formas más preciosas y positivas de toda Religión, pero brillan por su ausencia casi siempre hoy en día, en todas las latitudes, cuando los hombres civilizados se ufanan de superiores o más poderosos. . .
Con BUENA VOLUNTAD podremos cultivar los mejores instintos del hombre, y también de paso promover condiciones de vida pacífica y de mejores relaciones intranacionales e internacionales.
Apelamos, de hecho, a las almas gentiles y generosas, señeras y sinceras, capaces de sublimes gestos y de nobles realizaciones para que se unan por encima de pasajeros intereses mundanos y fugaces doctrinas ideológicas, sobre las bases de Principios Fundamentales bien entendidos, para que no vivan irresponsablemente frente al drama mundial de ingente desconcierto criminoso, y sobre todo para evitar los suplicios inevitables de las almas disgregadas cuyo sino parece ser por imperativo de la civilización materialista el servilismo infamante, la mística atosigadora o la desintegración atómica como resultante de la prevaleciente moral de contrasentido y el total vacío espiritual.
Nuestro llamamiento para la MOVILIZACIÓN CRUZADA de las fuerzas Espirituales se caracteriza, muy particularmente, por su finalidad Práctica y de carácter inmediato. Da el frente, de hecho, a las realidades trágicas del mundo, tiende a resolver problemas del mundo entero y satisfacer necesidades del hombre por encima de doctrinas y misticismo, sin por ello menospreciar, descalificar o combatirlos. Nada se gana, en efecto, con maravillosas teorías, superlativos dogmas y una retórica florida si el hombre permanece sufriendo miserias y calamidades por razón de su ignorancia y desasosiegos insatisfechos, y todos los sistemas religiosos e idealismos del mundo no pueden convencer a nadie de sus bondades miríficas si no impiden las guerras ni promueven de manera efectiva el Divino Reino aquí bajo inmediatamente. Está bien que cada cual se entregue a pies juntillas a misticismos, espiritualismo, esoterismos, ocultismos a su antojo, pero convendría no perder de vista nuestros ideales en ensoñaciones fútiles, cuando de lo que estamos todos urgidos es de realizaciones positivas y ennoblecedoras. Hablase también muchísimo de democracia, paz, hermandad humana y beatitud religiosa, pero el hecho es que quienes más pregonan tales aspiraciones son siempre los que menos demuestran empeñarse en lograr su realización efectiva ¿No es tiempo, acaso, que los hombres sensatos y dignos se unan y procuren constituir el SAGRADO DOMINIO UNIVERSAL según sus mejores ideales y su mayor capacidad de comunión Espiritual, a fin de vivir en paz consigo mismo y con el mundo así como según las Enseñanzas Divinas de todos los tiempos?
No olvidemos que lo que buscamos sobre todo es la cooperación efectiva de todos los individuos sensatos y sinceros así como de todas las Religiones, Fraternidades, Escuelas Místicas, Ordenes Caballerescas, Sociedades sapientes, Asociaciones Espiritualistas y Academias de Filosofía, sobre la base del CONVENIO ESPIRITUAL ETERNO, que es en realidad estrictamente un Pacto de Conciencia entre caballeros. Sabiendo como proyectarse en el infinito Espiritual, resulta fácil constituir la Gran Fraternidad Humana bajo la Paternidad de Dios. Mediante tal Alianza Santa todas las Religiones, Fraternidades, Escuelas Místicas, Sociedades Naturistas, Sociedades Idealistas, Asociaciones Espiritualistas y Academias Filosóficas se comprometen a constituir el Reino de Dios de sus máximas aspiraciones y para lograr la realización efectiva de sus mejores ideales, todo lo cual nunca lograrían por separado o sin ayuda de otras organizaciones de iguales propósitos. Así se logra la COOPERACIÓN EFECTIVA en vez de una "competencia por el odio", los "exclusivismos sectarios y egoístas y la intransigencia fanática", y mediante la genuina conjunción AMISTOSA, COOPERACIÓN FRATERNAL y COMUNIÓN ESPIRITUAL se llega a la meta suprema de todos los idealismos religiosos, filosóficos, y Espirituales.
Es obvio que lo que decimos dista de ser simple prosa. Nos referimos a la tragedia del hombre genérico. El hombre de categoría intima, consciente de sus esencialidades vitales, vibrante de Espíritu y cercano a Dios tiene el DEBER MORAL Y OBLIGACIÓN ESPIRITUAL de asumir la responsabilidad de guiar la humanidad hacia mejores derroteros. Hablamos de realismos actúales, no de fantasías prehistóricas ni de romances interestelares. La tragedia, del hombre es intensa y profunda, y parece apuntar acusadoramente por igual a nuestros mayores y antepasados por su criminal indiferencia, ignorancia o incapacidad. Solemos vanagloriarnos de descender de Grandes y geniales progenitores, pero se nos antoja proclamar que nuestra ascendencia es mucho más honrosa que nosotros, ya que hemos descendido visiblemente con demasía hasta los arrabales y las regiones intransigentes donde domina el parasitismo.
Nos queda sólo un recurso, el de la propia dignidad -- eso para quienes la tienen todavía. Unámonos, y démosle el frente al desquiciamiento mundial, rehabilitemos al hombre, y portémonos dignamente ante las insinuaciones malvadas y las contingencias criminales. Si no le damos al mundo entero un buen ejemplo de nuestra BUENA VOLUNTAD, de nuestra DIGNIDAD HUMANA y de nuestra COMUNIÓN ESPIRITUAL, ¿quién va a dársela? ¿O es que las elites morales idealistas y espirituales de nuestros días son tan emasculadas, tan poltronas y tan insignificantes que son incapaces de asumir responsabilidades de alma digna y gestos Divinales? En momentos harto trágicos como los presentes es cuando se ve la capacidad de solidaridad, de dignidad y de magnanimidad de los individuos, y sabemos quién es quién.
Pr. OM Lind