CONDICIONES PREVIAS

Tomado del libro: AUM O FORMULARIO DE PODER. Por OM CHERNREZIG LIND. Editorial Bodha, Pereira, 1958

El hombre se agita, afana y sacrifica para que, en último término, todos sus empeños no sean más que logros superficiales consistentes en la adquisición de comodidades banales y conveniencias sin significación trascendente.

Y es que considera a la vida como una experiencia que es preciso sufrir, pero no trascender. De ahí las miserias, los errores y la tremenda desorientación en que viven los seres humanos como víctimas de su propia e ingente ignorancia.

Sus sistemas de filosofía y sus religiones, grandes o pequeñas, han tenido grande importancia en el curso de la historia, pero han logrado muy poco en el sentido de dominar las pasiones de los hombres, extirpar sus fallas y deficiencias o transformar la naturaleza humana.

Por otra parte, las doctrinas éticas, por muy aceptables que aparezcan, no atacan en la raíz misma a los males que aquejan a la humanidad y así no se logra de ellas el beneficio que era de esperar. Los ensayos reformistas de todas las épocas, magníficos por cierto en lo mejor de su intención, no han logrado ir al fondo de los problemas humanos. Y es así, entonces, que hoy impera el caos en todo orden de cosas.

Veamos ahora cuales son las normas que se precisan ante semejante realidad y cómo podremos conseguir una genuina superación y un verdadero engrandecimiento, todo lo cual no es más que el cumplimiento del objeto de la existencia.

Es claro que no ha de lograrse nada en tal sentido mientras no se llegue a una completa realización del genuino “sentido de la vida” y hasta que no conozcamos realmente los verdaderos fundamentos de la vida, vale decir, como se desenvuelve el individuo y en qué consiste su mejor comportamiento. Esto implica un cierto plan, “un diseño de superación vital” que está todavía por descubrir para la inmensa mayoría de los seres humanos.

En primer lugar vamos a dejar en claro que no pretendemos exponer aquí ningún vademécum extraordinario, pues no se trata de nada nuevo. Es el sendero de la rectitud, cuyos objetivos consisten en facilitar la liberación del individuo de sus múltiples férulas y de todos los encadenamientos que le producen la ignorancia y sus secuaces: la vanidad, las ilusiones y la falsía.

Muchos sistemas que se caracterizan por sus “ismos” e innumerables organizaciones de fantástico historial han recurrido a estas condiciones para encubrir con sagrados principios y bellos ideales de superación sus menfíticas mezquindades. Muchísimas organizaciones subsisten hoy gracias a que proclaman bombásticamente su adhesión a estas normas liberadoras, pero cuyos procederes no se ajustan a las correspondientes necesidades, siendo por lo tanto sus propósitos de dudosa justificación y claramente inconfesables.

Las condiciones que constituyen el sendero de oro o de rectitud son las siguientes:

Comprensión debida

Genuina sabiduría

Control mental

Actitud mental debida

   

Lenguaje debido

   

Actitud y acción debidas

DISCIPULADO

(Chelas)

Vivir debido

Moralidad

Concentración

Esfuerzo debido

 

ANAGARIKAS

Atención debida

Meditación

Meditación

Pensamiento debido

 

Contemplación

La expresión “debido” que aquí usamos es sinónima de correcto, preciso y conveniente. Las alusiones que luego siguen en la columna del medio se refieren a las tres condiciones fundamentales para lograr la verdadera Iluminación o Liberación Espiritual. En cuanto a las inscripciones en mayúsculas, “Discipulado” y “Anagarikas”, marcan los campos de desenvolvimiento consciente y sus respectivas correspondencias de acuerdo con la Recta Normal. Las demás expresiones en la última columna de la derecha, son implícitas en sí mismas. Demarcan las condiciones a que atienden las disciplinas superiores, o sea “control de la mente”, “concentración”, “meditación” y “contemplación”.

Se hace imprescindible exponer aquí con datos precisos los valores y complicaciones de cada una de estas fases del desarrollo mental, que se traduce luego en “vivencias” de Conciencia. Pero antes haremos las advertencia de que se habla mucho sobre estos asuntos trascendentales, con el solo objeto de exagerada explotación de charlatanes y embaucadores y de organizaciones cuya única finalidad son los logros mercantiles y propósitos sectarios. Por ello los estudiantes sinceros y amantes de la verdad deben cuidarse de las personas y sociedades que basan sus actividades en sectarismos o de las “escuelas ocultas” que recurren a paramentos y complejos ceremoniales a fin de seducir mejor a sus víctimas. Todo sistema basado en promesas fantásticas es falso y espurio y solo atiende al lado sensorial del ser humano. Sus únicos resultados positivos por lo tanto, fuera de enriquecer a sus expositores, son crear mayor confusión en sus adherentes, los que a demás experimentan mayor desesperación e insistentes miserias.

El sendero de la rectitud se basa en las condiciones indispensables para el logro de los objetivos de toda genuina superación. Para esto, como es fácil comprender, no es menester ninguna clase de mistagogía ni mistificación tan corrientes entre los sistemas de “filosofía mística” y escuelas de supuesta “esotericidad”. Los genuinos centros de estudios esotéricos son de expresión sencilla y llana y sin posible sistematización. No hay nada que ocultar en lo verdaderamente espiritual. Lo que se oculta es lo indigno, lo inseguro, lo irresoluto, lo fantástico que tiene menester de la confabulación de las tinieblas para operar mejor.

La ciencia sagrada o secreta, es decir, la genuina realización trascendente de la filosofía fundamental o esotérica se enseña públicamente, en la seguridad que nadie entenderá nada de ella nunca sin estar en debida condición. De ahí que esto explique las condiciones previas que hemos denominado el sendero de la rectitud, que son indispensables para la liberación.

Ninguna realización verdaderamente trascendental es posible sin haber logrado previamente el dominio de dichas condiciones, que a su vez exigen e implican:

  1. Criterio preciso y ausencia de superstición .
  2. Toda resolución debe tomarse con la mejor comprensión y elevación de miras.
  3. Lenguaje correcto como expresión del pensamiento acertado.
  4. Comportamiento modesto, edificante y sereno.
  5. Existencia ennoblecedora y con propósitos cada vez más bondadosos.
  6. Esfuerzos dignificantes, dedicación superadora y control personal total.
  7. Altura de miras, nobleza de ideales y actitud mental compasiva, dulce y amorosa.
  8. Elevación mental hacia las causas y motivos superiores de la Conciencia, para descubrir cada vez más la significación trascendente de la existencia y sus objetivos ulteriores.

Tenemos que insistir en el hecho de que nadie debe dedicarse a experiencias místicas o espirituales sin una clara y resuelta actitud que permita un seguro desenvolvimiento. La espiritualidad y el misticismo genuino no se logran sino al precio de serias disciplinas y rigurosas experiencias íntimas, y no mediante doctrinas cosmológicas y fantasías dogmáticas ni tampoco con ceremoniales que no hacen otra cosa que excitar la emotividad.

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Obra publicada bajo los auspicios de la Gran Fraternidad Universal Blanca, exclusiva para sus miembros.