Extraído de charla ofrecida por el Maestro Kut Humi Lal Singh a una comitiva del Lar San Domingo, Brasil, 16 de Noviembre de 1962

LA VOZ COSMICA       “Al servicio de la Conciencia Humana”


-          ... Para no cansar haré la última pregunta...

-          ¡Ah no! Si es la última, no la haga.

-          ¿Cuál sería su mensaje para nosotros?

-          Para ustedes... Ustedes son espiritistas, Kardecistas, ¿no?

-          ¡Ni sé lo que somos!

- ¡Ah! Chóquela... ¡encuentro un hombre sincero! Me da mucho placer encontrar una persona que pregunta para ilustrarse, pero mucho mejor aún cuando esta persona me dice que no sabe lo que es, porque no somos jamás completos. Siempre hay lugar para mejoramiento y perfeccionamiento, y no está bien encasillarse demasiado en una cierta fórmula. Debemos hacer que las fórmulas de la vida – sean religiosas, o puramente idealistas o filosóficas - sean útiles, pero que no corten las alas del espíritu, que no coarten la libertad, que no impidan al hombre evolucionar. En este mismo sentido todas las religiones son buenas porque permiten un mejor modo de vida, facilitan la vida para el hombre, siempre que sea sincero, ¿no? – Ahora, de modo general, puesto que usted lo confiesa, no está en fin enclaustrado en ninguna mansión, sino que busca su propia emancipación, quiere levantar el vuelo hacia la verdad, con las menores complicaciones posibles... el mejor mensaje que podría yo darle, sería el que doy siempre, y es:

“Sea sincero”. Continué esforzándose y no deje nunca pasar un día sin poder decir, cuando se va acostar: “He hecho un bien, y he logrado mejorar en tal o cual sentido”

Si todos pudiésemos hacer esto solamente, tomando en consideración todas las necesidades, tanto de nosotros mismos como de la humanidad, lograríamos hacer un mundo mejor en muy poco tiempo. En una sola generación sería suficiente, ampliamente suficiente para mejorar el destino de la humanidad y hacer que la vida sobre este planeta sea llevadero entre los hombres.

Hoy en día tal como vemos la gente vive de una manera superficial, alocada, tontamente, sin derroteros seguros, pretendiendo codearse con Dios, y hablar con él constantemente, pero gente que no hace esfuerzos para perfeccionarse, gente que no se eleva por encima de sus pequeñas pasiones, de su confusionismo diario, pues esta gente en realidad no es feliz. Esta gente no puede lograr un mejoramiento de su vida o de su persona y no puede por tanto colaborar a ninguna obra meritoria, a ninguna obra en fin de dignificación de la humanidad. Son ellos mismos desheredados de la fortuna. Sufren, sin saber por qué, están desconectados de las grandes fuentes de la vida universal y no saben por qué. Pero si hiciesen pequeños esfuerzos tan sólo, por mejorar cada día, y por ser más sinceros, también cada día, bastaría ampliamente para lograr ser feliz, para lograr vivir de una manera armoniosa, para poder en fin justificar la vida. Existiendo de una manera armoniosa, no solamente con los hombres, sino también con la fuerzas superiores, con las entidades de los planos invisibles, inclusive con Dios.

De nada sirven las religiones, ni la fe, ni la mejor de las filosofías, si no es practicada, si no está puesta en práctica, y si no la utilizamos para nuestro propio bien inmediato. – La primera cosa que debemos hacer es que nuestra religión nos sea útil, no que sea útil a Dios solamente. Creer que somos religiosos porque place a Dios ¡NO! Debemos ser religiosos para beneficiarnos a nosotros mismos ante todo. Porque haciendo así, nosotros mejoramos nuestra suerte, mejoramos nuestra personalidad y nos hacemos más dignos de todos los méritos, de todos los favores que pueda concedernos la divinidad . . .