Editorial
ARMONIZACION
Enseñanza para la Mente y el Corazón
Tomado de: Revista Ariel Nº23, Abril de 1941
Y del Libro “PAZ” Selección de Artículos del Pr. OM Lind Schernrezig
Estamos entrando en contacto con condiciones extremadamente inarmónicas, en todos los órdenes de la existencia humana.
Por el momento, haremos a un lado la causa de esta situación caótica, y sólo nos fijaremos en que cada día se hace mas evidente que, de hecho, el mundo ha entrado a un período critico de carácter trascendental, y que estamos llegando al punto álgido de ese proceso depurativo.
Por tanto, sin profundizar en los aspectos internos y orígenes de malestar general, sin perdernos en disquisiciones teóricas que a nada conducen, debemos hacer un esfuerzo practico para salir de esas condiciones, transformándonos en núcleos de armonización, capaces de neutralizar, en lo posible, la inarmonía y discordia reinantes.
Para conseguirlo es indispensable, ante todo, que nos serenemos nosotros mismos, que controlemos nuestros pensamientos y sentimientos a cada momento, para no dejarnos llevar por el torbellino que arrastra a la mayoría de los seres humanos.
Debemos estar siempre alerta, para no caer bajo las múltiples sugestiones del medio ambiente que nos rodea y que constantemente nos absorben de diversas maneras, haciéndonos perder el necesario equilibrio y llevándonos, a pesar nuestro, por caminos que repugnan a nuestro íntimo sentir.
De este modo no podemos laborar en pro de nuestros ideales de fraternidad y Nueva Vida, ni neutralizar los efectos de choque de las fuerzas negativas y antagónicas; en esa actitud de ánimo no podremos convertirnos en polos positivos de armonización Universal.
Es preciso, por el contrario, que empecemos por controlar y serenar nuestra mente y corazón, de manera que sintamos armonía y buena voluntad para todos los seres humanos, cualesquiera que sean sus condiciones externas y transitorias.
Necesitamos pensar bien de todos, pues en realidad únicamente están desorientados o extraviados; debemos sentir amor por los que sufren y piedad por los que hacen sufrir, ya que conocemos la ley de acción y reacción que da a cada uno según sus obras; y aún es mejor que olvidemos todo eso, para fijar nuestra Mente en los ideales de una humanidad mejor, de un mundo nuevo en que reine la Verdad, la Justicia y la Paz, de una condición general en que preponderen las más altas cualidades del alma humana, sobre las miserias, debilidadese y pequeñeces que actualmente dividen a los hombres.
Que nuestros pensamientos y sentimientos no vayan a aumentar el acervo negativo y destructor acumulado en la atmósfera mental del mundo; que nuestras palabras y acciones no vayan a herir a nuestros hermanos y aumentar el desasosiego general, acicateando a las bestias del rencor y del odio.
Que cada pensamiento y cada sentimiento nuestros, determinen en una vibración de luminosidad y de alegría, que vayan a despertar en quienes nos rodean alguna cualidad adormecida; y que nuestras palabras y actos contribuyan a armonizar en lo posible a todos los seres que entren en nuestro contacto. Así, estaremos aligerando del lastre al mundo y acortando los días de la tribulación, presentida por los pensadores de los pasados tiempos.
Pr.