Imprimir
Visto: 7196

Editorial: 

Pasados más de cincuenta años de escrito este comunicado, confróntese con las situaciones que se presentan en los actuales días.  Cualquier parecido con la realidad no es simple coincidencia.

 

LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
DEL COMÚN DE LA GENTE


Estamos cansados de promesas, y no podemos sufrir más la regimentación y la sumisión”. –    La voz del pueblo

Los Ciudadanos del Mundo que viven sin pretensiones en la quietud del hogar, que llenan las calles y las alegran con su risa, que trabajan en las fábricas y hacen prosperar el comercio, que vivifican los deportes, y mantienen el mundo en pie a pesar de todas las duras contingencias de la civilización; las gentes de toda edad, los Pueblos del Mundo, se encuentran ahora desgraciados y en la ruina, cansados de la guerra, y en tal confusión con los problemas mundiales y las molestias del propio país que no pueden comprender nada de lo que está ocurriendo. En la hora presente  ¡hasta las esperanzas parecen fútiles!

Hoy en día las gentes desearían saber por qué las naciones pelean por unos pedazos de tierra o por cualquier clase de supremacía, y emprenden terribles guerras, muy empobrecedoras, en las que nada ganan a no ser la bancarrota moral y espiritual de un mundo ya gastado, y por qué los gobiernos no pueden solucionar los grandes problemas económicos y sociales del mundo, ni los propios de la nación, cuando las huelgas y el hambre estén en medio de la abundancia. Son hechos corrientes en la vida diaria, afrontamos uno bancarrota moral y el mundo entero pasa de una crisis a otra, y la gente todavía no sale de una tragedia cuando ya está en otra ¿Por qué? La única respuesta es la siguiente: falta de Valores Espirituales ¿O es porque el hombre necesita regenerarse?

Estos mismos Pueblos del Mundo, en sus grandes mayorías humildes y confiados, han esperado a lo largo de dos guerras y en el trágico intermedio de ellas, que el mundo se libere para la democracia, y de este modo se erradiquen de una vez por todos los males de esta civilización materialista. Sin embargo pasados ya varios años después de la “última” guerra, nos encontramos frente a la necesidad de otra Guerra Mundial para terminar con “todas las guerras”, y esta vez todos sabemos la razón, esto es, que la Carta del Atlántico, que fue la justificación de la Democracia en los negros días de la última guerra, ha sido completamente abandonada, pospuesta, prohibida y olvidada. Sin duda que es ésta la más grande desilusión de las edades y la humanidad ha llegado a desesperarse.

Se ha forjado una Organización de las Naciones Unidas, que iba a crear una paz perdurable y a entronizar la justicia, al parecer con el objeto de establecer “UN MUNDO”, “indivisible, con justicia y libertad para todos” como Wendell Wilkie y Abraham Lincoln lo dijeron; pero luego se convirtió en el instrumento de pasiones inconfesables. Y así todos los esfuerzos por la Paz y la Seguridad han fracasado lamentablemente al calor de discusiones bizantinas, veladas amenazas y egoístas ambiciones nacionales de la mas despiadada clase, como si al parecer nadie escuchara la famosa “Regla de Oro” ni las cálidas palabras de Tomás Jefferson: “Justicia igual y exacta para todos los hombres, cualquiera que sea su estado o credo, religioso o político; paz, comercio y amistad honesta con todas las naciones”. Por el contrario, las naciones almacenan armamentos, o los aumentan y perfeccionan. En semejante predicamento cabe preguntar: “¿A dónde va la Humanidad?” Y todos nos preguntamos dónde se encuentra lo mejor, cuál de entre los presentes sistemas de vida merece la muerte, si ninguno realmente garantiza la Paz, la Seguridad, la Justicia o siquiera el proceder leal

Las naciones victoriosas han creado la ONU con la conciencia de la guerra. Si bien con propósitos pacíficos. Este es un gran error, continuaron y todavía continúan, pensando en términos de victoria, supremacía y conquista, o con la intención de ver a las condiciones de preguerra… Mas han olvidado y pospuesto a la gente. El “hombre” y la “mujer” comunes que fueron regimentados para la victoria, esclavizados para la creación de un mundo mejor, que realmente pelearon todos las batallas y sufrieron han sido olvidados, peor, ignorados ¡La ONU es únicamente un esquema de “gobierno de Naciones”, y no un sistema para la “Gente de las Naciones”!. Su espíritu no es en lo menor democrático. Los Delegados representan a los Gobiernos, a la parte o fracción dirigente, y no a la nación.

Esta ONU es, por tanto, un asunto exclusivamente oficial, en el cual la opinión pública y los intereses de los individuos y de las asociaciones civiles no tienen en absoluto participación, y lo peor de todo es que ni siquiera se los consulta en lo más mínimo ¿Por qué el mundo ha de ser dirigido por unas pocas personas, por derecho propio, sin consultar a la mayoría del pueblo? ¿O es democrático ser mandado y manejado por altos funcionarios con funciones totalitarias? ¿Y estos funcionarios, quienes son? ¿Acaso no son ellos el producto, más a menudo que lo contrario, de tiranía y hasta aborrecidos en su propio país por despiadada dictadura?

En último análisis, la ONU no tiene moralmente preparación para la tarea de dirigir el mundo. En realidad ¿sobre qué norma moral funciona? Ciertamente tiene una Carta; pero, ¿Contiene esta Carta una filosofía social, una garantía Espiritual o una norma moral mediante la cual la Justicia, el proceder leal y la Seguridad puedan garantizarse igualmente a todos los Pueblos de la Tierra? Hasta ahora no ha demostrado tener ni filosofía ni código moral alguno. Su historia registra fracasos en los casos del Irán, Indochina, Siria, Grecia, y Trieste a causa de vergonzosos y secretos designios y ausencia de dignidad, y ha dejado sin solución los pueblos de Alemania, India, China, Palestina y Europa Central, los que son notorias tragedias ¿Qué puede, entonces, esperar la humanidad de ella frente a semejante situación?

Si los Pueblos de la Tierra tuvieran voz en la ONU, todo iría mejor para la humanidad, y el mundo  tendría la esperanza de tener un verdadero Parlamento del Hombre, un organismo digno de confianza. Tal como está ahora es sólo el producto de la diplomacia secreta, de la policía de poder, de las ambiciones nacionales y de soluciones convencionales en que eluden los intereses primordiales. Esto lo previmos nosotros durante la primera parte de la guerra cuando vimos que los gobiernos se desinteresaban en diseñar un “Programa de la Victoria”. En nuestros Mensajes Anuales de 1942 y l944 protestamos, y una voz más al fin de la guerra, pero sin resultado. Como meros civiles no teníamos derecho a juzgar y criticar, y nuestras sugestiones eran brutalmente tiradas a un lado. Los gobiernos estaban visiblemente ebrios de poder, o demasiado embelesados con los asuntos militares. Hoy día el mundo sufre las consecuencias de tan ilógica actitud, y la humanidad se ve aplastada en una terrible agonía de inanición anímica, inseguridad social e injusticia económica, mientras el espíritu de preguerra se esfuerza por perdurar ¡QUOUSQUE TANDEM!

Mas, el mundo va en rápido cambio. Una Nueva Era surge ya, y grandes cambios deben reemplazar los males del pasado, a pesar de las resistencias. He ahí por qué fue forjada la Unión Espiritual Universal a fin de que atendiera las necesidades de la humanidad moderna, y hoy día se ve en su pleno derecho el Parlamento del Hombre Común, la Organización Unida de los Civiles. Su plan para la seguridad económica y social no tiene igual. y es muy práctico, y aquellos aspectos que tienen que ver con el Servicio de Bienestar Humano, la educación Libre, la Elevación Moral y la Realización Espiritual son únicos e incontrastables.

La Unión Espiritual Universal fomenta la preparación íntima del hombre, a la vez que su rehabilitación moral e Iluminación Espiritual, y ninguna escuela de pensamiento, ninguna secta religiosa ni partido político alguno pueden igualar semejante logro, prodigioso y humanista.

Somos respetuosos de la Ley, y estamos prontos a ayudar a la Humanidad a desarrollarse a lo largo de líneas que trasciendan el yo, y nuestras críticas están siempre dirigidas hacia una mejor comprensión de los sucesos mundiales. Pero detestamos ver a la humanidad albergar bajas ambiciones e inconfesables pasiones. Sostenemos que la humanidad necesita Paz, Justicia Procederes Leales y Orden como norma única, generosa y dado que todo esto falta, nos esforzamos en proveerlo. Los logros ya alcanzados y el nivel moral y espiritual de la Unión Espiritual Universal constituyen nuestra garantía y mejor prenda de confianza.

La Unión Espiritual Universal, con sus 1336 sociedades diversas adheridas y sus 800.000 miembros individuales repartidos por el Mundo es el más grande Movimiento y Potencia Espiritual existente, y ha de funcionar como la Unión do los Pueblos de la Tierra. ¿Quiere usted cooperar en algo? Nos gustaría dar la bienvenida a su adhesión, a su colaboración y a sus mejores esfuerzos.

EL TIBETANO 
               Kut Humi Lal Singh