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EDITORIAL

Es de obligatorio reconocimiento la creciente y vertiginosa trascendencia que cobra día a día INTERNET en casi todos los aspectos atinentes a la actividad humana, permeando todos los ambientes y conviertiéndose aceleradamente en indispensable e insustituible en muchos casos, al menos por ahora. Pero es forzoso también reconocer que a la par con las ingentes bondades y beneficios que se derivan del uso de la Gran Autopista de la Información, la misma se ha convertido en el mayor basurero mundial, donde tiene perfecta acogida lo grotesco, lo perverso, lo absurdo y sencillamente inadmisible, a la luz del respeto por la dignidad humana. En medio de tales meandros de caos y confusión, toca a las mentes atinadas desplazarse en forma sagaz y responsable, a fin de no dejarse arrastrar por las deficiencias propias de la mente inculta y consuetudinaria.

Si bien la presente edición se convierte en nuestra aparición en Internet, A R I E L lleva más de 65 años circulando como revista escrita y destinada exclusivamente para ambientes serios y personas de buenas costumbres y amantes de la Cultura y el Buen Vivir, empeñadas en la Rehabilitación del Hombre bajo parámetros científicos a la vez que religiosos y filosóficos. Es obvio que al aparecer en Internet no podremos elegir nuestro público tal cual ha sido nuestra costumbre y nuestro deseo siempre de mantener limpia nuestra comunidad. Con todo, y durante el transcurso de nuestro trabajo, quienes no se ajustan a nuestra moral rehabilitadora y el verbo genitivo que nos inspira se iran percatando que entre nosotros no tienen cabida los fanáticos de ninguna laya y los charlatanes e intelectualoides, los místicos exaltadados y los comerciantes de arcanos, los lacayos de las supersticiones y los explotadores de la fe, los malabaristas del astral y lectores del futuro, los pontifices de las ciencias ocultas,en fin, todos aquellos que pretenden codearse con Dios y hablar en su nombre pero que no guardan un mínimo de compostura como personas honradas y sensatas, dotadas de inteligencia, un verdadero descredito no ya para la divinidad sino para el hombre mismo.

En la Revista ARIEL No. 61 publicada en Octubre de 1953 se lee en el respectivo Editorial:

"ARIEL es el espíritu humano invencible, que pese a todas las vicisitudes y contra edades logra sobreponerse y se manifiesta siempre más vivo y potente, consciente de sus íntimas capacidades y de su misión universal rehabilitadora de la especie...". "ARIEL se sobrepone a las circunstancias negras del mundo, y venciendo sus propias limitaciones y torpezas, despierta, sacude sus dolores y se yergue para demostrar que el espíritu de la vida es eterno, inconquistable, ajeno a todas las morbosas influencias avasalladoras y esclavizadoras". "ARIEL no puede ser encadenado, porque es el alma humana que necesita de la libertad para vivir lo mismo que el ave necesita aire. Es Icaro que triunfa de sus propias inquietudes y sufrimientos, y también Prometeo en Divina esencia eterna que da sentido a la vida y colma sublimes ansias de autorehabilitación de inextinguible afán de regresar a la Patria Celeste, suprema meta de la existencia".

Luis Eduardo Sierra S.
Director Consejo de Redacción