CAMINE  DERECHO 

Publicado en la Revista VERBO MAGICO,  No. 1, Vol. 1, mayo de 1938 (2482)

¡ Arriba esa cabeza! ¡Atrás esas espaldas!  Encorvados caminan los amargados, los vencidos, los que ya no esperan nada de la vida.

Y la vida puede darle mucho a usted todavía.

El caminar encorvado hunde el pecho y redondea la columna vertebral.

¿Acaso es usted jorobado?

Y si no lo es ¿A qué se debe esa costumbre de andar mirando siempre al suelo?

Los que miran obstinadamente hacia abajo es porque esperan encontrar monedas en su camino.

Los que levantan la vista es más fácil que encuentren una estrella.

Los esclavos encorvan sus espaldas, como bajo la amenaza de un látigo imaginario.  También los bueyes, bajo el yugo y la picana.

Los castrados morales llevan sobre las espaldas la mole de una vida que les pesa inmensamente.

Pero usted no es ni lo uno ni lo otro

¿Por qué ha dejado que el hábito deforme tan monstruosamente su apariencia?

¿Acaso ha visto alguien algún triunfador que camine encorvado?

¿Dónde está la meta, arriba o abajo?

Una actitud victoriosa es el más eficaz imán para la victoria.

Una columna vertebral erguida y una sonrisa en los labios desafían al fracaso.

Una silueta recta inspira simpatía.

Nadie le da una oportunidad al vencido. Y no importa que usted no lo sea, si se esfuerza continuamente en demostrarlo.

Caminar derecho permite expander bien los pulmones, oxigena la sangre y da lucidez al cerebro.

¡ Qué importan los ejemplos de usureros que se enriquecieron por haber levantado una aguja!

¡Ser rico no es triunfar. Muchos darían sus millones por la limosna de un mendrugo de salud!

Mírese en un espejo. El le dirá la verdad. Quizás basta que se asombre

Enderécese y mírese de nuevo. ¡Si hasta pareces diez años más joven!