LAS CUATRO LIBERTADES

Reedición: Tomado de Revista Ariel No.44.Vol. 5. Abril y Mayo de 1945

En el futuro que tratamos de asegurar vislumbramos un mundo que se base en las cuatro libertades esenciales del hombre.

La primera es la Libertad de Palabra y de expresión en todas partes del mundo.

La segunda es la Libertad de todo hombre para adorar a Dios a su manera en todas partes del mundo.

La tercera es la Libertad para Subsistir, lo cual, en términos universales, significa arreglos económicos que aseguren a los habitantes de todas las naciones del mundo una vida saludable en tiempo de paz.

La cuarta es Inmunidad Contra el Temor, que en términos universales significa la reducción mundial de los armamentos a tal grado y de modo tan completo que ninguna nación esté en posición de cometer un acto de agresión física contra su vecino, en cualquier parte.

Lo anterior no es un sueño. Es una base precisa para un mundo, que puede lograrse en nuestros días y en nuestra propia generación. Esta clase de mundo es la verdadera antitesis del llamado nuevo orden de tiranía que los directores tratan de crear con el estallido de una bomba.

A ese nuevo orden nosotros oponemos una mayor concepción: el orden moral. Una sociedad digna puede hacer frente, sin temor, a estratagemas para establecer un dominio mundial así como a revoluciones extranjeras.

Desde los principios de nuestra historia nacional hemos atravesado por cambios, en revolución pacífica perpetua; una revolución que sigue su curso sin detenerse, ajustándose tranquilamente a las condiciones que varían continuamente, sin recurrir a campos de concentración ni a cal viva en los fosos. El orden mundial que buscamos es aquel en que exista la cooperación entre países libres, que trabajen al unísono en una sociedad fraternal y civilizada.

Esta nación ha colocado su destino en las manos, en el cerebro y en el corazón de sus millones de hombres y mujeres libres y su fe en la libertad bajo la protección de Dios. La libertad significa la supremacía de los derechos del hombre en todas partes. Nuestro apoyo lo prestaremos a los que luchan para alcanzar esos derechos o para conservarlos. Nuestra fuerza descansa en nuestra unidad de propósito

Este concepto elevado no puede tener otro fin que la victoria

 

FRANKLIN D. ROOSEVELT