SINCERIDAD Y DIGNIDAD

Por: Nicasio Perdomo Godoy
Ex Director Revista ARIEL

Querido Estudiante:

Acuérdate que debes ser un alto exponente de SINCERIDAD y de DIGNIDAD en todo sentido. Pero en tu loco entusiasmo, no vayas a confundir el íntimo significado de estas dos palabras, o a entenderlo de una manera equívoca. No vayas a creer que estamos refiriéndonos a la sinceridad común, a la que guardamos con respecto a los demás seres que nos rodean.  Esa es sinceridad, pero hay una más primordial, que es la que verdaderamente nos importa: es la SINCERIDAD CONTIGO MISMO. Pon en todos tus actos el sello de la sinceridad, no para que tus amigos te llamen “amigo sincero”, sino porque íntimamente sientes que así debe ser. Sé sincero por CONVICCIÓN, no por CREENCIA. La Creencia es una cosa externa, y a menudo equivocada. La Convicción nace de lo íntimo de nuestro ser, es un producto de nuestra propia Conciencia.

Al acercarte a nosotros con el fin de estudiar el hondo misterio de la Vida hazlo porque te sientes inclinado a ello; porque interiormente te sientes insatisfecho con la forma de vida que hasta ahora has llevado; porque, en fin, buscas y ansías algo superior. Pero cuídate de hacerlo por imitar a un amigo, por simple curiosidad o mero capricho, o como medio de distracción. Las fuerzas de la Naturaleza, comúnmente llamadas “fuerzas ocultas”, son poderosas, y en lugar de convertirse  en tus servidoras, harían de ti un esclavo de ellas.

Cuando te hablamos de DIGNIDAD, no vayas a pensar que nos referimos siquiera remotamente a las formas convencionales que los humanos han dado a esta palabra. No vayas a suponer que la Dignidad es poseer una gran fortuna material, desempeñar un cargo elevado, o siquiera una destacada posición social. Todo esto es convencional, radica en cuestiones circunstanciales, difiere según las razas y la idiosincrasia de los individuos. Busca tu PROPIA DIGNIDAD, la que brota de tu alma, la que nace de tus propios esfuerzos y merecimientos. La dignidad a que nosotros nos referimos radica en el CULTIVO INTEGRAL DEL SER, en la ESTRUCTURA INTIMA DEL INDIVIDUO, en tu PROPIO ESPÍRITU.

LA NOBLEZA comprada es espuria: no busques esa nobleza. El verdadero sentimiento de nobleza está dentro de ti mismo, en tu propio espíritu, es ahí donde debes buscarla. Ser “noble” por tradición o herencia familiar de nada te servirá, ni nada te valdrá, si no respaldas esa nobleza convencional con la nobleza de tu espíritu, la pureza de tus sentimientos.

Haz que todos tus actos tengan un sello de NOBLEZA, de DIGNIDAD, de ENALTECIMIENTO. Sólo así conseguirás que la espiritualidad florezca plenamente en ti. Se engañan torpemente quienes esperan o confían alcanzar la espiritualidad simplemente con ansiarla o desearla, sin hacer ningún esfuerzo. Haz trabajar tu mente, manteniéndote siempre en un esfuerzo constante. Como aquel príncipe jorobado, forja tu estatua mental, y esfuérzate constantemente, siempre en un sentido superior.

Y haz de tenerlo bien presente: si no eres SINCERO CONTIGO MISMO, nunca pasarás de la mediocridad que actualmente eres. Si no pones en todos tus actos el sello de la verdadera DIGNIDAD, nunca alcanzarás los progresos superiores. Puedes engañar a tus relacionados, y aún a tus más íntimos amigos, pero NO PUEDES ENGAÑARTE A TI MISMO.