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El infraescrito Enrique Villamor Salazar, Traductor-Intérprete Jurado. Con ejercicio legal en Barcelona.

CERTIFICA: Que le ha sido sometido el adjunto documento, redactado en francés, al objeto de vertir al castellano las partes señaladas con recuadros de color violeta cuyo texto, fielmente traducido según mi leal saber y entender es del tenór siguiente:

“ESTA ES UNA INVITACIÓN DIRECTA Y URGENTE DIRIGIDA A USTEDES”. CONTESTEN POR MEDIO DE LA ACCIÓN DIRECTA, ADHIRIÉNDOSE SIN TARDANZA.

Si Uds. desprecian esta participación en la fraternidad Universal, no se quejen más de sus desgracias, y sobre todo no hablen nunca más de ideales.

¡Si tienen Uds. el valor de sus convicciones, vengan! ¡Si tienen Uds. un coraje mayor que el nuestro, si su resistencia ante las dificultades es más fuerte que la nuestra, y si su corazón ocupa un lugar más amplio que el nuestro, les cederemos gustosamente nuestras posiciones adquiridas!

Emblema de la U.S:U. con el lema: SERVICIO-HONOR-VERDAD.

 alas alianza color mini

 

 

LLAMADA DE LA CONCIENCIA HUMANA

ORGANO OFICIAL MENSUAL EUROPEO DE LA

UNIÓN DE SERVICIO UNIVERSAL

(Congreso Mundial Permanente y Comunidad Pacífica de los Hombres Libres)

GRAN SINDICATO COOPERATIVO DE LOS PUEBLOS UNIDOS

Difusión gratuita. Intercambio de información y de publicación

Vol. 1    PARIS        Diciembre 1948- Enero- Febrero 1949      Fas.7-8-9

EDITORIAL

 

“¡Es preciso no dejarse engañar por falsos líderes! Son los hombres de gran carácter, los verdaderos genios los que dan al mundo su impulso y dirigen la evolución social, moral, científica, intelectual y espiritual de la especie humana. No se los conoce más que por su gran entrega, su ausencia absoluta de egoísmo, su valor sin límites, y su incansable disposición para el trabajo y el sacrificio de sí mismo” K.H

Cien mil pruebas podrían ser dadas demostrando la nocividad de los dogmas insensatos del Materialismo histórico y dialéctico. Lo mismo cabe decir en cuanto al Espiritualismo dialéctico e histórico.

Mas no hay que ocuparse de los errores metafísicos o místicos. Es suficiente tener que sufrir las diatribas de fanáticos iluminados y grandes farsantes de la vida.

Nuestra posición es, sin embargo, clara y definitiva. Somos Idealistas prácticos; nos mantenemos POR ENCIMA DE LAS REFRIEGAS; somos “religiosos” sin dogmas de religión, “filósofos” sin doctrina, “humanos” sin limitaciones políticas. En fin, queremos pertenecer nada más que a una Aristocracia de la Inteligencia y a una Nobleza del Espíritu que no se encuentran aún, a no ser en muy escasos ejemplares en el mundo. Tal vez la mejor definición, según nuestro conocimiento, es este pensamiento magnifico del genial Víctor Hugo:

Yo represento un partido que aún no existe, el partido Revolución-Civilización. Este partido hará el siglo XX. De él saldrán primeramente los Estados Unidos de Europa, luego los Estados Unidos del Mundo”.

Pero nuestro gran secreto consiste particularmente en el hecho bastante excepcional de que rehusamos todas las formulas POLITICAS o RELIGIOSAS, y también que nos mantenemos fuera de los chantajes tradicionales y de los absolutismos dogmáticos que se oponen unos a otros, se embrollan, y se degüellan mutuamente con el fin de apoderarse del mundo entero o, por lo menos, de la mayor parte.

Encontramos que los doctrinarios y sectarios de todas las categorías y colores olvidan demasiado a menudo en sus fórmulas fanáticas y totalitarias el más importante de todos los factores, es decir, el factor HUMANO, y en fin sus coeficientes idealistas son siempre EGOISTAS, aun cuando se garantizan y miden sus armamentos en nombre de Dios o del Ideal.

Demasiado a menudo, desgraciadamente, se oye hablar de Amor, de Sabiduría, de Fraternidad y de Caridad en nombre de Dios, del Cielo y del sufrimiento humano, pero en la práctica no se percibe más que egoísmos llenos de odio y de deseos de venganza, y lanzados tras no se sabe que locas ilusiones. Por aquí y por allá falanges y partidos con dialécticas formal o con mística irrevocable y abstracta se oponen y se degüellan aunque tengan los mismo objetivos y deseos, por lo menos en teoría o en ilusión, mas en realidad no hacen absolutamente NADA para resolver los problemas que los acosan, y todos sus desvelos no sirven ni para evitar la recrudescencia de los problemas en curso ni para hacer triunfar la más humilde lógica realista.

No se trata de poner en ridículo la sinceridad de los demás. Lo que hace falta hoy por hoy, es un ENTENDIMIENTO SINCERO Y LEAL ENTRE ESPÍRITUS NOBLES. Nuestra crítica tal vez sea aplastante, pero no es malévola ni egoísta ni perdida. El hecho de revelar una Verdad de todas maneras incuestionable no constituye, de ninguna manera, un crimen o un cinismo.

Estamos a la búsqueda de soluciones válidas, efectivas a los problemas del mundo, así como de remedios eficaces y definitivos a los males que acosan el hombre. Así pues si rehusamos ser dialécticos alucinados o unos sectarios místicos o aun saltarines de la metafísica, quedando unos parásitos en la práctica, - es que tenemos horror a la imbecilidad tanto como a la hipocresía humana.

Bien se ha tratado de disminuirnos y hacernos pasar por “comunistas”, “capitalistas americanos”, “nazis”, “magos negros”, “espías internacionales”, etc… Pero todas estas cuchufletas se han agotado sin dejar rastros, salvo en algunas almas irresponsables e insípidas. Hemos sobrevivido a todos los ataques y calumnias, y nuestros enemigos se han revelado ellos mismos, desvelando sus designios abyectos en sus innobles juegos. Por cierto, la USU no es una sinecura para que los charlatanes que aman las “historias” y que hacen “dialéctica” como Madame la concierge hace chismorreos, y no es tampoco más tranquilizadora para los explotadores de la credulidad humana y los traficantes del idealismo y de la Espiritualidad. La USU no tiene otros objetivos que de resolver los problemas, sanear el mundo y curar los males de la humanidad.

Nuestro gran pecado consiste, pues, en no servir en particular o en general a ningún nacionalismo, ninguna religión, ninguna raza, ningún trust comercial, ninguna secta o falange política, ningún personalismo excesivo. Y con todo siempre lo hemos dicho: Estamos exclusivamente al Servicio de la Conciencia Humana y del Espíritu Universal. Que no se nos comprenda, es cosa admisible; pero de ahí a que se nos calumnie y ataque, es grotesco y criminal todo a la vez.

Somos IDEALISTAS PRÁCTICOS. No podemos tomar parte en ninguna disputa o ambición mundana. Nos mantenemos por encima de los intereses en conflicto porque no queremos servir más que a la Humanidad entera y el Espíritu Universal y estamos seguros de que no hay nada reprochable en nuestra actitud.

Que los dialécticos de todo género, materialistas históricos o místicos y metafísicos nos dejen, pues, tranquilos. No tenemos ninguna gana de su reino, el cual es por demás caótico y trágico. Nosotros preferimos continuar distinguiéndonos por nuestro espíritu claro y práctico.

Pr. OM Cherenzi Lind

Expliquémonos

GUERRA A LA GUERRA

 CREANDO PAZ                                 

Guardaos de los falsos profetas. Os hablarán incluso en mi nombre.” La Biblia

 

Felizmente no hablamos más que en nuestro propio nombre y no necesitamos de ninguna manera valernos de ninguna clase de hipocresía o recurrir al chantaje y a amenazas para obligar a la gente a creer en nosotros o aceptar nuestra obra. Nuestra mejor doctrina es el IDEAL PRÁCTICO, el cual está en la base de las soluciones que proponemos y de las realizaciones que cumplimos.

No recomendamos a nadie cambiar de fe y no hacemos nada para que nadie guarde la que tiene. Sabemos, en fin, que la fe es la creencia firme en la que no se sabe. Lo que proclamamos en toda conciencia es que una fe que no nos vuelve más felices, que no resuelve nuestros problemas y no nos asegura la fuerza en las pruebas de la vida y el bienestar en todas las circunstancias no es más que una simple ilusión o un estado de hipnosis.

PENSAMIENTO: “No hay nada más falso que una doctrina que no se completa a sí misma en el curso de la experiencia.”

IDEALISMO, ESPIRITUALIDAD Y SABIDURÍA

 

“Por doquiera donde paso todo cambia. Siembro la esencia de la renovación. Mi sombra y mi estela son siempre mejores que todo lo que encuentro en mi camino.” K.H.

El hecho de encomiar un ideal es ya algo admirable. Sin embargo, no es ninguna garantía. Se puede perfectamente tener bellos ideales, pero no seguirlos. Se puede conocer de memoria a Pitágoras, Mencius, San Francisco de Asís, Confucio, Jesús el Cristo (Jesucristo) o Buda, sin por ello parecerse ni vagamente a estos Grandes Guías de la Humanidad. Uno puede incluso vanagloriarse de una gran cultura o de un saber maravilloso, como Pico de la Mirándola, Leonardo Da Vinci o el Marqués Stanislas de Guaita y sin embargo no tener más alto grado de conciencia ni mayores cualidades que las de un papagayo que canta la Marseillaise.

¡Ay! Cuan diferente sería nuestro mundo si los idealistas supieran ser más prácticos, más honestos y sobre todo más concienzudos. Sobre todo, no seríamos víctimas de una gran guerra en cada nueva generación y la miseria, la ignorancia, la injusticia, las bajezas del alma no reinarían y el mundo no sería tampoco un infierno de MIEDO, de ODIO y de VICIOS. Cada cual viviría de acuerdo con sus mejores aspiraciones y no se contentaría con simplemente glorificar y santificar la Sabiduría del pasado.

Un idealismo tal como el que envuelve el mundo actualmente no merece de ninguna manera ser tomado en serio, ya que no es más que ilusión mal digerida, en fin, un auto-hipnotismo destinado a justificar la ignorancia y las flaquezas de cada cual. Uno se entrega a la cultura y se habla del ideal como los sirvientes hacen habladurías, pero rara vez se piensa tomarlo en serio.

Nos gusta atiborrar la cabeza de lecturas complejas; se acepta de buen grado rellenarse el intelecto con teorías, con múltiples doctrinas y en fin con dogmas de ocasión o de tradiciones caducas. Nos gusta representar (tener) un papel de importancia en el acto preferido de la vida, pero jamás se sueña en convertirnos en los héroes de las circunstancias de la vida, cuando la realidad exige de nosotros pruebas consistentes y creadoras.

Vivimos todavía con la vanidad y el celo irresponsable de los Pantagruel y Sancho Panza. El mundo muere ¡ay! por falta de Profesores de Ideal.

El idealismo por excelencia, es Espiritualidad. Pero si en nuestro mundo de hoy casi no hay verdadero idealismo, ¿cómo pretender que haya verdadera Espiritualidad? Si el idealismo es puro, noble y vigoroso, es decir, preciso, elevado y práctico, él nos eleva por encima de los planos mundanos o incluso terrestres. Entonces, nos encontramos situados sobre los Planos del Espíritu, por encima de los fondos inestables y peligrosos del intelectualismo. El idealismo a secas es vago y vano precisamente porque no es más que un producto del intelecto, un simple razonamiento alucinatorio que se admite o adopta por sentimentalismo o por vanidad. Puede también no ser más que una simple ilusión.

Pero no se alcanza los Planos del Espíritu por medio de la ilusión, por sentimentalismo o por vanidad. Que error creer que se es espiritual, simplemente porque se clasifica uno temporalmente como adepto a tal o cual gran Sabio, Filósofo, Idealista o Reformador religioso. Las almas no son más avanzadas, ni más fuertes, ni más felices porque se vuelven sectarias o adoradoras de un culto o de un gran personaje.

A las almas débiles les gusta engañarse por medio de ilusiones. A menudo recurren también al subterfugio fácil de la vanidad, procurando justificar su ignorancia o esconder su miseria tomando las apariencias que inspira una bella religión o las doctrinas de un magnífico Instructor. En realidad esta forma de Idealismo no aprovecha en nada, ya que el hombre en el fondo continua siendo lo que es, siempre el mismo energúmeno lleno de pasiones, desbordante de orgullo estúpido y de falsedad, y en fin quedando la víctima de todos los vicios posibles.

El verdadero idealismo, el que nos permite superarnos a nosotros mismos, que nos inspira y nos depura, solamente este es constructivo. Nos eleva hacia los estados superiores de Conciencia, hacia las experiencias nobles, incluso divinas, de realizaciones sublimes que hacen la magnificencia del Espíritu. Si las almas selectas supieran esto, tratarían seguramente de satisfacer sus mejores aspiraciones, para encontrar los horizontes superiores elevándose a los verdaderos Planos del Espíritu. Desgraciadamente nadie les dice esto; se prefiere someterlas a pruebas con simbolismo insensatos, con leyendas irracionales o con dogmas a efectos totalitarios, obnubilantes y debilitantes.

Y si el Idealismo está prostituido, rebajado a las condiciones inferiores del hombre, aun cuando se habla de cultura o cuando se pretende hacer civilización, no es menester asombrarse de lo que se puede cometer en nombre de la Espiritualidad. Se hace de ella, naturalmente, una vasta ilusión y asimismo una monstruosa y asquerosa pantomima, mezcla de ritos superfluos y de sensualismo grosero[1]

Sin embargo, la Espiritualidad no tiene nada de común con el antropomorfismo, como tampoco con las ilusiones y alucinaciones del alma inculta, sucia y descarriada. Antes de pretender entregarse a la Espiritualidad, es preciso dominar (amaestrar) el Alma y domar bien al ser humano entero. De otro modo se sufre la influencia de los engañosos reflejos de los abismos infernales[2] de la vida terrestre. Se cree hacer bien y orientarse hacia las alturas, pero en realidad no se hace más que responder a los imperativos “místicos” y “metafísicos” de los múltiples complejos de nuestro psiquismo enfermizo. Se quisiera ser perfecto, pero nos enganchamos (agarramos) las primeras ilusiones que se nos ofrecen, y con el tiempo nos acostumbramos y en fin se desarrolla unos fantasmas, verdaderas alucinaciones. Se cree Divinizado, “Salvado”, cuando en realidad no se está bien domesticado siquiera. Se hacen grandes sueños, pero continuamos sufriendo las miserias que nos acosan y cometiendo errores peores que aquellos que cometen los animales los más inferiores.

Dígase lo que se diga por la defensa de la inteligencia humana y en honor a la civilización que nosotros sufrimos en la hora actual, no vamos a dejarnos embaucar hasta el punto de poder creer ni un instante que el hombre vale tanto como sus ilusiones, o que es la imagen misma de lo que los filósofos y las religiones le enseñan, o más aún, que es el viviente y admirable ejemplo de una inteligencia maravillosa. Ni la Religión ni la Ciencia han vuelto al hombre mejor de lo que eran los pithecanthropus o los homo cavernus. Nuestro famoso homo sapiens no es en realidad más que un vulgar criminal, un charlatán del intelectualismo, un muñeco del idealismo. Él finge creer en todo, pero no es un buen ciudadano más que por accidente o cuando ello le interesa. Incluso no es honesto para consigo mismo más que por interés, y para él la dignidad del hombre no es todavía más que una vaga posibilidad. No tenemos más que analizar bien al homo civicus moderno para darnos cuenta de ello[3]

En vez de Espiritualidad, al hombre le gusta hacer “espiritualismo”. Es bastante diferente. De la misma manera que uno juega con el ideal de una manera muy sentimental, se entrega a prácticas de psiquismo fenoménico o de confuso misticismo para llamar a aquello Espiritualidad[4]

No se piensa naturalmente con los Valores del Espíritu; uno no se cultiva ni se intenta perfeccionar los vehículos del Alma. Muy simplemente, se hace “espiritualismo” como se juega a ser Santo o a ir de compras en el invisible a la manera de Haudini.

Los “médiums” Espiritualistas abundan, e incluso invitan a todo el mundo a informarse sobre los “Espíritus” o hacerse guiar por ellos, de la misma manera que se hace propaganda para un jabón cualquiera o para una nueva marca de salchichón. ¡Se comercializa todo en nuestros días, incluso lo Invisible!

Pero los Salones “bien” abundan, así como las Logias Ocultas o teosóficas donde el ocultismo está de moda, donde se hace “Espiritualismo” como las cocineras les gustan imitar a sus amas. Nadie conoce las más elementales condiciones del invisible, pero se atreve, no obstante, a jugar con las fuerzas desconocidas del hombre y de la naturaleza. Naturalmente no se pensará en lo más mínimo que para elevarse a los Planos del Espíritu, es preciso tener cualidades verdaderamente Espirituales, un mérito que nos coloque por encima de todas las inquietudes y de todos los peligros que nos presenta la vida. Uno no se percata, verdaderamente, de que incluso los Espíritus del Invisible tienen sus leyes Naturales que respetar, y que para manifestarse necesitan vehículos adecuados a sus condiciones supra terrestres, o extra mundanas, o por lo menos supra humanas.

Es el colmo del ridículo querer o pretender tener relaciones con las esferas invisibles del Espíritu cuando ni siquiera se es capaz de comprender bien y de seguir los imperativos del espíritu que se encarna en nosotros mismos. ¿No es absurdo ponerse en el papel de “ayuda” del mundo invisible o como consocio de Dios, cuando ni se es capaz de controlar sus propias pasiones o de liberarse de sus propios vicios? Cuan imbécil es el hombre cuando se obstina en ser más de lo que es. Pascal tenía razón “quien hace el ángel hace la bestia”. ¡Pero quien hace el sabio sin serlo demuestra lo idiota que es!

La sabiduría es el estadio elevado de la conciencia humana dentro de su ímpetu hacia las condiciones superiores de la vida. Para comprender bien esto, hace falta ante todo considerar que el idealismo representa una fuerza superior de concepción y de vida, y que la Espiritualidad es la aplicación de ello, siempre en relación al proceso progresivo de despertar y expansión de la Conciencia, de acuerdo con las realizaciones superiores del Alma humana en sus relaciones con el Universo en general y en sus mejores aspiraciones. Por consiguiente, la Sabiduría se vuelve por sí misma una condición de conciencia superlativa, o si se quiere una dinámica Espiritual del más alto grado de eficacia en lo que concierne a los intereses del Alma humana y las necesidades generales del individuo.

El ideal nos orienta, es cierto, hacia mejores horizontes, pero es sólo cuando está bien concebido y debidamente aplicado, es decir, vivido, que se vuelve práctico y constructivo, ennoblecedor. Entonces, nos volvemos (devenir) Espirituales, en el verdadero sentido de la palabra, es decir en el sentido ideal de la aspiración innata del hombre que ha tomado conciencia de sus potencialidades íntimas. Más tarde, es decir después de las experiencias rehabilitadoras del Ser, bajo el influjo del Espíritu liberado y provisto de una conciencia más amplia (ensanchada) y creadora, podemos decir que nos ponemos a la vela hacia el dominio de la verdadera Sabiduría. La Sabiduría es el sentido superior de la Espiritualidad y del idealismo. Es la coronación de las posibilidades del hombre en su ascensión realizadora de los mejores destinos accesibles.

Tenemos a pecho (queremos vivamente y nos esforzamos con responsabilidad) ofrecer una pragmática profundamente práctica, dando así las bases epistemológicas, pues se juega muy a menudo con las palabras sin comprenderlas bien y sobre todo por simple ociosidad o puramente para satisfacer mejor nuestra ignorante vanidad[5]

Expliquémonos mejor aún: Hay mucho idealismo puro, por ejemplo, en un Gandhi, Víctor Hugo, incluso en los Roosevalt, Staline, Mussolini, Alfred de Musset, Rudyard Kipling, William James, Einstein, Santo Pablo, H.P. Blavatsky, Henry Bergson, el Conde Keyserling, Jame Adams, Bach, Origene, Sun Yat Sen, y Rabindranath Tagore, pero nada absolutamente de verdadera Espiritualidad. Para encontrar Espiritualidad hay que ir a un Francisco de Asís, Hypathia, en fin los Epicteto, Beethoven, Luis de Baviera, Wagner, Genghis Khan,

En cuanto a la Sabiduría, habría que buscarla sólo en los Lao Tseu, Mencius, Quetzalcoatl, Lehengrin, Buda, Padma Sambavah, Bodhidharma, Appolonius de Thyane, Hillel, Serapis y Manes. Nuestra lista es incompleta, por cierto, pero no pretendemos establecer aquí la escala entera de los valores del hombre y del Universo. Nosotros queremos simplemente precisar lo que hemos dicho más arriba a fin de no ser incomprendidos. De todos modos, los nombres citados nos demuestran que existe toda una gama de condiciones en cada plano de conciencia, lo que explica las diferencias de realizaciones e incluso de acción sobre el plano humano o terrestre.

Si se tomase bien conciencia de todo ello en el dominio de la ciencia, así como en el de la Religión, la humanidad tendría ciertamente mucho que ganar, pues entonces habría una verdadera orientación de la vida. Entonces la ciencia se volvería (se convertiría=devenir) un medio de perfeccionamiento del hombre, en lugar de artificializarlo, de esclavizarlo a un maquinismo grosero y de subordinarlo a la magnífica técnica de la destrucción de la vida y de los bienes. La religión también se volvería (devenir) verdaderamente salvadora, pues ella rehabilitaría al hombre íntegramente. En fin si nuestros pandits y “superhombres” del momento tomasen consejo en éste, la política se convertiría en una ciencia de la Paz y del Bienestar del hombre, y en fin en el Palacio de Chaillot tendríamos hoy un espectáculo mucho mejor, en lugar de cargar las pasiones y la imbecilidad humana comercializada e hipostática en nombre de una civilización insensata, viciosa y criminal, daría con unas horas de trabajo la solución a todos los problemas, el remedio a todos los males, el bálsamo para todas las inquietudes, en fin la bendición ideal, espiritual y sabía de la que tanta falta tiene el mundo en esta hora tan trágica y decepcionante.

Pr. Om Cherenzi Lind.

CONCUERDA CON EL TEXTO DEL DOCUMENTO SOMETIDO. Y para que conste y surta los efectos que en derecho convenga libro la presente ACTA de TRADUCCIÓN JURAMENTADA que firmo y sello en Barcelona, a 29 de enero de 1977. – DOY FE.

 

 

 

 

 

[1] Nos enteramos de que se va a fundar pronto en París un “Museo esotérico y un “Yoga de la Alegría”. Es así como se confunden magia, libertinaje y vulgar misticismo de almas descentradas. Hemos tenido recientemente, en Francia, un viviente ejemplo de todo ello con el sonado proceso Ivanoff donde lo sagrado fue presa del ridículo y de las más bajas pasiones. Sin embargo, dígase lo que se diga, las almas impuras y confusas aseguran siempre el éxito del idealismo imaginario.

[2] Infernal significa “inferior”.

[3] Tenemos buenas pruebas de esto en las logias ocultas, las escuelas arcanas y los congresos espiritualistas en los que cuanto más se habla de Fraternidad, más grande es el reino del odio, de la discordia y de las bajas pasiones y cuanto más se habla de Amor y de Caridad, más violentas son las pasiones que actúan, dirigidas por el orgullo y la brutal ignorancia.

[4] Por mucho que esto nos desilusione, tengamos el valor de admitirlo. Es también la razón por la cual nos oponemos personalmente a ser considerados como espiritualistas. Cuando el mundo sea liberado de la feroz crueldad de los misticismos inspirados, así como de la brutalidad innoble de las fuerzas materialistas le quedara todavía la tarea inmensa de liberarse de los feroces espiritualismos y de los ocultismos más o menos realistas, antes de establecer en el mundo un verdadero orden de Paz y de Dignidad humana.

[5] Al igual que a Caton, todos los problemas humanos nos interesan, pero nuestro interés inmediato consiste en resolver los problemas económicos del hombre. Sabemos por experiencia que en tanto el hombre sea víctima de la opresión y de la injusticia de los hombres habrá guerras y la sociedad humana no será más que una inmensa farsa destinada para siempre jamás a acabar trágicamente.

Todo nuestro interés se orienta en realidad en dar al mundo verdaderas soluciones económicas como base de las futuras realizaciones ideales espirituales y sabias.

Véase en nuestro próximo número el trabajo del Pr. Om Cherenzi Lind sobre la GRAN REFORMA ECONÓMICA que se impone en la actualidad y su concepción relativa a las Colonias Cooperativas Agrícolas y los salarios de “Valor Humano” así como la economía a base de la “Vida Pagada”. Este trabajo interesa a todos nuestros economistas modernos y sobre todo a los idealistas que se toman a pecho resolver los problemas económico- sociales del momento.