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VUESTRA ESTATURA MENTAL

Os acordáis de la historia del príncipe jorobado? Se hizo hacer por un escultor una estatua que lo representara con el dorso derecho y las espaldas cuadradas, e hizo poner la estatua en su jardín. Cada día el príncipe se paraba delante de la estatua, y decía: Soy yo como aquél. Y ¡eh aquí! Con el tiempo, se hizo derecho y alto, como la estatua.

    ¿Tenéis una estatua mental que os represente a lo mejor? ¿Os visualizáis como dignos seres humanos llenos de éxito en todo lo que hacéis? ¿Os veis haciendo las cosas que siempre habéis deseado hacer? No lo alcanzaréis sólo soñando o esperando serlo. Hay que tener un plan, una figura, un esquema, una representación completa de lo que aspiramos, para poder aspirar mejor…

    Los pensamientos son fuerzas creadoras. Cada pensamiento es una serie de aportes valiosos en la edificación de la obra que tenemos en perspectiva, en nuestra aspiración. Por esto debemos tener siempre una clara idea o un plan conciso de lo que anhelamos, algo así como la estatua de aquel desdichado príncipe Budhista que conocía el valor del pensamiento y procedió a hacer una estatua de sí mismo pero más perfecta. Tal estatua o “patrón” deberíamos tener todos nosotros para todas las cosas de la vida, tanto para perfeccionarnos a nosotros mismos como en relación con nuestras actividades de la vida diaria. Luego el pensamiento constante hará el milagro de la realización objetiva, ¡pues creará las necesidades! El pensamiento plasma nuestro ser, constantemente, por esto es tan formidable y significativo.

    Que los pensamientos son FUERZAS, O COSAS, en razón de la convertibilidad de ambas según los últimos descubrimientos científicos es un hecho incontrovertible, la telepatía no será tal vez científicamente aceptada, más los hechos hablan por sí, y se imponen. Cuando una persona está atribulada, sentimos en nuestro derredor, “en el aire”, algo que nos afecta. Lo mismo ocurre donde hay una persona muerta. La casa está llena de “pesadumbre”. Y cuando hay una fiesta en algún lugar, se “siente”, aunque no se sepa realmente que hay fiesta. Son los pensamientos que recogemos que nos lo demuestra. De ahí que los pensamientos sean tan peligrosos en ciertas ocasiones. Un mal pensamiento hacia alguien puede provocar accidentes y verdadera “mala suerte”, o embrujamiento, como dicen los ignaros.

    Los buenos pensamientos son siempre edificantes, constructivos. No solamente por lo que comportan en significación espiritual o conceptual, sino por la fuerza que comportan. Todo pensamiento es poderoso. ¡Cuidado! ¡Haga ahora mismo su estatua perfecta tal como quisiera ser, y piense siempre en ella!

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Del libro “EL YO CREADOR”, La Ciencia de la Vida y la Sabiduría Perida. De OMAR LIND CHERENZI.