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LA EDUCACIÓN TRANSPERSONAL
 

Por: María Villegas Robles
Educadora y Abogada
MInistro de Paz y Fraternidad de la Junta de Gobierno de la ALIANZA UNIVERSAL
 

En mis reflexiones en torno al vasto tema de la Educación, me ha causado especial atención el Capítulo IX “Aprender a Aprender” del libro “Aprendizaje: El Nuevo Paradigma” de Marilyn Ferguson, Editado por Kairos, Madrid en 1994. Parto en mis reflexiones del tema: la EDUCACION TRANSPERSONAL planteada como aprendizaje que genera un nuevo paradigma y lo relaciono con mi experiencia docente con jóvenes mujeres, de educación secundaria.

Pienso, que la Educación transpersonal es un experimento pedagógico interesante, porque toma muy en cuenta al estudiante como persona humana en el proceso educativo en tanto que respeta las diferencias individuales, los ritmos en el aprendizaje, las limitaciones, los errores, las dificultades que todos tenemos, para encauzar la educación.

La libertad de expresión de los saberes, la creatividad, la invención, la reinvención, la reconstrucción del pensamiento y del conocimiento son pilares humanos de la educación transpersonal.

Entiendo que el aprendizaje, nuevo paradigma, conceptúa que el educador también es parte en el proceso, también aprende, y aprende a aprender porque es un ser humano que respeta diferencias, escucha, dialoga, orienta a su estudiante y aprende de él. Lo ubica en un plano de igualdad con su discípulo.

La trascendencia es lo más importante e interesante del nuevo paradigma, porque la educación transpersonal guarda distancia con lo simplemente académico e intelectual y toma como eje central al ser humano interiorizándolo en su seidad, en su Libertad, en su saber, en su archivo personal que cual memorias puede manifestar potencialidades, capacidades, fortalezas, debilidades, sentimientos superativos que muchas veces trascienden y superan a sus maestros.

Asumida la educación con esta filosofía didáctica, la práctica es amena, creadora, innovadora, relajante, lúdica, dialógica, experimental, dinámica y en permanente socialización evaluativa, haciéndose más humana cada vez.

La educación transpersonal no solamente se ubica en la escuela, sino que asume la vida como la gran escuela sin muros, en permanente aprendizaje del discípulo, del maestro, de la madre, del padre y de los miembros en general de la sociedad. Es una educación contextualizada, interactuamos socialmente, podemos transformarnos cada uno, todos. No hay contenidos programáticos, rígidos ni únicos, porque esta educación es una dinámica constantemente, como dinámica es la vida misma.

Reflexionamos que todos los hombres y mujeres somos seres trascendentes y que podemos concienciarnos de tal calidad, de manera que en el vínculo con la educación estamos convocados a actuar consecuentemente.  Esta acción trascendente desde la antigüedad ha sido realizada y recomendada por Maestros de sabiduría universal y guías de la humanidad: Lao-Tse, Confucio, Buda, Pitágoras, Sócrates, Moisés, Jesús, y por nuestros Maestros aborígenes americanos con su cultura autóctona.

El fundamento de la Educación transpersonal es científico porque es humano y si es humano es universal.

El diálogo en la educación lo planteó Sócrates con tal sabiduría que facilitaba la reflexión al discípulo. Confucio centró sus enseñanzas en la observancia de la Regla de Oro: no hagas con otro lo que no quieras para ti. Pitágoras, en su escuela ejercitó en el silencio sabio el encuentro consigo mismo, desarrollándose en el discípulo la observación, la escucha, la atención, la concentración, el autocontrol, la meditación y la acción de la sabiduría inmanente en cada uno. Jesús de Nazaret, el hombre estelar sin dejar de ser humano, el maestro de la compasión, todavía en el tiempo tiene vigencia entre las personas honestas, no precisamente fanáticas, ni dogmáticas, porque enseñó con el ejemplo de su amor.

Pienso que la filosofía, la pedagogía y metodología de la educación transpersonal son válidas. Muy espontánea y experimentalmente la he realizado con mis jóvenes estudiantes, y últimamente más decantado tenemos el aprendizaje.  Poseemos pruebas y muestras de un quehacer creativo e innovador que ha roto con los parámetros tradicionales, facilistas,  autoritaristas y cerrados.  Por otra parte, hemos tenido detractores entre los profesores compañeros de labores que no comparten tal aprendizaje porque rompe con la rigidez disciplinaria, la frialdad en el tratamiento, el quietismo y la conformidad ante las voces condenatorias y eruditas de los profesores.

Con mis estudiantes comparto el diario aprendizaje, les expreso el afecto fraterno y la preocupación por nuestras dificultades y limitaciones humanas; entendemos el error como aprendizaje para la reconstrucción del conocimiento, hacemos exigencias frente a las responsabilidades que corresponden a la práctica social, al ejercicio académico y a la superación íntima trascendente que forja la seidad espiritual que es la Verdad, que es la Vida, que es la Realidad del ser como ciudadanos naturales del universo.

Aquí expreso, que comparto el pensamiento de Platón: "somos dioses y lo hemos olvidado", porque tengo la convicción de que todos tenemos las potencialidades y el poder para aprender, para educarnos dinámicamente, con voluntad, entusiasmo, confianza en todo cuanto creamos.